Crisis europea: derrota de la ultraderecha en Holanda
El pasado miércoles 15/03 se celebraron las elecciones generales en Holanda. Los pronósticos más extendidos daban al xenófobo Greet Winders como seguro ganador. Lo llamaban el “Trump holandés”. “Expulsar a los marroquíes”,” frenar al islamismo”, “una Holanda para los holandeses” eran algunas de las sus propuestas racistas y xenófobas.
Ríos de tinta auguraban el triunfo de la ultra derecha, que iba a ser continuado por Marie Le Pen en las elecciones francesas, el Partido de la Libertad de Austria (nazi), el ascenso de la AfD (1) en Alemania, el crecimiento de Aurora Dorada en Grecia entre los jóvenes menores de 25 años, etc. Tal como lo describió Rodolfo Terragno en su editorial de Clarín del domingo 12 de marzo. El político argentino no hacía sino repetir los miedos y argumentos de los liberales y socialdemócratas de todo el mundo en torno al avance “irrefrenable” del fascismo, o del “populismo de derecha”, como suelen llamar a Trump y a estos fenómenos.
Pasaron las elecciones holandesas y al quedar segunda la agrupación de Winders, con tan solo 20 de los 150 escaños en disputa, los titulares de las grandes editoriales derrochaban frases de alivio, la “democracia” había derrotado a la ultraderecha, en Holanda se habría frenado su curso ascendente, Marie Le Pen nunca pasará de la primera vuelta, en Grecia al “populismo de Izquierda” lo suplantarían los reformistas y después de todo el ascenso de los xenófobos alemanes lo único que lograría es que entren al parlamento, etc., etc.
En realidad lo que pasó en Holanda, es algo que se está repitiendo de distintas formas en cada país, que se expresó en el triunfo de Trump en EEUU: una creciente polarización política, expresada en el hundimiento de los viejos aparatos liberales y socialdemócratas, encargados de imponer fuertes medidas de ajuste en una Europa capitalista en crisis.
El Holanda el partido gobernante, el liberal VVD del primer ministro Mark Rutte, retuvo la primera minoría con 33 escaños (sobre 150), pero perdiendo 8 con relación a la anterior elección y va a tener que abandonar a su socio socialdemócrata para intentar armar un gobierno de coalición con otras agrupaciones de derecha, ya que “los socialdemócratas del Partido del Trabajo (PvdA), que han gobernado en coalición con los liberales en Holanda los últimos cuatro años, han sufrido una derrota histórica. Han perdido 29 escaños y pasan de ser el segundo partido del Parlamento al séptimo.” (La Vanguardia, Barcelona, 17/03/17)
En los años ochenta, socialdemócratas (PvdA), liberales de derecha (VVD) y democristianos (CDA) se repartían el 80% de los escaños. En estas elecciones, estos tres partidos no suman juntos ni el 40% de los votos.
La ultraderecha del xenófobo y partidario de romper con la Unión Europea, Greet Winders, capitalizó por derecha este desgaste, convirtiéndose en un fenómeno político, pero sin lograr la primera minoría. Obtuvo 20 escaños y un 13,1 % de votos; es decir, 5 escaños y 3 puntos más que en 2012.
Lo que los diarios no resaltan en la misma medida es el ascenso de una formación de izquierda ecologista, la del joven de 30 años, hijo de marroquíes, Jesse Klaver, que paso de 3 diputados a 13, con un programa que “en Holanda… busca la integración de los inmigrantes y las políticas sociales” (Diario El Mundo de España 16/03/2017). Y sobre el qué mucho sostienen que fue la verdadera revelación de estas elecciones.
La crisis europea
No es el ascenso de formaciones de ultra derecha el fenómeno central de la situación política en Europa. Si bien su ascenso es preocupante son aún fenómenos electorales. Lo central está en la crisis de todo el sistema político y social sobre el que se formó la Unión Europea. La crisis del capitalismo europeo.
Esta crisis cuyo origen podemos situarlo en el estallido de la economía mundial en el 2007/08, ha obligado a las tradicionales formaciones liberales y socialdemócratas sobre las que descansaba los regímenes políticos de la UE, a enfrentarse a sus bases electorales con fuertes planes de ajuste, provocando el “fin del estado de bienestar”.
En Holanda la coalición gobernante (liberal y socialdemócrata) fue castigada por este proceso. Si bien los liberales, que retuvieron la primer minoría, perdieron bancas, los principales afectados fueron los socialdemócratas ¡Bajaron de 38 diputados a tan solo 9!
