Crisis en el gobierno de LULA
El gobierno de Lula y el congreso nacional de Brasil están envueltos en escandalosos casos de corrupción que nos hacen recordar a los casos Banelco y sobresueldos de nuestro país. La denuncia implica al tesorero del PT, Delúbio Soares, que pagaba un sueldo paralelo a diputados nacionales del PL y del PP. No es la única denuncia de corrupción contra el gobierno de Lula: también los hubo sobre el negocio de los bingos y el status de ministro que Lula concedió a Henrique Meireles, presidente del Banco Central, para protegerlo de investigaciones de crimen fiscal. También hay denuncias contra el ministro de Salud Romero Jucá y en el sistema de Correos.
No podía ser de otro modo. Todo esto es producto de la opción política realizada por la dirección del PT y el gobierno de Lula: la opción de profundizar la política económica del anterior presidente, Fernando Henrique Cardoso, de favorecer la especulación, de someter a los trabajadores, la juventud, los sin tierra y los sin techo en beneficio de los banqueros y capitalistas nacionales y extranjeros, en una servil política de entrega y sumisión al FMI y al imperialismo. Lula es, junto a Kirchner, el gendarme de los yanquis en Haití, al enviar tropas militares a ese país. Esa opción fue aliarse con partidos como el PP, PL, PTB, PMDB, conocidos enemigos del pueblo brasileño. Y esa alianza no podía producirse sin la apropiación de los recursos del Estado como «bien negociable» para cualquier capitalista.
El maremoto político que generaron estas denuncias provocó la renuncia del jefe de gabinete, José Dirceu, que después de Lula era el hombre más importante del gobierno. Nada va a ser igual para Lula y el PT a partir de ahora.
El PSOL (Partido Socialismo y Libertad) a través de su militancia y de sus parlamentarios, Heloísa Helena, Geraldo Mesquita, Luciana Genro y Babá, ha participado el pasado miércoles 22 de junio de una movilización por el fin de la corrupción al lado de cerca de 10 mil trabajadores estatales en huelga contra el vergonzoso aumento del 0,1% ofrecido por el gobierno. Durante el acto, los parlamentarios y manifestantes fueron hasta la entrada principal del Palacio Legislativo Federal y, con escobas y baldes en la mano, lavaron la calzada frente a la rampa del Congreso. La simbólica limpieza de la rampa fue una demostración pública de que el pueblo brasileño repudia la corrupción instalada en las instituciones públicas y exige una profunda investigación de todas las denuncias.
Seguramente que en esta crisis hay sectores de derecha que quieren maniobrar para avanzar posiciones. Pero no es agitando la bandera «en defensa del gobierno» como se lucha contra la corrupción. Defender un gobierno corrupto se parece más a defender privilegios que emanan de ese poder que a defender las banderas históricas de los trabajadores y aún menos se parece a apoyar sus luchas. Solo el camino de la lucha y la movilización, levantando una verdadera opción de los trabajadores que lejos están de estos hechos de corrupción, acabará con ella y le cerrará el espacio a la derecha tradicional brasilera. Esa es la pelea a dar.
PL: Partido Liberal
PP: Partido Progressista
PTB: Partido Trabalhista Brasileiro
PMDB: Partido do Movimento Democrático Brasileiro
El gobierno de Lula y el congreso nacional de Brasil están envueltos en escandalosos casos de corrupción que nos hacen recordar a los casos Banelco y sobresueldos de nuestro país. La denuncia implica al tesorero del PT, Delúbio Soares, que pagaba un sueldo paralelo a diputados nacionales del PL y del PP. No es la única denuncia de corrupción contra el gobierno de Lula: también los hubo sobre el negocio de los bingos y el status de ministro que Lula concedió a Henrique Meireles, presidente del Banco Central, para protegerlo de investigaciones de crimen fiscal. También hay denuncias contra el ministro de Salud Romero Jucá y en el sistema de Correos.
No podía ser de otro modo. Todo esto es producto de la opción política realizada por la dirección del PT y el gobierno de Lula: la opción de profundizar la política económica del anterior presidente, Fernando Henrique Cardoso, de favorecer la especulación, de someter a los trabajadores, la juventud, los sin tierra y los sin techo en beneficio de los banqueros y capitalistas nacionales y extranjeros, en una servil política de entrega y sumisión al FMI y al imperialismo. Lula es, junto a Kirchner, el gendarme de los yanquis en Haití, al enviar tropas militares a ese país. Esa opción fue aliarse con partidos como el PP, PL, PTB, PMDB, conocidos enemigos del pueblo brasileño. Y esa alianza no podía producirse sin la apropiación de los recursos del Estado como «bien negociable» para cualquier capitalista.
El maremoto político que generaron estas denuncias provocó la renuncia del jefe de gabinete, José Dirceu, que después de Lula era el hombre más importante del gobierno. Nada va a ser igual para Lula y el PT a partir de ahora.
El PSOL (Partido Socialismo y Libertad) a través de su militancia y de sus parlamentarios, Heloísa Helena, Geraldo Mesquita, Luciana Genro y Babá, ha participado el pasado miércoles 22 de junio de una movilización por el fin de la corrupción al lado de cerca de 10 mil trabajadores estatales en huelga contra el vergonzoso aumento del 0,1% ofrecido por el gobierno. Durante el acto, los parlamentarios y manifestantes fueron hasta la entrada principal del Palacio Legislativo Federal y, con escobas y baldes en la mano, lavaron la calzada frente a la rampa del Congreso. La simbólica limpieza de la rampa fue una demostración pública de que el pueblo brasileño repudia la corrupción instalada en las instituciones públicas y exige una profunda investigación de todas las denuncias.
Seguramente que en esta crisis hay sectores de derecha que quieren maniobrar para avanzar posiciones. Pero no es agitando la bandera «en defensa del gobierno» como se lucha contra la corrupción. Defender un gobierno corrupto se parece más a defender privilegios que emanan de ese poder que a defender las banderas históricas de los trabajadores y aún menos se parece a apoyar sus luchas. Solo el camino de la lucha y la movilización, levantando una verdadera opción de los trabajadores que lejos están de estos hechos de corrupción, acabará con ella y le cerrará el espacio a la derecha tradicional brasilera. Esa es la pelea a dar.
PL: Partido Liberal
PP: Partido Progressista
PTB: Partido Trabalhista Brasileiro
PMDB: Partido do Movimento Democrático Brasileiro