Debate: Trotsky y la Argentina de Hoy
Una oportunidad inédita para el trotskismo
El 25 de Agosto en ocasión de cumplirse un nuevo aniversario del asesinato del revolucionario ruso León Trotsky, por iniciativa de nuestro partido, se desarrolló un interesante debate en la Legislatura Porteña, entre el dirigente y diputado provincial del PTS – FIT Christian Castillo y nuestro compañero diputado porteño y secretario general del MST Nueva Izquierda, Alejandro Bodart. La enorme oportunidad que la crisis mundial capitalista abre para el trotskismo y los debates tácticos para disputar a millones que rompen con las viejas direcciones estuvieron en el centro del debate. La Argentina y el espacio abierto para la izquierda con el fin de ciclo K fueron otro plato fuerte de la jornada.
El marxismo es una alternativa de cambio gracias a la batalla que dio Trotsky
Esta fue la gran coincidencia entre los panelistas. Si bien Trotsky resume en su figura, el haber sido uno de los teóricos más importantes del marxismo ruso, dirigente del Soviet de Petrogrado en la revolución de 1905, junto a Lenin artífice de la gran revolución de Octubre de 1917 y de la III Internacional, fundador del Ejército Rojo. Su legado más importante es el haber dado una batalla tremenda contra la degeneración stalinista, lo que lo llevó luego a completar la teoría de la revolución permanente y escribir el Programa de Transición, que fue la base sobre la que se fundó la IV Internacional en 1938. Gracias a esa batalla, por la que dió la vida, hoy frente a la brutal crisis capitalista que atraviesa el mundo, el trotskismo es la expresión de la alternativa marxista a la crisis, la esperanza para la humanidad.
“Y quizás si no hubiese sido por esta batalla que emprende Trotsky con sus compañeros, hoy el marxismo no sería una alternativa como lo sigue siendo en medio de esta catástrofe capitalista que estamos viviendo en el mundo.” señaló Castillo.
Mientras que para Alejandro “el objetivo del stalinismo al asesinar a Trotsky, tratar de ver si por esa vía cortaba la experiencia acumulada del marxismo y del leninismo que Trotsky en condiciones completamente adversas defendió. Creo que la importancia de Trotsky como continuador de toda la tradición tiene una importancia cualitativa para que el marxismo no hubiera sufrido un golpe demoledor y hubiera corrido el riesgo de desaparecer.”
Y señalando la vigencia del trotskismo frente a otras corrientes que como el stalinismo, el maoísmo, las corrientes nacionalistas o el guerrillerismo, Bodart explicó: “Yo creo que las enseñanzas centrales de Trotsky, siguen vigentes… y en momentos de auge del movimiento de masas permanentemente se fortalece, mientras que otras direcciones no tienen la misma suerte…”
Una concepción equivocada de la independencia de clase
Castillo utilizó permanentemente el término “independencia de clase” como un latiguillo frente a las distintas tácticas y procesos que se debatieron. En forma equivocada ya que se mezclan las tareas de frente único obrero con las de un acuerdo de frente revolucionario. Esto se refleja tanto en la táctica electoral como en la política para agrupar a la nueva vanguardia que surge en el movimiento obrero para dar respuesta a los conflictos.
Ante nuestra propuesta de que el FIT llame a un frente electoral a toda la izquierda y utilice las internas abiertas para dirimir las candidaturas. Se nos contesta “que no se puede retroceder del programa del FIT” y menos “llamando a corrientes de conciliación de clases y burocráticas como De Genaro y la CTA”.
Para nosotros lo que está en juego para el FIT y la izquierda no es disputar un diputado más o menos, lo que está en juego es construir una fuerza lo suficiente importante que pueda ser vista por millones como una alternativa de gobierno. Esa es la oportunidad, si se desperdicia es probable que se retroceda. Está en juego que miles y miles se sumen como militantes a una propuesta de izquierda y no se puede apostar a que eso solo se canalice por la actual estructura del FIT. Por eso es un crimen no tener política para muchos cuadros obreros y luchadores que integran hoy la CTA, otras organizaciones o son independientes.
Lo que desnuda aún más el sectarismo es que no responden a nuestro reclamo: “¿Por qué no ponemos en discusión el programa del FIT?¿Por qué no se convoca a todas las direcciones que quieran discutir ese programa? Tienen con la fuerza electoral conquistada la autoridad para llamar a discutirlo. ¿Por qué no invitan al MST y a todas las fuerzas de izquierda a discutirlo? Si hicieran esto desde el MST nos comprometemos a no aceptar nada por debajo de ese programa. No existe este llamado por la autoproclamación y la visión de un camino de crecimiento lineal” (Bodart)
Hace pocas semanas tuvimos una polémica con el PTS porque proscribió al MST del Encuentro Sindical de Atlanta “por ser parte de la burocracia de la CTA”. Ahora las tres fuerzas que integran el FIT llaman a tres encuentros diferentes. “Nosotros le proponemos al FIT que llame a un Gran Encuentro Obrero, amplio sin ningún sectarismo. Sería un avance tremendo para el activismo y el movimiento de masas” le reclamó Bodart.
