Ni entrega de los cielos, ni vaciamiento de Aerolíneas Argentinas

La concesión de rutas aéreas en cielos Argentinos va camino a ser un nuevo escándalo por negociados a favor de Macri y sus amigos. El gobierno tiene muchos problemas en todos los terrenos, situación que se repite en los cielos. Son cinco las empresas que buscan operar en el país: American Jet, Alas del Sur, Avian Líneas Aéreas, Fly Bondi y Andes (que no es Low Cost).
Los gremios aeronáuticos ya expresaron sus cuestionamientos, al igual que distintos sectores políticos a lo que ahora se sumaron dos denuncias penales por conflicto de intereses que involucran a Avian Líneas Aéreas (Avianca) que recientemente compró a MacAir Jet SA que pertenece al Grupo Macri.
Con esta compra el gerente del grupo Socma Carlos Colunga asumió como CEO de Avian. Sin embargo, la Junta Asesora de Transporte Aéreo (JATA) ya emitió dictámenes técnicos con cero cuestionamiento a Avian. Así en el Correo como en el cielo, hacen cualquier cosa para favorecer los negociados de la familia Macri.
La otra empresa cuestionada por estar flojita de papeles es Fly Bondi, de la cual se sospecha vinculada al subjefe de Gabinete Mario Quintana.

La Audiencia Pública trucha

El proceso adjudicatario comenzó el martes 27 de diciembre del 2016, en el Teatro de la Rivera, se realizó la Audiencia Pública convocada por la Administración Nacional de Aviación Civil, para la concesión de rutas aéreas de cabotaje e internacionales. Fue un evento montado para intentar justificar la entrega a empresas de aviación privadas.
Como en otras ocasiones en que se tocan temas importantes con participación abierta, la Audiencia no fue vinculante, es decir que su resultado no resultó definitorio para la toma de decisiones.
Para tomar un ejemplo del manejo con las empresas, a Fly Bondi que quiere operar como Low Cost en 99 rutas, el gobierno sólo le pidió un aval irrisorio de 6.000 dólares. Se trata de un gran negociado.
La modalidad Low cost, que implica vuelos, no es de lo más confiable. Se trata de vuelos precarizados, sin el mantenimiento necesario ni una adecuada inversión en seguridad, ya que tienen como objetivo central facturar. Basta el ejemplo de lo que sucedió con Lamia, en la que se trasladaba el Chapecoense, para señalar de qué estamos hablando: murieron 75 personas porque quisieron ahorrar en combustible y volaban con fallas eléctricas.
Hay muchos ejemplos de empresas aéreas que funcionan mal, como LAN Argentina que: cerró sectores, despidió, no cubre la demanda que explota en Aeroparque, no da abasto con la tripulación y no hay recambio debido a que no toma personal.
Lo que se presenta como bajo costo no es tan así: cobran la segunda valija, diferencian el precio del asiento por su ubicación y precarizan el servicio realizando vuelos más frecuentes, todo a costa de aumentar las ganancias con un servicio que pone en riesgo la vida.
El gobierno va a entregar las rutas a empresas amigas del poder que funcionarán con el criterio de la ganancia, en lugar de invertir en fortalecer Aerolíneas Argentinas, como una empresa del Estado eficiente, segura, de bajo costo y generadora de trabajo.
Aunque Guillermo Dietrich diga que la apertura traerá más trabajo, lo cierto es que recae sobre Aerolíneas Argentinas la amenaza de despidos y de seguirla hundiendo al competir con otras empresas. Esto es lo que olfatean los trabajadores que asistieron a la Audiencia, más allá de sus dirigentes sindicales que están por detrás de encabezar una fuerte resistencia al proyecto de Macri que es entregar los cielos del país.
Cubrir trayectos que unifiquen al país no puede ser un negocio, debe ser un servicio a la población.
Desde Menem hasta hoy, podemos hacer un balance del rol jugado por las empresas privadas en todos los ámbitos. Es un balance lapidario: se llenaron de plata que mandaron al exterior, no invirtieron nada, ni en infraestructura ni en servicios y brindaron un servicio malo. Las empresas privatizadas fueron un fracaso.

Reestatizar bajo control social

Las rutas aéreas no deben ser entregadas al mejor postor, por eso todo este negociado espurio debe ser anulado. Cubrir los cielos con una aerolínea de bandera es parte de defender la soberanía nacional. Y las empresas que fueron privatizadas deben ser íntegramente reestatizadas, funcionando con tarifas accesibles, bajo el criterio de brindar un servicio esencial, bajo control de sus propios trabajadores.
Desde ya las centrales sindicales y los gremios tienen que ponerse a la cabeza de la defensa de los trabajadores de Aerolíneas Argentinas y de los cielos del país. Nosotros vamos a estar al lado de las luchas y defender los derechos de los trabajadores sean de la empresa que sean. Tenemos que responder fuerte y unitariamente a los ataques de Macri, ya que defender la soberanía es una causa popular que excede a los gremios.