Compañero Gustavo Zampicchiatti, presente!

Se acerca un nuevo 24 de Marzo. Mauricio Macri y sus funcionarios cuestionan a los 30.000 desaparecidos, niegan el terrorismo de Estado y buscan una reconciliación con los genocidas. En el recuerdo de “Zampi”, homenajeamos al centenar de compañeros desaparecidos de nuestro querido PST, a los cerca de 400 desaparecidos de la diversidad sexual y a los 30.000 que la derecha pretende negar.

Joven militante del Partido Socialista de los Trabajadores (PST) y a la vez activista del Frente de Liberación Homosexual (FLH), nuestro compañero “Zampi” fue secuestrado por un grupo de efectivos de la Policía Federal al mediodía del sábado 7 de mayo de 1977, durante la última dictadura militar, al salir de la Facultad de Psicología de la UBA, en el barrio porteño de Balvanera[1].

En aquel momento, Gustavo tenía 20 años. Lo detuvieron junto a otros dos estudiantes: Marcelo Eggers y María Susana “Mecha” Ursi, ambos de la Juventud Universitaria Peronista (JUP), agrupación que era parte de la estructura de Montoneros. En algún archivo Zampi aparece identificado como miembro de la JUP, pero es una confusión producto de aquella detención conjunta: era “trosko” del PST.

Gracias al trabajo del Equipo Argentino de Antropología Forense, en 1996 se supo que los tres militantes habían sido llevados al centro clandestino de detención y tortura “Club Atlético”[2], que manejaba la Federal y dependía del Primer Cuerpo de Ejército.

Un pibe de barrio

Gustavo Alfredo Zampicchiatti Manfre había nacido el 26 de marzo de 1957 en Quilmes, provincia de Buenos Aires. De chico vivía con su familia en la calle Moreno 981. En tierra quilmeña hizo la primaria y también la secundaria, en el Comercial Nº 1, turno mañana.

 

Su amigo, compañero de colegio y luego de militancia, Eduardo “Lito” Mancini, recuerda anécdotas de 2º año 6ª división: “Por las tardes-noches, billar y copas en el Bariloche de la calle Mitre. Los sábados a la noche, algún baile en Elsieland, Kao Kao, Ducilo…” Y también de 3º 1ª: primeras salidas mixtas, chicos y chicas: caminatas por la peatonal Rivadavia, algún whisky en la confitería Zas, unas pizzas en Oriente, entrar de colados en los cumpleaños de quince, día de la primavera en el Parque Pereyra…”[3]

Zampi estudiaba guitarra eléctrica -tenía una Faim- y tocaba en un grupo de rock con compañeros de curso. Loco por los long play, se copaba escuchando al “Flaco” Spinetta, Vox Dei, Pappo y Los Beatles. También le gustaba el fútbol: hincha de Independiente, iba a ver las prácticas del equipo de Quilmes en el viejo estadio y de vez en cuando jugaba algún “picado” en el club Siete Estrellas.

Militancia “troska”

Como miles de jóvenes en los años ’70, con inquietudes sobre todo lo que ocurría a su alrededor y ganas de cambiar el país y el mundo, en febrero de 1973 Zampi empezó a militar en la Juventud Socialista del PST, partido antecesor de nuestro actual MST-Nueva Izquierda. Entonces tenía 16 años.

Además de formar el centro de estudiantes en su colegio, Gustavo militó en la campaña contra el golpe militar de Pinochet en Chile y en la campaña electoral del PST para las presidenciales del ’73.

Participaba de los volanteos y la venta del periódico del partido, Avanzada Socialista, en el barrio 25 de Mayo, cerca de la rotonda de Pasco, en Bernal Oeste. Junto a otros compañeros también piqueteaba el Avanzada en el frigorífico Penta, la cristalería Cattorini y otras fábricas de la zona. Las reuniones partidarias se realizaban en el local de la calle Garibaldi, todas las semanas. Allí Zampi se nutrió de nuevas ideas, de lucha obrera y liberación de la mujer, de trotskismo y revolución, a través del periódico y la revista juvenil La Chispa.

