Refundarla para transformarla. FUBA: fracasó una política aparatista y vaciada de participación

El 12 de mayo pasado, decenas de miles de estudiantes coparon las calles de Buenos Aires como no se veía desde hace más de una década. Se logró derrotar parcialmente la política de ajuste y la relación de fuerzas favoreció al movimiento educativo. El congreso -que no fue- de la FUBA estuvo ajeno por completo a este proceso bisagra. Rosca y maniobras de cúpula, de espaldas al estudiantado. Hay que barajar y dar de nuevo.

Sin embargo, el último intento de hacer sesionar el congreso de FUBA no se planteó canalizar ninguno de estos debates sino que por el contrario, se centró en una rosca totalmente alejada de los estudiantes cuyo único eje fue la cuestión de la dirección de la federación. La FUBA es la federación estudiantil más grande de Latinoamérica y haberla recuperado de manos de la Franja Morada por un conjunto de agrupaciones de izquierda e independientes al calor del Argentinazo del 2001 significó un salto cualitativo en la disputa por la conducción del movimiento estudiantil. Junto a otras federaciones recuperadas, se protagonizó en esos años la lucha por más presupuesto y por la democratización de la universidad pero también de sus organizaciones gremiales. Así, se fue ganando presencia en las facultades e impulsando el avance en varios Centros de Estudiantes en la UBA. Los primeros congresos de esta FUBA recuperada se fueron transformando en una referencia para el debate no solo del movimiento estudiantil sino también de un conjunto de movimientos sociales y fuerzas políticas aliadas. Pero desde hace ya casi una década se viene produciendo un proceso de vaciamiento de la participación, transformándola en una cáscara vacía que a lo sumo aparece como un sello más de referencia de las agrupaciones que la “conducen”.

PO y Patria Grande: una política de vaciamiento ajena al movimiento estudiantil

En todos esos años, se fue imponiendo una orientación que solo se dirigió a los sectores más activos del movimiento estudiantil pero se demostró incapaz de organizarlos. A la vez que no se tuvo ninguna política para contener a las capas más amplias del estudiantado, que en una década de pasividad fueron tributando al posibilismo kirchnerista o fortaleciendo con su voto nuevamente a las corrientes reformistas, particularmente a Franja Morada (hoy Nuevo Espacio) en la UBA. Esto hizo que se retrocediera en la conducción de los propios Centros de Estudiantes a manos de estas corrientes y que hoy Franja Morada se encuentre ya en condiciones de volver a controlar la FUBA. La conducción de la FUBA, el PO y Patria Grande, vienen reproduciendo congreso tras congreso la misma lógica: ausencia de manifiestos previos de las distintas organizaciones, convocatorias de apuro, formales, paneles de debates cerrados a referentes de las fuerzas de la Junta Ejecutiva, comisiones vaciadas de estudiantes, plenarios generales con formato de actos callejeros en los que ni los que leen las mociones saben que se está votando si es que alguien lo está haciendo. Toda una puesta en escena absolutamente formal que encubre el verdadero congreso que se realiza puertas adentro entre los dirigentes de las organizaciones que rosquean buscando acuerdos con el único fin de asegurarse seguir gerenciando ese statu quo, de visibilización y aparato de rentados en fotocopiadoras.

FUBA 2016 o la crónica de un fracaso anunciado

Este último congreso no fue la excepción y volvió a fracasar por tercer año consecutivo por falta de quórum. Precisamente no dar quórum, es el mecanismo formal al que viene apelando la conducción, con acuerdo del kirchnerismo para evitar que la Franja Morada gane. Es decir, maniobras de aparato en lugar de políticas unitarias tendientes a recuperar la participación estudiantil y volver a hacer retroceder a la Franja y a toda la derecha en las facultades. Además este congreso significó la implosión definitiva del frente que conduce la federación, del que ya se fueron alejando varias agrupaciones en estos años. Es que el PO y Patria Grande llegaron al mismo con propuestas de conducción diametralmente opuestas. Para PG, la forma de ganarle a la Franja era cambiando por completo el perfil de la conducción subiendo directamente al kirchnerismo a la presidencia, algo que ni las propias agrupaciones K finalmente planteaban. El PO apostó todo a una campaña de acusaciones de supuestos pactos de los K con el Rectorado radical para forzar al espacio kirchnerista a que no diera quórum, es decir: la salida para PO es sostenerse con trapisondas de cúpula. Lamentable. Es retener el aparato a como dé lugar, aunque la deslegitimación de la FUBA sea tal que la mayoría del estudiantado ni siquiera sabe que existe.

El desafío de reorientar completamente la FUBA

Para superar esta situación de crisis actual, de parálisis, de impotencia política, es clave refundar y reorientar la FUBA. En principio, hay que arrancar por abandonar el curso de autopreservación aparatista tanto de PO como de PG y poner en debate en las aulas, pasillos y asambleas plurales, la necesidad de darle un nuevo rumbo a las herramientas gremiales del movimiento estudiantil para enfrentar una nueva etapa de ataques sistemáticos contra la educación pública encabezados por el PRO-Cambiemos. Es crucial impulsar un proceso profundo de democratización gremial en cada facultad y CBC, a partir de asumir el cuadro presente. Para eso, se impone un nuevo esquema de alianzas, a partir de un reagrupamiento programático que coloque esta valoración en el centro del debate. Sin este balance es imposible encarar otra perspectiva y volver a recuperar una FUBA del conjunto de la base estudiantil. En definitiva, la tarea es refundacional. Nuestra Juventud Socialista en cada facultad y CBC donde actúa, se propone impulsar este debate de cara al activismo y el conjunto del estudiantado.

Congreso de la FUA: un salto en la descomposición

El sábado 25 de junio se realizó en Rosario el 29º Congreso de la FUA. Pasará a la historia como el más alejado del movimiento estudiantil. Montado sobre un descomunal fraude con la acreditación de los delegados de todo el país, se proclamó como un trámite formal la continuidad de la Franja Morada al frente de la federación y a la JUP-PJ en la Secretaría General. Sin comisiones de ningún tipo, con puro aparato, así se consumó otra edición de esta pantomima llamada “congreso” de la Federación Universitaria Argentina. Pero lo más llamativo -y grave- fue la profunda adaptación de la mayoría de las organizaciones de izquierda legitimando esta práctica que refleja una cada vez mayor descomposición de esta superestructura burocrática y vacía. La posibilidad de cambiar esta lógica, radica en un nuevo ascenso estudiantil que barra con toda la burocracia morada-pejotista y a la vez, con el desarrollo de una nueva cultura política en la izquierda que recupere las mejores tradicionales de combate a la adaptación aparatista. Este es nuestro punto de vista y programa.

Fernando Villoslada