Un millón y medio más de pobres: LOS «LOGROS» DEL AJUSTE MACRISTA
El Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina difundió su informe anual, en donde registra un aumento del 29% al 32% en la pobreza como resultado del primer año del gobierno de Cambiemos. Mientras los medios oficialistas y no tanto discuten si se trata de la “pesada herencia” o de los “errores” de este gobierno, nosotros abordamos el debate desde la crítica global a un modelo que ya mandó a la mitad de nuestros chicos a la pobreza y a tres millones de personas a la indigencia.
La película de la pobreza
Si analizamos los últimos informes del Observatorio de la UCA podemos comprobar con claridad que la pobreza viene en aumento en nuestro país desde el 2011. Es evidente que luego de una primera etapa de ciertas concesiones económicas, producto de una acumulación extraordinaria por las ventajas en relación al precio de los commodities y la profunda devaluación operada en estas tierras, el gobierno de Cristina Kirchner comenzó una paulatina transición de los costos de la crisis económica internacional a los bolsillos de los trabajadores y el pueblo argentino.
Mediante el impuesto inflacionario como línea fundamental, más el saqueo a los recursos del Estado, los sobreprecios, “retornos” y demás despilfarros de lo público, el autodenominado gobierno “nacional y popular” cerró el ciclo de mayor crecimiento económico en la historia del país con el 29% de los habitantes (cerca de 10 millones de personas) bajo la línea de pobreza y una brecha creciente entre los sectores que más y menos tienen.
Mauricio Macri y su plan de ajuste llegaron para llevar esa delicada situación hasta sus límites, aumentando drásticamente la pobreza y la indigencia, hundiendo en ellas a los sectores más vulnerables. Para tener un parámetro de lo que decimos, hoy en la Argentina la mitad de los chicos son pobres. Y esto no lo decimos sólo los izquierdistas protestones, sino que lo informan las propias instituciones de la Iglesia Católica y se ven obligados a reconocerlo ministros del gobierno macrista como Carolina Stanley.
Macri nos lleva al precipicio
Está claro para quien quiera verlo que el gobierno lleva adelante una política que profundiza los peores rasgos de la etapa anterior. En economía ha pegado un salto en la extranjerización y la entrega, barriendo las barreras aduaneras a favor de los productos “baratos”, quitando impuestos a los sectores concentrados del agro y la minería, duplicándoles los beneficios a las petroleras. Durante su primer año de gobierno se mantuvo una inflación del 40%, al tiempo que se destruyeron miles de puestos de trabajo de manera directa e indirecta.
Contradictoriamente, lejos de las promesas macristas de que estas “normalizaciones” atraerían inversiones y permitirían dinamizar la economía, sucedió todo lo contrario. Aumentó la deuda de manera exponencial, la economía está en recesión y las inversiones no llegaron ni llegarán. Mientras que el gobierno rebota una y otra vez con medidas antipopulares, amplios sectores de la población van pasando de la expectativa a la bronca, de la paciencia al enojo, del pedido de calma al pedido de helicóptero…
Ante las combativas movilizaciones del 6, 7 y 8 de marzo el gobierno ha tenido que recular en forma parcial, desdoblando el aumento del gas y demorando el del transporte. Pero en esencia mantiene su plan de ajuste y despidos. Igual que todos los sectores empresarios del país, el gobierno de Macri no tiene un plan alternativo. Desde su perspectiva, necesitan el ajuste porque lo que sucede en la Argentina no es “normal”, el mundo está en crisis y para estos canallas nos toca a nosotros pagarla sin chistar y por eso deben reducir el “gasto público” y hasta planean subir el IVA al 25%. Por eso el conjunto de las fuerzas políticas patronales apoyan a grandes rasgos el camino del ajuste. Podrán presentar matices, pero coinciden en que se debe ajustar para defender sus ganancias y sus privilegios.
