TURQUÍA: Con fraude Erdogan impone la reforma constitucional

Como si no hubiera sido suficiente el encarcelamiento de decenas de miles de opositores – Solo el HDP (Partido Democrático de los Pueblos) tiene 14 diputados nacionales, centenares de dirigentes regionales, decenas de intendentes y 14.000 militantes en prisión –, el desplazamiento de un millón de kurdos que no pudieron votar debido a que arrasaron sus ciudades, Erdogan y su partido el AKP apelaron al fraude para ganar por 2% (51 a 49) el referéndum convocado para el 16 de abril que modifica la constitución turca concediendo amplios poderes al poder ejecutivo eliminando la figura del primer ministro, permitiéndole que decida sobre competencias del Poder Judicial y saltearse los controles parlamentarios.

Erdogan vence pero no convence.

Erdogan, temprano se adjudicó la victoria anunciando un posible referéndum para restaurar la pena de muerte. El país real está dividido y no convencido del triunfo del SI. Su legitimidad está en duda. No convence, desde ya, a los miles que al otro día del fraude se movilizan en Estambul o Ankara. El SI perdió en las más grandes ciudades de Turquía (Estambul, Ankara, Izmir, Antalya), en toda la costa mediterránea, la Turquía europea y en el sureste (Kurdistán del Norte o Bakur) y, sobre todo, pierde holgadamente entre la juventud turca. Solo gana en el interior más conservador y la costa norte.

Los partidos de oposición denunciaron el fraude. En declaraciones a “Il Manifesto” del 20 de abril el diputado del HDP Nadir Yildirim afirmó “Los resultados del referéndum no son legítimos, sino que son absolutamente ilegales. El gobierno ha manipulado los resultados por cualquier medio, sin tener en cuenta las condiciones en que se llevó a cabo la votación: la Constitución no debe ser cambiada en un contexto similar. De acuerdo con nuestros datos, el NO ha alcanzado al menos el 53-54%”

La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) fue contundente al respecto: «No se respetaron las normas internacionales» en el referéndum. Este informe de la OSCE señala que la consulta se llevó a cabo en un contexto social y político totalmente desequilibrado. Las fuertes restricciones y la censura fueron impuestas a los partidos de oposición, incluyendo el rechazo de más de 170 candidatos como observadores en las urnas. Se impidió fuertemente la participación activa en la campaña de la sociedad civil. Los medios de comunicación han sido manipulados a fin de evitar el acceso público a la información clara y completa. El estado de emergencia tuvo un impacto negativo sobre la libertad de expresión. A causa de las operaciones militares en algunas partes del país y por el caos generado, el derecho al voto se negó a algunos de los que tuvieron que abandonar sus hogares. Por último, la decisión de la YSK (Tribunal Superior Electoral) en la validar un millón y medio de votos que carecían del sello electoral exigido por la ley turca, fue descripto como «un grave daño a las garantías de legalidad del voto y una práctica ilegal.» Jamás ocurrió antes un juicio de valor tan grave hacia un país fundador del OSCE en el marco de una cita electoral.

Habría que aclarar que con 153 periodistas en la cárcel Erdogan tiene la mitad de todos los periodistas arrestados en el mundo hoy. Y con eso la desolación informativa con casi 200 sitios, agencias, periódicos, canales de  tv, radios cerrados por orden gubernamental (la mayoría curdos). El último de estos arrestos cayó sobre un periodista italiano, Gabriele Del Grande, a quien las autoridades turcas mantienen en aislamiento desde el 9 de abril cuando lo detuvieron en Hatay, cerca de la frontera con Siria, y no permitieron que lo pueda visitar ni siquiera el propio cónsul italiano en Turquía. En Italia hay movilizaciones exigiendo su liberación y la tensión diplomática entre ambos países está llegando a la estratosfera.

La movilización no se detiene a pesar de los arrestos. En más de 15 centros urbanos persistía la movilización hasta el miércoles. No es poco ya que en este marco represivo y dictatorial se moviliza el pueblo turco y sobre todo su juventud. Los partidos de oposición el HDP, el CHP podrían incluso abandonar el parlamento en protesta según señalaron algunos de sus miembros. Sería una medida muy fuerte que expondría el carácter autoritario del régimen turco. Total, con las reformas, el parlamento prácticamente sería ignorado. Erdogan está fabricando un edificio podrido sobre pilares cada vez más endebles. El mismo resultado lo demuestra ya que esperaban obtener una diferencia holgada que no se dio y que si no fuera por el fraude hubiera sido el fin de los deseos del “Sultan”.

