Desgaste del modelo, oportunidad de cambio
La situación política nacional se viene dinamizando al mismo tiempo que la crisis internacional se descarga con mayor vigor. El rechazo al gobierno está en ascenso. Se mueven las piezas del tablero político y sindical. Desde arriba, se intentan recambios, sin lograrlo hasta el momento. Por abajo, las luchas y un creciente debate político configuran un escenario de gran oportunidad. Saliendo a disputar con fuerza y propuestas de cambio, podemos avanzar en construir una alternativa.
La ya lejana reelección de Cristina en el 2011 y su imagen de fortaleza, se asentaba en 4 pilares: la relativa estabilidad económica que se vivía en el país, el apoyo de Moyano y la CGT, un doble discurso con capacidad convincente y la falta de una alternativa. El cambio de escenario que se fue instalando, tiene su raíz en que el tablero modificó los factores que sostenían al gobierno K. La llegada de la crisis internacional que mostró las miserias del modelo, el agotamiento de un discurso ante la necesidad de aplicar medidas de ajuste, el portazo de Moyano y la ruptura de una importante franja obrera y popular, explican el desgaste y el cuestionamiento actual. La ausencia aún de una fuerte alternativa que pueda capitalizar el descontento, es tal vez el principal asidero que conserva el gobierno y a la vez, la principal tarea, que los luchadores tenemos por delante.
La crisis se siente más fuerte
Desmintiendo los versos en cadena de la presidenta, nuestro país no está blindado y la crisis se siente cada vez más fuerte. Además de importantes aumentos en los impuestos provinciales y municipales, han subido los boletos de transporte público. El gobierno cerró unilateralmente la paritaria docente y junto a las cámaras empresariales batalló por aumentos insuficientes y en cuotas. La misma política tuvieron los gobiernos provinciales hacia los reclamos por salario en sus jurisdicciones. Por otro lado, la baja inversión y la desconfianza en el modelo se expresaron en una fuga de divisas que fue creciendo y Cristina improvisó medidas que, lejos de resolver el problema, aceleraron una devaluación encubierta. El “dólar blue”, pasó holgadamente los $6 y se dio un salto con el desarrollo de crisis en varias provincias. El gobierno nacional, atento al creciente malhumor social apostó a transferir a los gobernadores el trabajo sucio de meter ajustes importantes y se sucedieron gruesos conflictos. Los aguinaldos en Buenos Aires, el subterráneo (y ahora el Banco Ciudad) en Capital, los jubilados en Córdoba, los dragones en Chubut, la policía y los estatales en Santa Cruz. Todas muestras contundentes de que la crisis está golpeando la economía real. Si bien todavía no puede hablarse de un derrumbe, afloran problemas estructurales que vienen sin respuesta hace mucho tiempo y se seguirán expresando con un panorama de nuevas crisis en las provincias.
Avanzó el desgaste del gobierno
El rumbo elegido por el gobierno choca de frente con sus promesas de campaña y sobre todo, con lo que necesita el pueblo trabajador. El discurso agresivo de Cristina hacia los docentes fue un cachetazo para muchos, como ya lo había sido la insensibilidad e inacción oficial ante el choque del tren en Once. Hubo un momento más confuso con el proyecto de YPF, pero fue efímero y rápidamente se retomó la dinámica de malestar con el discurso oficial. Hoy se ve una presidenta que vive en cadena nacional haciendo alarde de inauguraciones muy menores, pero sobre todo con un discurso prepotente y soberbio frente a millones que día a día ven más problemas en su realidad concreta. Predomina una defensa cerrada del modelo económico, aplaudida por los círculos empresarios, los burócratas sindicales y los idiotas útiles de siempre. Por debajo el clima es el opuesto. Defender los descuentos por ganancias en los salarios, decir que se vive con $6 pesos por día, hablar de mito urbano frente a problemas reales, sentirse una arquitecta egipcia y otras tropelías hacen mayor la bronca en franjas enteras de la sociedad. El debate por la re-reelección o la propuesta de voto a los 16 años son visualizadas como maniobras para perpetuarse. La represión ordenada por Berni al corte en Panamericana tuvo un rechazo generalizado. Son cada vez más los que ubican al gobierno nacional como responsable mayor de los problemas que se viven. Se repiten los diálogos con votantes arrepentidos en lugares de trabajo, facultades, barrios.
