Crisis en Brasil: Los trabajadores están tirando a Temer

El 17 de mayo la red O Globo dio a conocer un audio, en el cual el presidente Temer reconoce su participación en la entrega de sobornos para comprar el silencio, del ahora preso ex presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha. El escandalo desató una grave crisis que va a terminar con este odiado gobierno y constituirá un gran triunfo de las luchas de los trabajadores y el pueblo de Brasil.

El pasado 7 de marzo, Joesley Batista, uno de los magnates del poderoso grupo JBS, la empresa cárnica más poderosa de Brasil y una de las mayores del mundo, visitó al presidente Temer y discutió con él la trama de sobornos y trapisondas que estaban realizando para evitar la investigación de la justicia, sobre los escándalos de corrupción que implican al gobierno, a gran parte de la cúpula de los partidos tradicionales y a los grandes empresarios de Brasil.

Lo que Temer no sabía era que la entrevista estaba siendo grabada en secreto por el empresario, que había pactado la tarea previamente con la Justicia con el objetivo de aliviar las penas que pesan sobre su familia. En el audio puede escucharse como el presidente justifica las coimas -de 160 mil dólares mensuales- con que se compra el silencio de Eduardo Cunha y dice: “Eso tienes que mantenerlo, ¿vale?”. Siendo esta la intervención más importante de Temer, en la grabación puede escucharse como un fiscal presta ilegalmente información sobre el  curso de la investigación que involucra al presidente.

En la misma grabación se escucha a Temer remitir a Batista a hablar “de todo” con el diputado Rodrigo Rocha Loures (PMDB-PR), quien fuera Jefe de Relaciones Institucionales de la Vicepresidencia y luego asesor especial del actual presidente. El diputado en cuestión ha sido filmado entregando varias coimas de 500 mil reales cada una, para cumplir con un reclamo de Aécio Neves, el actual presidente del PSDB y ex rival de Dilma en las elecciones presidenciales del 2014. Las pruebas han llevado a la justicia brasilera a sacar del cargo de Senador a Aécio, a realizar un importante allanamiento en el Congreso y detener a su hermana, acusada de ser una pieza clave en el mecanismo de soborno.

Frente a este escándalo, que liquida el gobierno de Temer, arrojándolo al basurero de la historia, la calle no se hizo esperar. Miles salieron en las principales ciudades de Brasil en la noche del miércoles 17, lo repitieron en forma masiva el jueves 18 y se anuncia una gran concentración para el domingo al grito de “Fora Temer”.

Michel Temer: “No renuncio”

Aunque ya es un cadáver político y todo Brasil discute como se lo reemplazará, el odiado presidente, que al momento de destaparse el escándalo tenía apenas un 5% de aceptación, realizó una conferencia de prensa en la que declaró que no iba a renunciar, que no había sobornado a nadie y que exigía conocer los audios que estan en poder de la Justicia.

Temer, cuyo principal sostén era el apoyo de la patronal brasilera para realizar un brutal ajuste y “mejorar las situación económica” de los bolsillos de los grandes capitalistas, optó por esta maniobra por ganar tiempo. Para lograr, amparándose en sus fueros, una negociación que le evite terminar rápidamente con sus huesos en la cárcel.

Horas después de su corto discurso, la red O Globo dio a conocer parte de los audios que lo incriminan, agravando la crisis y la indignación popular que recorre desde las manifestaciones callejeras hasta los rincones más lejanos del país.

Mientras caían las bolsas brasileras, el real se devaluaba un 9%, la justicia abría una investigación sobre los hechos, le renunciaban dos ministros -el de Ciudades, Bruno Araújo, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB); y el de Cultura, del Partido Popular Socialista (PPS)-, la dirección del PSDB, que era el gran aliado del gobierno, discutía que sus ministros siguieran el camino de los ya renunciantes.

En tanto se especula sobre el nombre de los posibles sucesores para completar el actual mandato hasta las elecciones de octubre de 2018, la prensa refleja las discuciones sobre la mejor forma de sacarse el peso muerto de encima si no presentara la renuncia. Si será otro impeachment, que llevaría a otro largo y engorroso proceso… o si el próximo 6 de junio, en oportunidad que el Tribunal Electoral deba expedirse sobre los dineros cobrados ilegalmente por la fórmula Rousseff-Temer para la campaña electoral, será la oportunidad para dictar la ilegitimidad de su gobierno, obligándolo a renunciar de inmediato, entre otras variantes.

Un gran triunfo de los trabajadores de Brasil

Hace ya tiempo que la investigación sobre el Lava Jato impulsada por el Juez Moro, viene siendo una pesadilla para todo el establishment. Apoyada en la figura jurídica de la “delación premiada”, por el cual aquel imputado en una causa penal que denuncie con pruebas fehacientes a un superior podrá negociar una quita de su condena, se ha imputado a cientos de parlamentarios, ministros, gobernadores, políticos de primera línea, grandes empresarios, ex presidentes, etc., en casos de corrupción. Entre los  más conocidos se puede mencionar a las delaciones del empresario Odebrech y sus coimas que traspasan las fronteras de Brasil e implican a varios gobiernos latinoamericanos.

