El año de las mujeres
En el 2016, las mujeres participamos en todos los conflictos sociales y a la vez pusimos nuestras demandas en las calles con más fuerza que nunca. Enfrentamos la falta de respuestas de Macri y los gobernadores, y cuestionamos a las instituciones y al sistema.
En todo el país, las trabajadoras, las estudiantes y las desocupadas fuimos parte activa de las luchas populares a la par de nuestros compañeros. Y además del segundo y masivo Ni Una Menos, protagonizamos batallas inéditas por nuestras reivindicaciones como mujeres:
Fue inédita la respuesta que dimos ante la violencia institucional que una madre sufrió por parte de dos policías en una plaza del municipio bonaerense de San Isidro por amamantar a su bebé en público: un “tetazo” nacional.
Fue inédita la lucha unitaria por Belén, una joven que por un aborto espontáneo fue injustamente acusada de asesinato y detenida en Tucumán. En agosto logramos su libertad y la Corte provincial sigue postergando dictar su absolución definitiva.
Fue inédita la batalla que dio Alika Kinan, en Ushuaia, la primera víctima de trata de personas para explotación sexual que querelló penalmente a sus tratantes. Aun parcial, logró una victoria.
Como otro hecho inédito y relevante, ante el aberrante femicidio de la joven marplatense Lucía Pérez el 19 de octubre hicimos un gran paro nacional de mujeres y marchas multitudinarias a las plazas de todo el país.
Una nueva ola feminista mundial
El avance de nuestras batallas no es exclusivo de la Argentina. En toda América Latina y el mundo, con sus desniveles de país a país, nuestras hermanas también salen por sus reclamos, que son los mismos que los nuestros: aborto legal, basta de femicidios, por la igualdad de ingresos.
Hay una nueva oleada feminista mundial en respuesta a la ofensiva global del sistema capitalista y patriarcal, porque mientras descarga su crisis sobre los trabajadores y los pueblos se ensaña en especial contra nosotras y nuestros derechos. Esta fuerza de las mujeres impacta a su vez sobre los varones, generando reflexión, apoyo y avances en la conciencia antipatriarcal.
Esta nueva avanzada se entrelaza y se retroalimenta: por todo el mundo se extiende la solidaridad con la heroica lucha armada de las mujeres de Kurdistán; desde México nos vino el #VivasNosQueremos; a Chile, Perú y otros países llegó nuestro grito de #NiUnaMenos; desde Polonia tomamos la iniciativa del paro nacional de mujeres. Ahora se viene la marcha de mujeres contra Trump el 21E en los EE.UU., seguida con gran expectativa, a la vez que crece el impulso al primer paro internacional de mujeres para el próximo 8 de Marzo.
Contra las instituciones y el sistema
Al calor del ascenso de nuestras luchas de género se expresa un desarrollo y radicalización en la conciencia. Esto significa que, en general con las jóvenes a la vanguardia, las mujeres vamos teniendo cada vez mayor conocimiento y claridad sobre cuáles son los enemigos que enfrentamos.
Una buena muestra fue la jornada nacional del 25 de noviembre, día internacional contra la violencia de género: las asambleas y acciones se realizaron ante las instituciones que obstaculizan o nos niegan nuestros derechos: el Congreso y sus partidos mayoritarios, la Casa Rosada, los Tribunales, la policía, los ministerios de Salud y Educación, el Consejo Nacional de Mujeres, el Papa y la Iglesia Católica.
Y todas esas instituciones, que sostienen y reproducen la misma ideología, leyes, prejuicios y mandatos que nos oprimen y violentan, forman parte del mismo régimen democrático-burgués y del sistema capitalista y patriarcal. Cada vez más mujeres comprenden que es la clase capitalista la que se beneficia de nuestro trabajo doméstico gratuito y por eso mismo se van dando cuenta que junto a las respuestas inmediatas es preciso pelear por cambios de fondo.
Contradicciones y desafíos
Lamentablemente, algunas de las corrientes que actúan en el movimiento feminista van a contramano del proceso vivo. Es el caso del PCR-CCC, corriente maoísta que hegemoniza la comisión de organización de los Encuentros Nacionales de Mujeres, y sus socias neokirchneristas de Mala Junta-Patria Grande. En el último ENM en Rosario, contra la voluntad mayoritaria de las mujeres participantes, ambos sectores impusieron en forma burocrática y divisionista, sin ninguna votación ni compulsa efectiva, que el próximo Encuentro no sea en la Ciudad de Buenos Aires sino en Resistencia.
Así le capitularon al Papa, a la Iglesia y al gobierno macrista al impedir que decenas de miles de mujeres nos reunamos en el corazón político del país para presionar y lograr nuestros derechos. En simétrico error, las agrupaciones del FIT (Pan y Rosas, Plenario de Trabajadoras e Izquierda Socialista) hicieron una “votación” trucha una vez ya retiradas quienes defendían la otra postura.
Lo óptimo sería que surgiera una nueva conducción del movimiento de mujeres, amplia y democrática, por ejemplo a partir del colectivo Ni Una Menos. Eso permitiría articular la unidad en la diversidad. Pero como es muy difícil, en principio nuestra propuesta para superar la crisis es convocar a un gran pre-Encuentro Metropolitano en CABA previo al ENM en Chaco.
Vení con Juntas y el MST
Seguramente vos ya nos conocés de alguna de las acciones que compartimos a lo largo de este año. Quizás viajaste con nosotras al Encuentro de Rosario. O a lo mejor participaste de alguna de nuestras charlas y cursos de formación. Sabés que defendemos todos y cada uno de tus derechos, que tenemos propuestas concretas para las distintas problemáticas de género y que además luchamos por dar vuelta este sistema capitalista y patriarcal, padre de todas las desigualdades y violencias.
Por eso te queremos invitar a que des un paso adelante y te sumes a nuestra agrupación Juntas y a la Izquierda y al MST. Tenemos un espacio de participación y lucha para vos. Si en cada rincón del país fortalecemos la organización, vamos a estar en mejores condiciones para ir juntas por los derechos que nos faltan. Si el 2016 fue el año de las mujeres, hagamos que el 2017 lo sea todavía más.