Polémicas: Los cacerolazos y la decadencia del “relato” K
Las masivas marchas del 13 en Plaza de Mayo y los principales centros urbanos del país fueron una importante demostración de sectores medios que expresaron un profundo y justo descontento con el gobierno. Decenas de miles se volcaron a las calles en una demostración que canalizó la bronca de amplias franjas, cuestionando distintos aspectos del modelo y la representatividad política de este gobierno y sus intentos de re-re. Analizamos el “relato K” sobre este hecho y el real significado de su sordera.
La acción del 13 fue una enorme manifestación de descontento social. Esto fue así, más allá de las contradicciones por su heterogeneidad, la presencia de sectores acomodados y hasta algunos reaccionarios y la utilización oportunista de dirigentes y sectores políticos de los viejos partidos. Estas movilizaciones generaron una amplia simpatía porque se sumaron a un creciente clima de descontento que tiene a los trabajadores como actor fundamental y también a los sectores populares. Luchas por el salario y contra las medidas de ajuste recorren el país y muestran la profundidad del impacto local de la crisis internacional y del fracaso del modelo K, que busca hacernos pagar la crisis a los de abajo. El cacerolazo de los sectores medios retroalimenta el hartazgo en el movimiento obrero y con la convocatoria a Plaza de Mayo el próximo 10 de octubre de la CTA a la que se sumó la CGT-Moyano se va profundizar el desgaste del gobierno nacional.
La decadencia del doble discurso: la derecha no se viene… ya gobierna
Como era previsible, el aparato mediático K se aprestó rápidamente a montar su interpretación de los hechos: “fue la derecha, la gente bien, golpista y convocada por Clarín-PRO”. Esta fue la lectura del oficialismo. Pero el ciclo descendente del kirchnerismo es integral y también incluye la consistencia de doble discurso. La verdad que un modelo que destila autoritarismo, usa y abusa hasta la irritación la cadena nacional; sumado a la bronca generada por la represión y la criminalización a las luchas de los trabajadores y populares como en Córdoba, Salta y recientemente en la Panamericana, amén de graves problemas estructurales como la inflación, el transporte, la inseguridad y la pobreza, no tiene mucha autoridad que digamos para victimizarse con la amenaza de la “derecha que se viene”, sino que la derecha es el kirchnerismo y está gobernando. ¿O el progresismo siglo XXI es favorecer a los banqueros, terratenientes y grandes empresarios, garantizar impunidad a la corrupción y reivindicar “setentismo revolucionario” desde el lujo de Puerto Madero?
Frente a Cristina y los gobernadores K no es salida la oposición reciclada de los viejos partidos, la UCR, el peronismo federal, los Macri y los De Narváez. El MST en el Movimiento Proyecto Sur, viene postulando una alternativa amplia de cambio real, por otro modelo de país al servicio de los trabajadores y el pueblo.