En solidaridad con las víctimas del atentado en Ankara – Turquía Erdogan y el gobierno del AKP utilizan a los yihadistas para imponer el terror

atentado-ankara-turkiaEl pasado 10 de octubre dos comandos suicidas de militantes del ISIS, amparados por el gobierno del AKP turco, que está dirigido por el  presidente Recep Erdogan y su primer ministro Davutoglu, detonaron sus bombas a la salida de la estación de ferrocarril de Ankara (1). Transcurrían los momentos previos a una enorme movilización convocada por los sindicatos (DISK, KESK, TMMOB, TTB) y el HDP (2) bajo el lema “Trabajo, Paz y Democracia”. Como resultado de los estallidos murieron más de 128 manifestantes y se produjeron cerca de 500 heridos, constituyendo el mayor atentado terrorista en la historia moderna de Turquía.

Si haber dejado la zona del atentado “liberada” al accionar terrorista no hubiera bastado, la policía descargó gases, balas de goma y golpes con sus porras sobre aquellos que fueron a socorrer a los heridos, con la excusa de responder a las lógicas reacciones de bronca contra su complicidad en los hechos. Así, el número de víctimas fatales aumentó, al no recibir los heridos más graves la atención inmediata necesaria para salvar sus vidas.
 
Para completar el cuadro,en los momentos posteriores al atentado, el ministro Davutoglu responsabilizó al HDP y los organizadores de la marcha de ser causantes del mismo. Acusó a estas organizaciones de matar a su propia gente para desestabilizar el país. Otra brutal provocación. Luego dispusieron una censura total de todos los medios periodísticos (orales, visuales, escritos y de Internet) en la difusión e investigación del atentado, con la excusa de no entorpecer la investigación.
 
 Y para rematarla se reprimió muchas de las manifestaciones que, desde las pocas horas de realizado el atentado, el pueblo turco, kurdo, distintas minorías nacionales, los sindicatos y el HDP realizaron para repudiar la masacre y exigir castigo a los responsables.
 
El brutal atentado de Ankara es la culminación de una serie de graves agresiones al HDP y a la minoría kurda, que solo en Turquía reúne a 15 millones de personas. Sus antecedentes inmediatos deben registrarse en la masacre de Amed (Diyarbakır), el 5 de junio, con un saldo de 4 muertos y la de Pirsûs (Suruc), el 20 de julio, con un saldo de 33 muertos. Ambos atentados dejaron cientos de heridos. En Suruc estaban realizando un acto en solidaridad con Kobane (3).
 
La  extendida agresión en las últimas semanas por parte de los grupos de ultra derecha nacionalistas turcos sobre 400 locales del HDP, se completó en los municipios que éste controla, con la invasión del ejército, que bajo Estado de Sitio, descargó su furia contra la población civil, que en muchos lugares resistió la embestida, dejando en los enfrentamientos un importante un saldo de muertos, heridos y presos  (1.500 de ellos trasladados a Ankara para aislarlos de sus poblaciones de origen).
 
El sueño de Erdogan de perpetuarse en el poder
 
Recep Tayyip Erdogan, quien fuera primer ministro turco durante más de diez años, ahora como presidente pretende reformar la Constitución para perpetuarse indefinidamente en el poder.Llegó al gobierno de Turquía con el AKP (Partido Justicia y Desarrollo) en el año 2002, desplazando a las formaciones políticas tradicionales que, luego de una grave crisis financiera que soportó el pueblo turco sobre sus espaldas, estaban completamente desprestigiadas.
 
Con una amplia coalición de gobierno, contando con el apoyo de la UE y el FMI, Erdogan aprovechó una buena coyuntura económica para el país (Turquía fue uno de los llamados “países emergentes” que eran indicados para superar la crisis mundial del 2008). Desarrolló un plan “modernizador” del estado en base a una política neoliberal, apoyándose en una alianza con los sectores islamitas que se oponían al “sector secular” de la burguesía turca, que con apoyo en el ejercito, controlaba los principales resortes del poder en Turquía. El inicio de conversaciones y la tregua con el PKK (4), le ganó la simpatía de grandes sectores religiosos del este, entre ellos de kurdos conservadores.
 
Con el estallido de la “primavera árabe” en el 2011, la caída de Murabak en Egipto y el asenso de Morsi y la Hermandad Musulmana, Erdogan pretendió que había llegado la hora de relanzar el imperio otomano en la región y en consonancia con las burguesías árabes sunitas de la región (Arabia Saudita, Qatar) aprovechó la guerra civil en Siria, para romper relaciones con su otrora aliado, el gobierno genocida de Al Asad y armar hasta los dientes (con la connivencia del imperialismo europeo y yanqui) a la oposición ultra islámica de Al Nusra (Al Qaeda sirio) y el ISIS, entre otros grupos.
 