Esta crisis, cuestiona permanentemente no solo los modelos de ajuste, que los banqueros europeos y la burguesía alemana pretenden imponerle al resto de los países integrantes de la UE, sino que pone en peligro su supervivencia como superestructura imperialista.
Entre los fuertes roces que se ocasionan permanentemente podemos mencionar el rebrote de la crisis de Gran Bretaña que se ha dado en estos días, en la polémica entre los representantes de la nación escocesa que presionan a Inglaterra por un nuevo referéndum independentista y su negativa a ser parte de un “Brexit duro”. En un marco en el cual hace pocas semanas el Sinn Féin (brazo político del IRA), el partido irlandés histórico que brega por la independencia de Irlanda del Norte y su unificación con Irlanda del Sur, logró una muy importante votación en las elecciones autonómicas locales, perdiéndolas por unos pocos votos ante su rival el Partido Democrático Unionista pro inglés.
El “fantasma” del Brexit
La traición del gobernante griego Tsipras a los mandatos anti ajuste del plebiscito griego y su capitulación a las órdenes de la troika (2) frenaron la primer amenaza de ruptura de ese engendro imperialista que es la Unión Europea. Un engendro que defiende gran parte de la burguesía mundial y los sostenedores de este sistema capitalista, argumentando que es la arquitectura necesaria para la unión de los pueblos de Europa y su progreso. Burdas mentiras que, lamentablemente muchas veces son sostenidas por sectores “progresistas”.
La realidad es que la UE, se construyó para beneficiar a las burguesías de Europa y no a sus pueblos y clases trabajadoras, sobre las cuales los banqueros del Banco Central Europeo descargan cotidianamente brutales planes de ajuste, que los gobiernos locales implementan sin piedad.
Dentro de este pillaje los más favorecidos son los representante de los capitales y multinacionales más sólidos, en particular la de los capitalistas alemanes. Por eso Ángela Merkel es la figura política más importante del imperio europeo. La crisis en curso no solo ha desatado las luchas de los pueblos contra estos planes de ajuste sino que ha agravado los roces ya existentes al interior del acuerdo imperial.
Fue el pueblo inglés, a partir de su pronunciamiento en el plebiscito, el encargado de dar la primera gran patada al acuerdo imperial. Muchos denigraron este triunfo, ya que en el terreno político, ante la debilidad de la izquierda revolucionaria, en la campaña por el Brexit ocuparon un lugar partidos con posiciones de derecha y xenófobas. En realidad, y más allá de las confusiones que la falta de una dirección anti capitalista provoca, los trabajadores y el pueblo inglés, desataron una dinámica infernal, que ha debilitado al acuerdo imperial europeo y que también ha potenciado la lucha por las libertades nacionales de los pueblos oprimidos dentro del propio imperio británico. Dando fuerza también a otras luchas europeas conexas como la de la independencia catalana.
La creciente polarización planea enfrentamientos más duros entre las clases
Pueden existir roces y enfrentamientos entre los distintos sectores de la burguesía imperialista. Algunas de estas diferencias se expresaron recientemente en la cumbre entre Donald Trump y Ángela Merkel. Significativamente entre tantos desencuentros hubo un acuerdo importante: la necesidad de crear planes de empleo flexibilizado que bajen el costo de la mano de obra y los salarios.
Es que sin lograr extraer una cuota importante de plusvalía extra a los trabajadores del mundo, es imposible avanzar en resolver la actual crisis capitalista. Y aquí se terminan las diferencias entre “populistas de derecha” y “liberales democráticos” o socialdemócratas. En todo caso se pelearan en la disputa por la tajada que pretendan para cada uno.
Esta necesidad nos habla de nuevos ajustes… y de nuevas resistencias de los pueblos. Y en estas peleas entre las clases, en las calles, se definirá el curso de Europa y del mundo. Por eso hace más falta que nunca una izquierda anti capitalista que se postule para dirigir a los trabajadores en las contiendas contra esta ofensiva y llevar las luchas hasta la derrota del actual sistema capitalista imperialista.
(1) AfD: Partido Alternativa para Alemania, de ideología de ultra derecha, que puede obtener más del 10% de los votos en las próximas elecciones y acceder al parlamento germano.
(2) Troika: nombre con que popularmente se llama al acuerdo entre el Banco Central Europeo, las autoridades de la Unión Europea y el FMI, responsables de los planes de ajuste que sufren los pueblos y trabajadores de Europa.
Gustavo Giménez