Pero no está solo…

El primero en felicitar al hermano Erdogan por este “triunfo” fue el grupo Ahrar Al-Sham, filial de Al-Qaeda en Siria. Esto no extraña a los que conocen las relaciones entre el ejército y los servicios de inteligencia turco y estos grupos reaccionarios que fueron siempre sostenidos por el régimen de Ankara, sobre todo con el Estado Islámico. También lo felicitaron los emires del golfo pérsico y Arabia Saudita.

Pero no fueron los únicos. La contrarrevolución en grande se hizo presente a través de las felicitaciones del presidente yanqui Donald Trump, quien invitó a Erdogan a ir a EEUU en la próxima reunión de la OTAN, y del presidente ruso Vladimir Putin quien opinó que el referéndum en Turquía era un asunto interno de ese país y que otros estados no debían inmiscuirse. Es que ambos hacen equilibrio en la cuerda floja de un proceso revolucionario en Medio Oriente y Turquía juega allí un rol central. Turquía tiene una importancia geoestratégica enorme en la región. Es el enlace entre Medio Oriente y Europa. Retiene en su territorio a millones de refugiados (6 mil millones de Euros mediante) a pedido de la vieja e hipócrita Europa. Cualquier cambio político en Turquía puede tener repercusiones regionales y, si bien la revolución está presente a través del pueblo kurdo, también se hace sentir presente la contrarrevolución.

Un proceso revolucionario

Turquía tiene una importancia geoestratégica enorme en la región. Es su ejército el que apoya a los peores grupos terroristas jihadistas en Siria e Iraq, como los afiliados a Al-Qaeda y también, en su momento, al ISIS o Estado Islámico. Es el ejército que invade el norte de Siria para evitar que la revolución de Rojava tuviera una continuidad territorial en todo el norte de Siria. Es el gobierno de Erdogan que pactó con Rusia la retirada de sus adictos en Aleppo facilitando el trabajo del dictador Basher Al-Assad.

Sin dudas Medio Oriente es uno de los centros revolucionarios contemporáneos y en particular la revolución kurda que en el norte de Siria está llevando adelante una experiencia inédita de asambleas y milicias populares bajo un régimen democrático en donde el centro pasa por la liberación de la mujer, la igualdad de género y la convivencia entre las distintas culturas y religiones.

Hoy esa revolución se ve amenazada por las principales potencias mundiales, un consorcio contrarrevolucionario compuesto por EEUU, Rusia, Europa, Irán, Al-Assad. Y si bien lo militar tiene una gran importancia debido a los protagonistas en campo, el problema principal sigue siendo político. Un triunfo tan importante como derrotar al ISIS en Kobane y otras ciudades de Rojava, lo fue la conformación de la Federación Siria Democrática a fines del 2015 que permitió que la revolución avance más allá del propio pueblo kurdo ya que ésta está compuesta también por árabes, asirios, turcomanos y yezidies. Esto permitió avanzar y liberar Manbij y llevar adelante la ofensiva en curso sobre Raqqa (Capital Siria del ISIS). Si Raqqa cae en manos de las FSD, sin que Turquía ni Basher Al-Asaad cumpla rol alguno sería un triunfo político fenomenal de la revolución en Siria. Sin embargo Erdogan quiere convencer a Trump que le permita participar con sus propias fuerzas para tomar Raqqa. “Por eso uno de los motivos del llamado de Trump es importante y precedida algunos días antes de una misión del ministro de defensa turco Fikri Isik a Washington para discutir con el jefe del Pentágono James Mattis: el pedido de Ankara es sustituir a los kurdos de siria en la lucha al ISIS para la conquista de Raqqa con milicias sostenidas por las FFAA turcas.” Il Sole 24 Ore, 18/04/2017

Por eso en Turquía, en las peores condiciones, es importante la movilización del pueblo kurdo y sus aliados que no se detendrán hasta crear las condiciones de una revolución democrática. Esa revolución democrática, contiene en su seno a la revolución socialista y además es la clave para que triunfe la revolución democrática en todo Medio Oriente y pueda desplegarse con fuerza y viento a favor la revolución del Rojava que es mucho más que una revolución democrática.

Por eso las organizaciones democráticas, revolucionarias, sociales, sindicales, de DDHH, etc, del resto del mundo deben exigir y hacer campaña por la libertad de los dirigentes y activistas y periodistas presos en Turquía. Deben exigir el fin de los toques de queda en las ciudades kurdas y también el fin del bloqueo a Rojava por parte del ejército turco y la retirada del mismo del norte de Siria. Rodear de solidaridad a la oposición democrática de Erdogan es tan importante como rodear de solidaridad a la revolución de Rojava. Esta es una de las tareas más importantes hoy en el proceso revolucionario mundial.

                                                                                                                 Fabio Marucci