Crisis en el imperio británico y la Unión Europea
Theresa May envió la carta para el Brexit
Este 29 de marzo la primer ministro británica cumplió con el artículo 50 del tratado de la UE e inició el proceso para la salida de Gran Bretaña de la UE. Mientras el imperialismo europeo se debilita, en el Reino Unido aumenta la crisis con sus nacionalidades oprimidas: Escocia, Irlanda del Norte y Gales.
En esta primera fase de las negociaciones para concretar el Brexit (1), el tironeo entre las potencias del Viejo Mundo se hizo evidente. Ninguna de las partes quiere un estallido, pero al comienzo se tensaron las cuerdas. Por un lado la burguesía del “Reino” pretende que al mismo tiempo que negocia los términos de su salida de la UE, se negocie un tratado de libre comercio y se mantenga un estatus que le permita gozar en el futuro, de varios de los beneficios que goza como miembro pleno de la Unión. A su vez la canciller alemana, Ángela Merkel, y los negociadores de la UE, se endurecen planteando que cualquier acuerdo sobre la futura relación (las negociaciones duran dos años) solo podrá empezar a considerarse cuando el proceso de separación este claramente avanzado, con el objetivo de sentar un precedente contra otros que quiera abandonar el barco y de paso obtener el máximo de concesiones posibles a su favor.
Los primeros números que se conocen sobre el monto de indemnización que Gran Bretaña tendría que pagar a la Unión Europea son siderales, ¡alrededor de 60.000 millones de euros!, entre las deudas actuales, sus compromisos de aportes a la UE y el sueldo de los empleados comunitarios. Esto ha llevado a May a señalar que Gran Bretaña podría retirarse de la UE con acuerdo o sin acuerdo, a chantajear, como lo hace en su carta, con no colaborar en los temas de seguridad europea, ni en la situación legal de más de 5 millones de inmigrantes de países de la EU que habitan en la Gran Bretaña. Amenazas de la burguesía británica, que incluso especula con hacer de la Banca de Londres, un paraíso fiscal que absorba una parte de los capitales europeos… A lo que los representantes de Bruselas contestan con que todo el proceso debe ser supervisado por el Tribunal de la Justicia Europeo, en torno a las normas de la UE…
Dentro del tironeo figuran temas como el status del Peñón de Gibraltar (territorio de ultramar usurpado a España), que al Unión se niega a incluir en las conversaciones y un sin número de cuestiones, derivados de la ruptura de la quinta economía del mundo, después de 44 años de participación en la UE y en el cual el intercambio comercial del 2015 sumó 520.652 millones de libras (1 libra=1,15 euros), entre importaciones y exportaciones. Con saldo negativo de 60.000 millones de libras para Gran Bretaña. Estos números indican que casi la mitad del intercambio comercial del Reino Unido es con países de la Unión Europea. (datos del diario El País de España 29/03/2017).
La negociación que en el terreno formal recién comienza, desnuda las divisiones y crisis de la burguesía europea. Mientras que por el lado de los países que integran la Unión Europea prima la necesidad de “castigar” semejante ruptura del orden imperial y obtener la mejor tajada del proceso de “ruptura”, por el lado británico están dividas las aguas, entre los que como Theresa May aceptarían pagar una indemnización y ceder concesiones con tal de mantener ventajas comerciales, hasta los que proponen retirarse sin pagar una libra. Y dentro de este lío otros sectores directamente se montan en la causa nacional de sus pueblos, y buscando salir de la crisis con mayores ventajas para su sector, declaran su oposición a la ruptura con la UE, planteando directamente la separación del Reino Unido y la pretensión de ser reconocidos por la UE, como es el caso de la burguesía escocesa y de un sector importante de Irlanda del Norte.
Theresa May en medio de un tembladeral político
Así mientras la primer ministro del imperio británico pretende encarar las negociaciones desde una postura de relativa fortaleza, tiene a Nicola Sturgeon, la primer ministra del reino de Escocia, exigiéndole que se reedite el plebiscito, recientemente aprobado por el parlamento escoces, para que el pueblo de Escocia se pronuncie por su independencia de Gran Bretaña. Y ante la negativa de May de aprobar su realización antes de la finalización del Brexit, amenaza con hacerlo en forma unilateral. (2)
Tiene además una grave crisis en Irlanda del Norte, donde el Sinn Fein, que fue el partido que encabezó la pelea por la independencia de Irlanda del imperio británico, quedó casi empatado con el partido unionista (perdió por solo unos centenares de votos la última elección). Y pese a que después del “acuerdo de paz” este partido comparte el gobierno autónomo de Irlanda del Norte con el Partido Unionista Democrático (DUP) pro inglés, la crisis política desatada por este resultado, que refleja el abandono de una parte importante de la base protestante con el gobierno y con el DUP, dada las políticas de ajuste implementadas, les ha impedido hasta ahora formar nuevo gobierno e incluso se especula que podría mediar otra elección local antes de que cierren las negociaciones.
A esto debemos sumarle que es libre el tránsito entre las dos Irlandas, con familias que han quedado de uno y otro lado, trabajos, atención médica, etc., compartidos. La frontera no podría cerrarse sin ocasionar un cataclismo, con lo cual si Gran Bretaña y la EU quieren evitarlo, tendrían que dejarla abierta, más allá del curso y las condiciones de la ruptura.