En ese triste rol también podemos inscribir a la CGT, que el otro día experimentó en carne propia la “opinión” que su postura traidora le merece a los trabajadores y trabajadoras que exigen el paro nacional como una necesidad impostergable. Este apoyo de la burocracia sindical al gobierno genera fricciones, debates y rupturas, pero aun con esos problemas lo que todavía prima es la unidad de los poderosos para llevar adelante su plan antipopular. De seguir esta dinámica, lejos de sorprendernos, las preocupantes estadísticas de la UCA se van a tornar una cruel “normalidad”.
Lucha, plan económico y alternativa política
En estos días quedó claro que la tarea más inmediata para el pueblo que vive de su trabajo es enfrentar el ajuste del gobierno nacional. El paro docente que merece todo nuestro apoyo, el desborde a la cúpula de la CGT y la poderosa movilización de mujeres ponen en evidencia que hay una creciente disposición a luchar y que el tiempo de “esperar los cambios” terminó. La exigencia del paro general crece con fuerza en los lugares de trabajo y en las calles. Es posible que los viejos traidores de la CGT no tengan otra que ponerle fecha y entonces habrá que batallar para que ese paro nacional sea con movilización y tenga continuidad en un plan de lucha.
A la vez, para terminar con la pobreza, es necesario plantear un plan económico alternativo que incluya una serie de medidas a corto y a mediano plazo. Por ejemplo, un aumento de salarios, jubilaciones y planes sociales de emergencia e indexado cada tres meses. Anular el IVA a la canasta familiar para todos. Prohibir los despidos y suspensiones por ley y nacionalizar bajo control obrero toda empresa que incumpla. Suspender todo pago de la deuda externa y volcar esos fondos a un plan de obras públicas y viviendas para dar empleo y a la salud y la educación públicas. Anular el impuesto al salario y poner fuertes impuestos a las corporaciones, los bancos, los terratenientes y las grandes fortunas. Un plan de shock de inclusión educativa y laboral para los jóvenes. Es decir, con estas y otras medidas empezar a dar vuelta la tortilla para que la crisis la paguen los capitalistas y no el pueblo trabajador.
Pero con luchar y proponer otro plan no alcanza. Si las y los de abajo no hacemos política, ésta sólo queda en las manos de toda esa casta de privilegiados y corruptos como los Macri, los PJ-K o los Massa-Stolbizer que cacarean pero son más de lo mismo. Es urgente construir una referencia política como opción nueva y distinta frente a todos los sectores que ya nos gobernaron y fracasaron. Son tiempos de dar un paso al frente, organizarse y tomar parte en la pelea política para dar una salida por la positiva a los trabajadores, los jóvenes, las mujeres y todo nuestro pueblo.
Esa alternativa nueva no puede venir más que desde la izquierda. Por eso desde el MST hemos conformado con el Nuevo MAS una nueva coalición de izquierda de alcance nacional, sin el sectarismo ni el autobombo que caracterizan al FIT. Así nace IZQUIERDA AL FRENTE por el Socialismo, para dar pelea contra el ajuste y también en las próximas elecciones, en todo el país. Y mientras instalamos y ampliamos esta alternativa, también construimos nuestro partido, el MST. Para apoyar las luchas e impulsar nuevos delegados y una nueva central sindical, combativa y democrática. Un partido para seguir luchando por la unidad de toda la izquierda política y social. Un partido para proponer ese plan económico alternativo que señalábamos más arriba y también los cambios que hacen falta a nivel político e institucional. Para luchar por un gobierno de los trabajadores y trabajadoras, que rompa con el capitalismo y abra camino al socialismo.
A este frente y este partido que estamos construyendo, te invitamos fraternalmente a sumarte. El ajuste no cae solo, Macri tampoco y nadie nos va a regalar un gobierno del pueblo trabajador y para el pueblo trabajador si no nos organizamos y militamos. Venite.
Martín Carcione