Lo que empezó con una operación judicial que puso preso a uno de los hombres fuertes del PT, José Dirceu, no se detuvo hasta procesar al propio Lula, a imputar ahora a Temer y a gran parte de la dirigencia política tradicional de Brasil.

Sin embargo, para que la investigación judicial pudiera avanzar hasta donde llegó, ha hecho falta un elemento central en la política brasilera: la creciente resistencia del movimiento obrero y el pueblo a las medidas brutales de ajuste, que al impedir a la burguesía poder avanzar cualitativamente en recuperar su otrora bonanza empresaria, profundizó sus roces y crisis, y la crisis del régimen político brasilero.

Un ajuste que comenzó Dilma y que Temer vino a rematar con la sanción de la ley de tercerización y con la aprobación en curso de la ley de reforma laboral y el proyecto de reforma previsional. Unos mazazos tremendos contra los derechos acumulados por los trabajadores en décadas de lucha. Esa era la función del gobierno de Temer, se sostenía solo por el conceso de la gran burguesía brasilera, para que hiciera el trabajo sucio que Dilma y el PT no llegaron a completar.

En respuesta, una gran movilización nacional en el paro mundial de mujeres primero, otra aún más importante contra la reforma previsional después, el enorme paro general del pasado 28 de abril y la amenaza de otra medida similar si se continuaba con el tratamiento de las reformas, fueron las estocadas que van a dejar al gobierno de Temer con una enorme debilidad, que las denuncias de soborno actuales y la movilizaciones exigiendo su salida, van a terminar de romper como a un frágil cristal.

El pueblo de Brasil en la calle hasta que se vaya Temer

Como señalamos el gobierno tiene las horas… o los días contados, y el pueblo brasilero no va a darle un minuto de tregua hasta que se vaya. Mientras las movilizaciones se adueñan del país, en medio de una enorme crisis, la dirigencia político-empresarial discute como amortiguar el golpe.

Es que de acuerdo a las leyes en vigencia, una vez que Temer abandone su cargo, debería asumir el presidente de la Cámara de Diputados y elegir en un plenario de ambas cámaras, a una persona que ocupe el cargo de presidente hasta completar el mandato actual. Para luego realizar las elecciones generales programadas para octubre de 2018. A esto le llaman una elección indirecta. Lo que constituiría una brutal maniobra para arrebatarle la victoria al pueblo de Brasil, que junto a la renuncia de Temer exige ¡elecciones directas ya!

La burguesía brasilera pretende evitar esta salida que es la más democrática para dar respuesta a las exigencias de las amplias mayorías populares de Brasil. Unas elecciones inmediatas en el medio de una crisis en la cual existe un gobierno que no puede gobernar, donde las principales partidos y figuras políticas del régimen tienen un alto grado de desprestigio y no hay preparada una salida mínimamente consensuada de recambio, puede dar como resultado un gobierno incapaz de contener la debacle actual y enfrentar exitosamente a las luchas del movimiento de masas.

Si también tomamos en cuenta que dentro de las figuras más prestigiadas de Brasil se encuentran dos dirigentes nacionales del PSOL, como son la ex candidata a presidenta Luciana Genro y el diputado de Río de Janeiro Marcelo Freixo, el panorama es aún más complicado para los tradicionales “dueños” del Brasil. Y es a la vez una gran oportunidad para construir una herramienta anti capitalista con peso de masas.

La movilización y las tareas de la hora

Como señalan los compañeros del MES/PSOL en su declaración de este 18 de mayo: “Todos a las calles: Derribar Temer y sus reformas! ¡Contra la corrupción! ¡Elecciones generales ya!”, deben ser las consignas que ordenen los pasos inmediatos que debe dar el pueblo brasilero.

En el curso de la movilización debe lucharse contra la maniobra burguesa que intentará arrebatarle al pueblo el triunfo logrado en las calles y para ello es necesario “unificar a todas las fuerzas políticas y sociales en defensa de la convocatoria inmediata de nuevas elecciones directas para presidente y en todos los niveles”.

Y en el curso de esta pelea, bregar por que los trabajadores y las organizaciones populares desarrollen la tan necesaria “unidad alrededor de un proyecto para asumir el control del país…”, ya que “…La crisis no se solucionará sin el empoderamiento del pueblo. Por eso una política de transición, además de fortalecer la autoorganización y la movilización democrática, pasa también por defender una Asamblea Popular Constituyente, convocada con reglas ampliamente democráticas, para liquidar las reformas reaccionarias, enterrar este régimen político moribundo y reorganizar el país con nuevas bases.”

Nuevas bases que sobre la mayor democracia para los trabajadores y el pueblo de Brasil, deberán servir para derrotar el conjunto del plan de ajuste y bregar por medidas económicas que cuestionen los intereses de los grandes multinacionales. Poniendo los recursos del país al servicio de la inmensa mayoría de la población, como parte de un programa anti imperialista y anti capitalista para resolver la crisis.

Gustavo Giménez