Los de arriba sin alternativa clara
El punto a favor para el gobierno es la debilidad de los proyectos opositores. En este aspecto es donde se observan menos cambios respecto del año pasado. La oposición reciclada de los viejos partidos, sigue ofreciendo alternativas por derecha al discurso oficial, que la alejan más aún de ser opción. La UCR intenta reposicionarse pero tiene una crisis sin salida y Carrió no tiene chances a la vista. El peronismo federal no logra rearmarse por el momento. Macri pretende erigirse en un articulador de esos espacios aunque no logra aún trascender mucho más allá de la zona metropolitana y tropieza con dificultades en su propia gestión. Ninguno de ellos muestra un programa para solucionar los problemas estructurales del país. Tampoco han aparecido marcando la agenda política en ningún momento y en muchos de los debates trascendentes de estos meses fueron funcionales a los intereses del gobierno. Sus mayores aportes son ofertas de acuerdos electorales amontonando sectores sin ninguna delimitación más allá del anti kirchnerismo. El 2001 implicó un quiebre con todo lo viejo y no se quiere volver al modelo ni a las prácticas políticas del pasado. De cara a la disputa electoral del año que viene, y con miras a la próxima elección presidencial seguirán los movimientos pero por el momento la realidad no los muestra como alternativa de reemplazo. Tratando de articular un espacio de centroizquierda Binner con el FAP aparece mejor posicionado y hasta con cierto aire de los medios opositores, aunque el balance de la gestión santafesina se parece al de las provincias en crisis y cada vez que puede muestra simpatías con tejer una alianza nacional con el viejo radicalismo.
Luchas y reacomodamientos sindicales
A nivel del movimiento social las cosas están a tono con lo económico y lo político. En el sector público y en el privado se desarrollan procesos por lugar, por salario y condiciones de trabajo, contra ajustes y recortes, suspensiones y despidos. Allí el activismo hace experiencias muy valiosas con la burocracia y las distintas corrientes del movimiento obrero. En este proceso surgen y se desarrollan experiencias importantes como la lista Bordó de Sanidad (Capital) o los frentes que integra la lista Violeta en ferroviarios, entre otros. Y todo esto se está combinando con un proceso de ruptura y crisis muy importante a nivel de las direcciones sindicales. La existencia de 5 centrales muestra paradójicamente el resquebrajamiento del viejo modelo sindical del unicato, pero es un reflejo de tremendos cambios que se incuban por abajo, por el desgaste con el gobierno y el surgimiento de un nuevo activismo, germen de una nueva dirección democrática y de lucha. Las razones de todos estos cambios son en primer lugar políticas y tienen que ver con la ubicación frente al gobierno nacional. Los debates sobre la unidad de acción entre la CGT que conduce Moyano y la CTA de Micheli junto a todos los que quieran enfrentar el plan del gobierno son parte de lo nuevo. Para que se fortalezca el movimiento obrero, los luchadores tendrán que asumir el desafío de impulsar las mayores acciones unitarias, sin dejar de fortalecer la organización propia y la pelea porque sea la base la que decida todo. Nuestra corriente sindical abona por la construcción de un polo de reagrupamiento sindical combativo batallando por un nuevo modelo democrático y una nueva dirección desde la CTA.
Debate político y oportunidad para avanzar
La sana percepción de que los gobiernos quieren descargar la crisis sobre las espaldas del pueblo está motivando un gran debate político. No hay lugar de trabajo, estudio o barrio donde no haya una expresión de este proceso. La discusión sobre aspectos gremiales, educativos, de inseguridad o economía terminan en un cuestionamiento general del modelo. El vacío que deja la debilidad de los proyectos opositores profundiza el espacio para una propuesta transformadora que cuestione los pilares del sistema. La batalla por otro modelo de país y por una alternativa unitaria para lograrlo tiene terreno fértil para ganar peso entre los de abajo. El MST en Mov. Proyecto Sur apuesta a seguir fortaleciendo la organización saliendo junto a Pino Solanas, Alejandro Bodart, Vilma Ripoll y numerosos referentes políticos en las provincias y municipios a llevar nuestras propuestas a lo largo y ancho del país.