Desde 1974 el PST sufrió el asesinato de varios militantes a manos de la Triple A, banda terrorista de ultraderecha amparada por el gobierno del general Perón, su esposa Isabel y el siniestro López Rega. Desde el ’75, meses antes del golpe militar, el partido tomó medidas de resguardo. A partir de marzo del ’76 siguió activando en la clandestinidad hasta la caída de la dictadura.

 

Militancia LGBT

En esos tiempos Gustavo vivía en Buenos Aires, estudiaba Psicología y trabajaba en esa misma Facultad, en Avenida Independencia al 3.000. Siempre inquieto, fotocopiaba textos interesantes y los repartía a sus compañeros.

El PST fue vanguardia en cuanto a la defensa de los derechos de las mujeres y la comunidad LGBT. Así lo señala Guillermo García, militante del PST y el MST, en un reportaje de Página 12 en donde también recuerda a Gustavo: “Él tenía una militancia dentro del FLH y me acercaba los folletos… Nuestro partido, programáticamente en las elecciones del ’73, tenía entre sus demandas la liberación de las mujeres y también, como puntos en contra, la represión de la diversidad sexual y por la libertad sexual. Esto era algo absolutamente chocante, nos chicaneaban en la facultad por levantar estas consignas.”[4]

Zampi se interesaba en los temas de la sexualidad. En 1976 se vinculó a estudiantes de Don Bosco, de izquierda independiente, que tenían un grupo de estudio sobre La lucha sexual de los jóvenes y La función del orgasmo, libros del psicólogo marxista alemán Wilhelm Reich. Y en su facultad integró otro grupo de estudio, con Juan Jorge Michel Fariña y otro compañero, sobre El Anti-Edipo. Capitalismo y esquizofrenia, de Gilles Deleuze y Félix Guattari. A la par de difundir el periódico del PST, Gustavo también repartía las publicaciones del Frente de Liberación Homosexual: sus volantes, la revista Somos y el manifiesto Sexo y Revolución.

Cuando en 1989 le preguntan a Néstor Perlongher, uno de los fundadores del FLH, a quién “resucitaría”, entre otros nombra a “un amiguito trotsko-gay, el Zampi, que sucumbió en las listas de desaparecidos”[5]

 

Presente, ahora y siempre!

En la esquina de Independencia y Urquiza, frente al bar Buenos Aires, a media cuadra de la sede de Psicología, el 3 de mayo de 2008 se colocó una baldosa con los nombres de Zampicchiatti, Ursi y Engers.

En ese evento estuvo presente María “Mary” Manfre, la mamá de Zampi, que a partir del secuestro de su hijo se convirtió en una destacada activista de las Madres de Plaza de Mayo. Abrazándola, Fariña señaló que en homenaje a Gustavo y a Mateo les dedicó el primer libro de la Cátedra Ética y Derechos Humanos de la facultad.

Hoy seguimos recordando a Zampi como lo que fue: un militante por la revolución socialista y a la vez, como parte inseparable de ella, un militante por los derechos de la diversidad sexual. Es uno de nuestros cien compañeros y compañeras del PST que cayeron bajo el terrorismo de Estado. Y uno de los más de 400 compañeros y compañeras LGBT detenidos-desparecidos, en el marco de los queridos 30.000 que se llevó la última dictadura militar. Reivindicamos su compromiso y su lucha, que siguen manteniendo tanta o más vigencia que en aquellos tiempos.

Pablo Vasco,

Libre Diversidad-MST

 

Epígrafes:

  1. La casa de Quilmes.
  2. Gustavo, en la secundaria.
  3. En la playa, moldeando la “JS”.
  4. Un acto del PST.
  5. Publicación juvenil del PST.
  6. Pintada de campaña electoral.
  7. De la revista Somos.
  8. La baldosa recordatoria.
  9. María y Fariña.

[1] Registro CONADEP 5480, Legajo Nº 4044 (Contador Nº 4093), DNI 12.913.194.

[2] El “Atlético” funcionó en el sótano de una repartición policial, en Paseo Colón y San Juan, demolida a fines de 1977 para construir la autopista 25 de Mayo.

[3] http://propuesta77.blogspot.com.ar/

[4] Suplemento Soy, 28/3/14.

[5] Revista Babel Nº 9, junio 1989.