Renuncia del Papa Benedicto XVI
Cuando al Vaticano “le fallan las fuerzas”
La renuncia del Papa Joseph Ratzinger ha sido una sorpresa, ya que en más de 2.000 años de la Iglesia Católica, solo cuatro Papas renunciaron. La mitad de ellos en los primeros siglos de existencia del catolicismo y hace 600 años desde que se produjo la renuncia del último Papa.
Con el respeto por la libertad de que cada ser humano pueda profesar libremente su credo religioso, queremos señalar que la renuncia del Papa, no se explica solamente por una crisis de salud y que disentimos con aquellos que pintan a Benedicto XVI como un luchador contra la corrupción del aparato eclesiástico. Las razones profundas de la renuncia tienen que ver con la crisis de una de las principales instituciones que sostienen al sistema capitalista mundial en decadencia: La Iglesia Católica.
Ratzinger al servicio de la contrarrevolución
Los que defienden a Ratzinger y no dudan en cambiar su discurso, que ayer elogiaba a los Papas “que morían en la cruz” y ahora elogian “la valiente decisión” de Benedicto XVI, y entre los que se cuentan los líderes de las potencias imperialistas como Barack Obama, Ángela Merkel, David Cameron, Mario Monti, entre otros, o el Gran Rabino azquenazi de Israel Yona Metzger, intentan pintar a unos de los Papas más reaccionarios y conservadores de los últimos tiempos, como un luchador para limpiar y hacer transparente una institución cada vez más cuestionada. Nada más falso.
Benedicto XVI ¨Como su antecesor fue inflexible en la lucha contra el aborto, las aperturas genéticas, la eutanasia, el matrimonio homosexual, la violación del celibato sacerdotal, en la Iglesia de rito latino y la ordenación de las mujeres”… (Clarín 12/02/2013). O sea defensor de lo peor y más retrogrado de la Iglesia, y además como Juan Pablo II, del que se dice fue en realidad su mentor y principal consejero, fue una herramienta al servicio de disciplinar a toda la jerarquía eclesiástica, combatiendo todo intento de “progresismo” como el que encarnaron la Teología de la Liberación o la Iglesia de los pobres. Lo hizo desde la Congregación para la Doctrina de la Fe (que es una suerte de Inquisición moderna) y desde el corazón del aparato del Vaticano. A tal punto que las internas vaticanas actuales se dirimen entre conservadores y muy conservadores.
8 años de crisis, escándalos y conflictos
En el 2009 levantó la excomunión a 4 obispos lefebristas, entre ellos el inglés Richard Williamson, quién negó el exterminio nazi y las cámaras de gas contra los judíos. Un “error” explicable, ya que su autor fue afiliado en su juventud al partido nazi.
Otro gran escándalo son los miles de casos de sacerdotes y funcionarios eclesiásticos acusados de pederastia, abuso sexual de menores, en Iglesias y centros educativos católicos. Trata de mostrar al Papa renunciante como un paladín de la lucha por transparentar estas aberraciones. Sin embargo hasta su hermano ha sido involucrado en estos terribles abusos y en la comunidad católica de Los Ángeles, la Iglesia de Ratzinger tuvo que gastar más de 600 millones de dólares para intentar tapar el escándalo indemnizando a las víctimas. La “gran purga” consistió en impedir hablar públicamente al cardenal Roger Mahony, quién encubrió en sus 26 años al frente de la diócesis los abusos de 129 sacerdotes, registrados en un expediente judicial que ya lleva 12.000 páginas. Uno de los que protegió fue un sacerdote mexicano que abusó de 26 niños en 1987.
La traición de su mayordomo personal Paolo Gabriele, que dio a la publicidad documentos secretos del Papa, desnudando la brutal interna vaticana, solo fue superada por los escándalos del IOR, el Banco vaticano, cuyo patrimonio superior a 5.000 millones de euros es producto en gran parte de lavado de dinero de la mafia y la logia P2. En algo que ha cambiado poco desde el escándalo de 1982, cuando el “Banco de Dios” comandado por el cardenal Paul Marcinkus, encubrió el lavado de millones de dólares, en una crisis que llevó al presidente del Banco Ambrosiano, Roberto Calvi, a morir colgado de un puente en Londres. Ahora luego de varios escándalos el nuevo presidente designado, Ernest Von Frey, es un amante de la paz, que se dedica a construir barcos de guerra en sus astilleros.
La crisis de la iglesia católica es producto de la crisis política que atraviesa el capitalismo mundial
Cuanto más luchas, crisis y revoluciones hay en el mundo, más gira a la derecha la conducción de la Iglesia. En su enfrentamiento a los sentimientos de miles de millones de seres humanos, cristianos o no cristianos, las concepciones y políticas de la Iglesia Católica pierden terreno cada día más. Por eso lo brutal de las internas en su cúpula, su corrupción desenfrenada, su cataclismo moral expresada en los escándalos sexuales de abuso a menores.
La Iglesia Católica es una Institución milenaria, al servicio de los explotadores, que supo reciclarse luego del régimen feudal, para adaptarse a las necesidades de la burguesía y el régimen capitalista.
Su enorme crisis, que expresa esta renuncia papal, refleja la enorme crisis política que atraviesa el viejo orden capitalista, acorralado por millones que luchan para evitar que la crisis la paguen los trabajadores y los pueblos, y que ese camino rompen con los viejos partidos y las viejas instituciones. Esas son las razones de fondo de la renuncia de Ratzinger.
Gustavo Giménez