Pero la revolución democrática árabe se coló en Turquía en el 2013, por la vía de las protestas de la juventud contra la reurbanización de Gezi Park de Estambul. La brutalidad policial para reprimir estas manifestaciones, detonó una ola de repudio de una amplia gama de organizaciones políticas y sociales, contra la política del gobierno del AKP, dando origen a un nuevo fenómeno político que va a confluir en la formación de HDP, una coalición que reunió a los movimientos kurdos y de izquierda turca, con muchas organizaciones entre las cuales se encuentran representadas importantes minorías de Turquía como la armenia, cristianos asirios, yasidíes, alevíes, organizaciones sindicales etc. 
 
La crisis monetaria de Turquia en el 2014, que coincidió con la crisis de otras economías “emergentes” importantes, complicó aún más la situación para Erdogan y el gobierno del AKP, que cada vez con más fuerza se apoyaron en grupos de ultra derecha y es su apoyo al ISIS al interior de Siria y su frontera sur. Justamente el asedio de Kobane (la ciudad kurda en el norte de Siria)  por parte del ISIS, que luego debió retirarse derrotado por la heroica resistencia delas milicias kurdas, contó con el apoyo cómplice del ejército turco que impedía a los kurdos dela ciudad fronteriza, poder abastecerse de lo elemental o trasladar sus heridos a Turquía.
Eso es lo que explica, la zona liberada en el lugar del atentado de Ankara, como el aliento a los grupos de ultra derecha islamistas contra el HDP y los kurdos. También la utilización directa del ejército y las fuerzas represivas, y su complicidad con los autores de los últimos atentados pertenecientes al ISIS. Aunque el ministro Davutoglu, presionado por los acontecimientos los denuncie, e incluso encarcele a alguno de sus miembros.
 
Finalmente el triunfo del HDP en las elecciones turcas de Junio de 2015, al superar el 10 % de los votos que es el piso para integrar el Parlamento (sacó un 13% y 80 parlamentarios) fue un golpe durísimo para Erdogan, que no pudo alcanzar la mayoría para formar gobierno y reformar la Constitución como pretendía, obligándolo a llamar a nuevas elecciones para este 1º de noviembre. Su furia represiva ha tenido desde entonces el claro objetivo de desprestigiar al HDP y hacerlo retroceder electoralmente para sacarlo del Parlamento y retomar el control. La repulsa a la reciente masacre de Ankara parecería indicar que el tiro puede salírsele por la culata.
 
La complicidad de los líderes de la Unión Europea
 
El estado turco es miembro pleno de la OTAN y está en negociaciones para ingresar a la Unión Europea. Por eso es que aunque formalmente los líderes europeos han condenado el atentado de Ankara, en realidad apoyan firmemente al gobierno responsable político de la masacre. 
 
Y en medio de la crisis de los refugiados que sacude a Europa, el imperialismo europeo negocia con Erdogan una ayuda extraordinaria de miles de millones de euros, para que contenga la inmigración siria en territorio turco, que ya tiene a casi dos millones en los campos de refugiados. Desde principio de año han emigrado a Europa occidental más de medio millón de personas y Alemania está discutiendo como sacarse de encima a una buena parte de ellos.
 
No nos detendrán
 
Algunos analistas sugieren que la situación turca puede evolucionar hacia una polarización extrema, que desemboque en una cruenta guerra civil como la que se desató en Siria. . A su favor la revolución turca tiene una organización como el HDP que hasta ahora viene jugando un rol progresivo en el enfrentamiento con Erdogan. En esta pelea, para ir hasta el final va a tener que combinar necesariamente la lucha por los derechos democráticos contra la política represiva del gobierno turco, con la búsqueda de salidas anti capitalistas, ya que la barbarie represiva es la fórmula que el imperialismo tiene preparada para los pueblos que se levantan contra sus intereses.
 
Luego del atentado el co-presidente del HDP,  Selahattin Demirtas, en un histórico y valiente discurso señaló dirigiéndose al primer ministro:“No vamos a permitir que una y otra vez os convirtáis en los asesinos de nuestro pueblo. Morimos cada día. Estamos muriendo: somos los soldados. Somos la policía. Ambos, kurdos y turcos somos nosotros. Son los hijos e hijas de la gente pobre los que están muriendo. Vosotros y los vuestros no estáis muriendo. Por eso sois vosotros y no nosotros los que tenéis que rendir cuentas. El Estado está bajo vuestro control, y vosotros gobernáis este país. Sois responsables de cada muerte. Y responderéis de ello. Nuestra lucha no cesará hasta que os llevemos ante la justicia, ante un poder judicial independiente. No vamos a permitir que sigáis perpetrando masacres en este país con tanta libertad.”
 
Como señalan en su llamamiento a la solidaridad internacional, la lucha contra el asesino Erdogan y su apoyo a la ultra derecha islámica, es una pelea clave para los pueblos que enfrentan al imperialismo.
 Gustavo Giménez
 
(1) Capital de Turquía
(2) Partido Democrático de los Pueblos coalición unitaria de la izquierda turca que integra a la minoría kurda y otras minorías nacionales que habitan el país.
(3) Población kurda del norte de Siria, fronteriza con Turquía, que fue asediada por el ISIS y defendida triunfalmente por las milicias kurdas. 
(4) Partido de los Trabajadores del Kurdistán. Organización armada del pueblo kurdo, que está en las listas del terrorismo internacional a pedido del gobierno turco.