“Francia Insumisa” y el trabajo precario

Entre escándalos de corrupción, el 23 de abril en Francia se vota a presidente. Entre 11 candidatos, hay dos de izquierda y un ecologista. Primeros aparecen Macron y Le Pen, de centroderecha y derecha. Ante la debacle del PS gobernante surgen ilusiones en Mélenchon, líder de Francia Insumisa. Nuestro grupo hermano francés, La Comuna, desnuda el verdadero rol de ese centroizquierdista.

¿Es mucho pedir el exigir un verdadero trabajo y un verdadero salario para todos y, por ende, la abolición del trabajo precario? FI no se lo pregunta. Su programa se jacta de erradicar el trabajo precario. ¡Muy bien! Por desgracia, el contenido bajo ese embalaje no corresponde a tan bella etiqueta. En efecto, las medidas de FI plantean una “buena” precarización, “buenas misiones” y un “buen” servicio nacional obligatorio.
El contrato de duración indeterminada (CDI) debe ser la “norma”, dice FI. Pero eso no le impide proponer “una cuota máxima de contratos precarios del 10% en las pymes y del 5% en las grandes empresas”. Eso no erradica, sino que perpetúa el trabajo precario en todas sus formas. Es sólo un anticipo de las ideas de Mélenchon.

Trabajo genuino, no “misiones”

Sembrando el camino del infierno de las intenciones más insumisas del mundo, FI plantea un “derecho oponible al empleo” para los desocupados de larga data. Veamos: el Estado deberá, “en última instancia, proponerle al desocupado un empleo a tono con su calificación, en una tarea de interés general… Si el Estado no lo puede garantizar, el subsidio al desempleo sigue hasta que tal empleo sea propuesto” ¿Cómo se entiende?
Un desocupado deberá aceptar una tarea, temporal por definición, por ejemplo en el Estado. Sabemos lo que eso significa en la vida real: cuando se suprimen puestos, empresas como los ferrocarriles traspasan esas tareas a “transitorios” flexibilizados a voluntad. Eso son las “misiones”: una máquina de rechazar empleos reales y de generar trabajo a migajas, sobre todo polifuncional. Desde ya, FI no dice qué le pasa a un desocupado “insumiso” que rechace ese tipo de misiones. ¡El despido!

Es su naturaleza

“El futuro en común” que FI dibuja para la juventud es un infierno. Propone “reemplazar los ‘empleos a futuro’ por un ‘contrato joven’ de cinco años en el sector comunitario y público, que daría derecho a una formación temporal o una preparación para los concursos de la administración pública”.
Es su naturaleza. Mélenchon no rompió en nada con su pasado como ministro de Jospin, cuando alentó la ilusión de la pasantía escuela-empresa y fue todo en beneficio de las patronales.
El CDI no es “la norma” para los jóvenes, que deberán asumir tareas transitorias. Esto será funcional a la supresión de puestos estatutarios, al haber “misiones” y “contratos-jóvenes” para paliarla. El derecho a un trabajo genuino para los jóvenes, con CDI, es pisoteado salvajemente por FI.

Insumisos a reclutar

Para los jóvenes hay también un aspecto de reclutamiento. FI quiere “crear un servicio ciudadano obligatorio… de nueve meses, con una formación militar inicial y derecho a la objeción de conciencia. Pagado al salario mínimo. Dirigido a tareas de interés común: emergencias, bomberos, seguridad pública, defensa, seguridad civil, protección y reparación ambiental, apoyo a asociaciones comunitarias. Incluiría un chequeo de salud, un examen de escritura, lectura y cálculo con eventual nivelación, capacitación gratuita para manejar y carnet”.
Nueve meses de servicio, pues. Con tareas comunitarias, como el cuidado ambiental basado en oficios ligados a la arquitectura paisajista y al mantenimiento de espacios verdes y bosques. Encima, con arenga militar. Lindos insumisos, ¿no?

