Los desafíos de la juventud 2017. Que se den cuenta que estamos cerca

Pasado y presente de un actor social clave, decisivo. La juventud en una nueva etapa histórica. El siglo XX. Actualidad internacional de un motor de los procesos de cambio social. Programa y organización. Alianza estratégica con la clase obrera. Lucha de idea. Lucha de clases. Militancia y partido revolucionario.

La juventud durante todo el siglo XX fue protagonista de enormes luchas y de revoluciones. Los jóvenes militantes bolcheviques surgidos del estudiantado antizarista fueron agitadores clave en 1905 y 1917. Destacados constructores del partido de Lenin. Pero todo ese siglo estuvo atravesado de intervención juvenil en las revoluciones de China, o en Cuba donde el grueso de la dirección encabezada por Fidel y el Che eran jóvenes. Hubo jóvenes que fueron vanguardia tanto en el pueblo de Vietnam como en el movimiento de masas contra esa guerra imperialista en el propio corazón de EEUU a finales de los 60. En simultáneo la crisis del estalinismo se expresaba en las rebeliones antiburocráticas de Alemania Oriental en 1953, Hungría 1956 y en la Primavera de Praga del 68. Todas tuvieron destaque en la juventud trabajadora y el movimiento estudiantil, cuestionando el régimen de partido único del PC. Todas fueron aplastadas por el Ejército Rojo del Kremlin. Ese mismo período estuvo signado por el Mayo Francés del 68 y todos los “azos” en nuestro país: Cordobazo, Rosariazo, Tucumanazo, que materializaron un fenómeno novedoso: la unidad obrero-estudiantil para enfrentar los gobiernos capitalistas y las dictaduras. Como actor emergente, la juventud que no es una clase social, sí apareció como un factor dinámico de los procesos políticos del período.

Reforma del 18: de bandera la ilusión

La juventud estudiantil está asociada a la masificación de la educación secundaria y la gestación de las universidades multitudinarias del siglo pasado. La necesidad capitalista de la escolarización masiva para calificar fuerza de trabajo hizo nacer esta moderna criatura: el estudiantado.
La lucha en la Universidad de Córdoba contra la lógica de élite, el sometimiento curricular a lo más retardatario de los prejuicios burgueses y clericales, marcó una bisagra y se proyectó a escala continental en 1918. Se desenvolvió un movimiento latinoamericano por la gratuidad, laicidad y democratización de la vida universitaria. Ese proceso no terminó de completarse y hubo marchas y contramarchas. Todavía hoy casi 100 años después, hay lucha política por esa misma agenda en Universidades como la de La Rioja donde la casta que administra la UNLAR se intentó reacomodar para no ceder poder material y político en esa institución. Sin embargo, el movimiento estudiantil interviene, se organiza, experimenta y nunca deja de pelear. Eso es lo definitorio como condición necesaria, aunque no suficiente. Desde la década del 70 la orientación capitalista supone achicar la educación pública y desmantelar la universidad masiva con ingreso irrestricto defendida por generaciones. Nunca pudo completar esa tarea, aunque avanzó en forma profunda en su degradación y vaciamiento.

Si no nos dejan soñar, no los dejaremos dormir

A pesar de todo eso y las luchas en las cuales sobresalió, los proyectos que terminaron siendo hegemónicos en su influencia política llevaron al fracaso a generaciones enteras de jóvenes, trabajadores y estudiantes. El estalinismo, la guerrilla, los nacionalismos burgueses. Todos terminaron mal. Con una excepción: la Revolución Rusa con Lenin y Trotsky que tuvo una vanguardia enorme de juventud que contribuyó a la revolución y a lo más importante: a la construcción del extraordinario partido bolchevique. Después de la II° Guerra, será un grupo de jóvenes también los que reagrupen el trotskismo para darle continuidad al programa revolucionario.
En la actualidad, desde que se desató la crisis sistémica del 2008, la juventud entró muy fuerte y como siempre que hay períodos así la juventud es el síntoma social de las contradicciones y en su radicalización política anticipa fenómenos. Los indignados en Europa, la juventud que alimentó por la base el fenómeno Sanders, la juventud revolucionaria del Magreb. Y en nuestro continente la juventud de Chile, México, Colombia, en Brasil con las jornadas de junio de 2013, en Paraguay y el ascenso fenomenal de la juventud universitaria y secundaria que ocupa establecimientos y exige presupuesto y democracia. Es decir: hay un nuevo protagonismo de la juventud en el mundo, en esta etapa, en este período de aguda polarización. La clave pasa por definir quien gana hegemonía política en la vanguardia juvenil, que orientación política se termina imponiendo. Nosotros tenemos un planteo para esa disputa.

Contra todo posibilismo reformista, contra todo sectarismo divisionista

Por estos días se están cumpliendo 15 años del Argentinazo. Ese 2001 de revolución democrática tuvo en los jóvenes una extendida vanguardia movilizada. La izquierda no fue capaz de dar respuesta a la oportunidad, Luis Zamora devenido autonomista defeccionó y la burguesía encontró en el kirchnerismo un vehículo para su propia recomposición parcial. Sin embargo, montado en un polvorín, el kirchnerismo y su ideología de “izquierda posible” no logró modificar las relaciones de fuerza aunque anestesió el potencial rebelde surgido de la crisis del bipartidismo y el capitalismo de Argentina. Ese proyecto perdió el gobierno y la capacidad de ser mayoría en la juventud.
Hoy el gobierno de Macri actúa como enemigo de la juventud en la medida en que expresa la estrategia de normalizar un capitalismo que precariza, criminaliza e intenta domesticar a los jóvenes. Por eso lo más dinámico de la juventud odia al PRO, su clericalismo y esencia reaccionaria. Nuestra propuesta es contribuir con una potente juventud militante, anticapitalista, feminista, pro-obrera, ecosocialista e internacionalista a desarrollar un nuevo proyecto político en la izquierda revolucionaria. Obviamente que combata toda forma de posibilismo reformista, pero a la vez que supere el inmovilismo sectario del FIT que da margen a la derecha y no suma en la disputa por una izquierda con vocación de mayoría. Nosotrxs tenemos banderas que defiende nuestra juventud:

Trabajo genuino, no precarizado

  • La educación como derecho social. Desmercantilizar, eliminar subsidios a las privadas. Democratizar con co-gobierno con mayoría estudiantil
  • Todas las libertades para la juventud que trabaja, estudia y decide ser lo que quiera. Por la despenalización de la marihuana, del aborto y contra la persecución al colectivo LGTBIQ
  • Por la unidad estratégica de los trabajadores y el movimiento estudiantil, por la construcción de una fuerza revolucionaria para dar vuelta todo

En ese camino militamos todos los días construyendo el MST en universidades, colegios y barrios. Es un momento definitorio de disputa contra la ofensiva capitalista del PRO y el vacío a izquierda que existe. En política los vacíos se ocupan. Ellos o nosotros. Ahora impulsamos con fuerza el frente político que acabamos de formar con el Nuevo MAS, la Izquierda al Frente. La juventud tiene que ser vanguardia es multiplicar esta ideas, esta orientación. Es urgente dar el paso y militar por otro rumbo anticapitalista y socialista.

Mariano Rosa