El trotskismo es lo contrario del dogmatismo
Trotsky en la teoría de la Revolución Permanente explicaba que si las luchas democráticas contra el fascismo o por la independencia nacional, no terminaban cuestionando la propiedad capitalista, los procesos iban a retroceder. Y por esto la necesidad de una dirección revolucionaria que lleve la lucha hasta el final. Este esquema general que compartimos con Castillo y el PTS no nos puede llevar a pensar que Trotsky no tuvo ningún error. Los revolucionarios siempre han cambiado ante la realidad y los nuevos hechos han hecho cambiar los esquemas teóricos anteriores.
Esto le paso a Marx que creía que la revolución iba a empezar en Alemania. Al propio Lenin y a Trotsky frente a la revolución rusa, el primero en torno a la relación y dinámica de las clases y el segundo en torno al partido. Y ninguno de estos “errores” menoscaba sus enormes aportes. Y esto vale para el Trotsky de la última hora o para nuestro maestro Nahuel Moreno.
Uno de los debates más gruesos en este terreno es sobre la importancia de la revolución democrática, el significado de la II Guerra Mundial y la revolución contra la burocracia stalinista en 1989.
Siguiendo los aportes de Moreno, desde el MST, sostenemos que Trotsky se equivocó sobre la importancia de la revolución antifacista y las tareas democráticas. No se puede entender la posguerra y todos los fenómenos políticos que se produjeron con la concepción que si la revolución democrática no avanza al socialismo lo que existe es una revolución abortada.
Producto de esa ubicación equivocada es que el trotskismo le cedió las banderas de la lucha antifascista al stalinismo en la II Guerra. Ya que se la caracterizó centralmente como una guerra de pillaje imperialista como la Primera Guerra Mundial. Cuando conservando este elemento, la nueva guerra tenía una alto componente de Guerra Contrarrevolucionaria contra el Estado Obrero de la URSS y contra los derechos democráticos de las masas del mundo. Por eso para nosotros la derrota del facismo en la II Guerra es uno de los triunfos más grandes de la humanidad, incluso cuando por la traición del stalinismo se impidió que las masas tomaran el poder en los centros de Europa.
Por eso la revolución del 89 fue, pese a la restauración capitalista, un gran avance de los trabajadores que se sacaron una brutal loza burocrática. Para el PTS, en cambio, lo central es que se avanzo en un periodo neoliberal en todo el mundo contra las conquistas obreras.
El Argentinazo del 2001 fue una enorme revolución que puso en jaque el régimen político de la burguesía argentina y que se expresó en el popular ”que se vayan todos” y para el PTS fue apenas una rebelión cuya ideología dominante era la negación de la necesidad de tomar el poder, el autonomismo, la autodeterminación, la lucha social sin estrategia clara.
Esta manera de ver la realidad, a través de un ojo dogmatico, es la que les impide ver cómo, con contradicciones, las experiencias de las masas en el mundo y la Argentina, están avanzando hacia el programa del trotskismo. Si lo central es que no se tomó el poder en ninguno de estos procesos, o que en los vaivenes coyunturales el imperialismo ha saqueado de conquistas al movimiento de masas, o sea que lo que primaron fueron las derrotas. Podríamos afirmar que hoy el trotskismo frente a la crisis mundial tiene una oportunidad única.
Y no comprenden esto, porque si bien el hecho de no tomar el poder y las traiciones de las viejas direcciones, producen lo que Moreno llamó “una contrarrevolución económica permanente”, las masas del mundo no pueden ser aplastadas históricamente como lo hizo el fascismo. Y en sus peleas derriban gobiernos, regímenes burgueses, abandonan a sus viejas direcciones traidoras, derrotan al aparato mundial stalinista. Hacen una gran experiencia que libera el campo para los revolucionarios como no había estado planteado antes.
La oportunidad se puede desperdiciar si no media una política correcta. De esta cerrazón para comprender, viene luego la falta de táctica para actuar. Para el PTS, hacia las direcciones del movimiento de masas y el resto de la izquierda lo central es la denuncia. Para nosotros, en la pelea por conquistar a la mayoría de los trabajadores, el llamado a la unidad de acción, al frente obrero, la exigencia y el embrete a las dirigencias tradicionales combinados con la denuncia ante las traiciones, son fundamentales si queremos construir algo grande, que pueda postularse para ser alternativa de gobierno.
Gustavo Giménez