Reemplazar mano de obra estable por flexibilizada

El “nuevo” programa de FI se inscribe en una vieja trama, tejida desde hace 40 años: reemplazar la mano de obra calificada, con oficio, sueldo fijo y a tiempo completo por una mano de obra precaria destinada a misiones, “servicios a la comunidad”, sin CDI, polifuncional y ajustable a voluntad. Esto tiene un solo nombre: retroceso social.
Entiéndase bien: no damos consigna de voto, no debatimos la candidatura de Mélenchon, no le suplicamos unirse con Hamon ni lo acusamos de “hacerle el juego a”. Al contrario: militamos contra el intento de FI de someter al movimiento obrero y democrático a su política de colaboración de clase. Militamos por abolir la precarización laboral y contra toda propuesta de empleo precario.
Pierre-Yves Chiron, 8/3/17
Traducción: Pablo Vasco

1. Insurrección obrera y popular que gobernó París durante 60 días.
2. Los principios de la IIIª República, J-M Mayeur, Ed. Seuil, 1973.


¿A dónde va FI?

El movimiento de Mélenchon eligió el 18 de marzo para organizar su gran procesión “manifestante”. Hubo decenas de miles, venidos de toda Francia. Era un mar de banderas francesas: las mismas que la derecha enarboló en su acto dos semanas antes.
Para mostrar fuerza FI eligió el aniversario de la Comuna de París1, que fue derrotada por las tropas monárquicas bajo la bandera azul, blanca y roja. Esa bandera no simboliza “la patria en peligro”, sino los crímenes cometidos contra los obreros parisinos en junio de 1848 y mayo de 1871: decenas de miles de muertos, miles de deportados y encarcelados.

“La infame bandera tricolor”

Así la llamó Paul Brousse, luchador sobreviviente de la Comuna. El 9 de julio de 1871 la mayoría de los diputados monárquicos juró fidelidad a la bandera francesa “que en oposición al estandarte sangriento de la anarquía fue la bandera del orden”2. En ese paño tricolor, el blanco simbolizaba a la realeza.
En su llamado a los trabajadores franceses del 18 de marzo de 1892, aniversario de la Comuna, Engels escribía: “Hace 21 años el pueblo de París enarbolaba la bandera roja, desafiando a la vez a la bandera francesa que ondeaba en Versalles y a la bandera alemana que ondeaba sobre los fuertes ocupados por los prusianos… Lo que hace grande a la Comuna es su carácter internacional. Es su desafío osadamente alzado frente a todo sentimiento de chovinismo burgués. La clase obrera de todos los países no se equivocó. Que los burgueses celebren su 14 de julio o su 22 de setiembre. ¡La fiesta de la clase obrera, en todos lados y siempre, será el 18 de marzo!”
Todo eso el jefe de FI lo sabe muy bien. Montado en una marea tricolor, en una puesta en escena, mostró que FI se sitúa claramente por fuera del movimiento obrero. FI sacó a luz su verdadera cara: el chauvinismo y la “unidad nacional”, o sea la colaboración de clases, la sumisión de los trabajadores en nombre de la insumisión. Una política reaccionaria en toda la línea.

Un corte de manga a la clase obrera y sus luchas

Los activistas obreros y juveniles que fueron atraídos por este caballo de Troya que es FI se van a dar cuenta que esa sigla no busca “romper con este mundo podrido”, “erradicar el trabajo precario” ni combatir a la Unión Europea. Palabrerío aparte, con sólo leer el programa de FI basta para ver que esa gente quiere cambiar algo para que todo siga igual, bajo la bandera tricolor, la dictadura de la tasa de ganancias capitalistas y el yugo del trabajo precario.
Haciendo ondear la bandera francesa el día de la Comuna, FI le hizo un corte de manga al movimiento obrero y sus combates. “El futuro en común”, se jactan. ¿Futuro? El FI no tiene ninguno.
20/3/17