CONICET Coyuntura y perspectiva del modelo de desarrollo y ciencia

La lucha del CONICET planteó un aspecto emergente, los puestos de trabajo y el ajuste PRO. Pero también otra arista estratégica que hace al entramado de relaciones entre el modelo científico, desarrollo y derivas. En los próximos días hay un plenario nacional de investigadores y posibles audiencias con responsables ministeriales. Nuestro aporte.

Hubo mucho debate. Polémicas intensas, profundas. No es para menos, ya que varios aspectos concomitantes coincidieron. Para nosotros, como ya fuimos delineando en otros artículos, las cuestiones combinadas del conflicto de Ciencia y Técnica fueron por lo menos dos: por un lado, el ajuste económico macrista y los despidos, su efecto social concreto, inmediato. Y por otro, vinculado a lo anterior, el proyecto estratégico de Cambiemos orientado a desmantelar todo vestigio de investigación independiente estatal y aa transformar el CONICET en una especie de consultoría con fondos públicos para las corporaciones hegemónicas. Desagregar del análisis un tema del otro o no tiene como consecuencia en política, en táctica y estrategia dos orientaciones distintas. El final de la etapa 2016 de esta confrontación entre investigadores y becarios con el gobierno nacional estuvo atravesado por esas dos posiciones distintas. De un lado, un bloque objetivo entre el Partido Obrero y las agrupaciones del kirchnerismo del CONICET y de ATE-CABA. Del otro lado, un sector importante del activo en CABA y la mayoría de las delegaciones del interior del país. Este sábado 4 de febrero, otra vez, se reabre la discusión.

De restauraciones y sindicalismo reformista: la estrategia en disputa

Las agrupaciones kirchneristas que intervinieron en el proceso trazaron un rumbo: primero denuncia general al neoliberalismo macrista y , segundo, desconfianza en las fuerzas del movimiento. Por eso, en el arranque dividieron y no se jugaron por la unidad de acción. Finalmente, empujados por la fuerza del proceso insistieron en plantear su perspectiva: el retorno, la restauración de la política científica del gobierno K que defienden como desarrollista, independiente y a favor de lo público. Nuestra impugnación a este enfoque no tiene matices: el gobierno anterior desvinculó completamente la investigación del modelo de desarrollo nacional. De hecho, más allá de las muchas iniciativas positivas de equipos de investigación y proyectos independientes, Argentina consolidó un curso dependiente y extranjerizado como pocas veces en su historia en materia económica. Es decir: la investigación no impidió la orientación reprimarizadora del país con Monsanto, Barrick y Chevron. El PO por su parte, que impulsó inicialmente la movilización, nunca discutió seriamente como objetivo impedir el debilitamiento del CONICET, el inicio de su desmantelamiento. Se concentró en el objetivo inmediato, económico, sindical de “los puestos de trabajo”, desvinculando esa tarea obvia del proceso global de defensa de un sistema de investigación estatal, con presupuesto e incentivo a la carrera profesional. Esa posición explica su maniobra burocrática final de encabezar en CABA el desconocimiento de los mandatos de las delegaciones en lucha del interior del país que rechazaban el acuerdo.

Se juega mucho más que 508 puestos de trabajo

Limitar el debate al plano económico de los despidos es desconocer que el macrismo accedió -forzado por la lucha nacional- a una negociación que incluye “gastar” el presupuesto de un año en salarios para 508 investigadores, pero a cambio de lograr un punto importante de su programa: limitar progresivamente los ingresos a CONICET como parte de su reestructuración y vaciamiento. Nuestra visión es que hay que retomar el camino de pelear por el ingreso al sistema científico de todos los investigadores habilitados. En esto polemizamos abiertamente con la conducción mayoritaria de ATE-CABA orientada por el kirchnerismo y el PO. Garantizar los puestos de trabajo sí, pero en el CONICET. Y en ese camino, discutir la necesidad de un sistema de investigación público con más presupuesto y enfocado a contribuir a un modelo de desarrollo nacional sin agronegocio -sino con soberanía alimentaria y agroecología-; sin megaminería -sino con reconversión energética basada en limpias y renovables; sin fracking -despetrolando; con otra matriz para las ciencias sociales, con una mirada transformadora, totalizante y despojada de posmodernidad fragmentaria. En síntesis: un sistema científico consustanciado con una estrategia de país emancipado de corporaciones y colonialidad ideológica. Son debates pertinentes en esta etapa y profundamente políticos.

Mariano Rosa