La izquierda y el Brexit
El hecho de que, ante la falta de una alternativa clara de izquierda, y la postura timorata de conservadores y laboristas (los partidos tradicionales de Gran Bretaña), la campaña por el Brexit fuera acaudillada por un partido xenófobo UKIP, con una propaganda que le echaba la culpa de la pérdida de empleos o de la baja salarial y de conquistas sociales, a los inmigrantes. Que esta propaganda hiciera pie, entre otros, en sectores de la población alimentando los prejuicios imperialistas, llevo a que una parte importante de la izquierda mundial (y de la propia Europa y Gran Bretaña) estuviera en contra del Brexit.
Los que levantaron esta posición a nuestro juicio equivocada, representan una variada gama, que va desde los que “embellecen” a la Unión Europea como una construcción política que respetaría la democracia y a las minorías e inmigrantes contra la ultra derecha, hasta los que señalando el carácter imperialista tanto de la burguesía británica, como de la UE y las corrientes xenófobas, señalaron que el plebiscito era una trampa y llamaron a abstenerse. (3)
Un sector importante opina consecuentemente, que con el triunfo del Brexit, se fortalece la ultra derecha y por lo tanto la situación general del pueblo inglés es peor, y aunque muchos no lo dicen abiertamente, habría sufrido una derrota importante porque al no poder capitalizar la crisis la izquierda revolucionaria es la ultraderecha la que avanza en Gran Bretaña… y Europa.
Si esto fuera así habría que explicar porque el Reino Unido, esa potencia imperial, principal aliado de EEUU en el mundo, tiene una crisis tan profunda. Habría que explicar como uno de los acuerdos más importantes del imperialismo de pos guerra mundial, la Unión Europea, sufre la ruptura de uno de sus pilares más importantes, debilitando el resto de la estructura. Habría que explicar porque el primer ministro conservador David Cameron, que hacía pocos meses había ganado las elecciones por mayoría absoluta, se vio obligado a renunciar en medio de una importante caída de las bolsas.
Habría que explicar también como se apoderó de todos los defensores de ese engendro imperialista con sede en Bruselas, dominado por las multinacionales y estados más poderosos, como la banca alemana, que no tiene nada de democrático y de protección de los inmigrantes, que es la encargada de descargar un ajuste feroz sobre los pueblos y terminar con “el estado de bienestar”, para compensar la enormes pérdidas de la ganancia capitalista que significó la crisis del 2007/2008, ha entrado una “paranoia” total, rogando y amenazando para que el ejemplo no se repita.
Por eso coquetea con aquellos, que como los dirigentes escoceses defienden a la Unión Europea contra los dirigentes ingleses del Reino Unido, pero dejan muy claro que no permitirán, en caso de que se independice, la entrada de Escocia de manera automática a la UE, que tiene que “hacer cola como el resto de los postulantes”. ¡No sea cosa que se propague el contagio y Cataluña pretenda seguir con su lucha por la independencia y tantas nacionalidades oprimidas dentro del imperio!
El voto al Brexit como reacción al ajuste y la casta
El fenómeno que no toman en cuenta los detractores de izquierda del Brexit es que fueron importantes sectores de la clase obrera y sectores populares tradicionalmente votantes del laborismo, los más afectados por las medidas de ajuste que la crisis ha descargado sobre ellos, los mayores votantes del Brexit. Su repudio a los viejos partidos, a la vieja casta política empresarial, obligaron a los conservadores a abrir el plebiscito (que pensaban no iba a triunfar). De hecho conservadores y laboristas que apoyaron en general continuar con la Unión Europea, en muchos casos presentaron demagógicamente posiciones divididas en torno al plebiscito, sin jugarse mucho por ellas. Los torys (conservadores) que dieron batalla por quedarse, luego se reacomodaron con Theresa May a la cabeza para ocupar el espacio conquistado por la derecha xenófoba. Incluso distintos analistas señalan como el dirigente progresista del laborismo Jeremy Corbyn, pese a defender la posición de continuar con la UE, no hizo ninguna campaña importante: “Corbyn, por su parte, recorría el país apoyando la permanencia con tanta lealtad como falta de convicción…” (ctxt Contexto y Acción 11/01/2007)
Y aquí se repitió un fenómeno que viene repitiéndose en Europa y el mundo. Se hunden los viejos representantes del establishment político, encargado de los brutales ajustes de estos años, y ante la falta de una alternativa revolucionaria de masas, la situación se polariza, fortaleciendo electoralmente a grupos de xenófobos, a los Trumps, pero que están lejos aún de poder derrotar a las masas para consolidarse, mientras que en la otra punta aparecen fenómenos nuevos que van a posiciones a la izquierda del viejo arco político y que de desarrollarse cuestionarán el viejo orden imperial. Fenómenos que más allá de la consecuencia de sus nuevas direcciones, plantean una enorme oportunidad y un enorme desafío para intervenir y crecer a las corrientes consecuentemente anti capitalistas en Europa y en todo el mundo, de miras a los fuertes enfrentamientos entre las clases, que la situación de polarización preanuncia y que son los que van a decidir sobre el curso general de los acontecimientos.
La crisis del imperialismo europeo, la de Gran Bretaña en particular, expresado con toda su fuerza en estos días en el comienzo de negociaciones para el Brexit, plantea entonces una enorme oportunidad para construir fuertes partidos con un programa anti capitalista, que se planten como una alternativa ante los trabajadores frente a la crisis y decadencia de las viejas formaciones que sostuvieron el imperio y que le cierren el paso, apoyados en la movilización, tanto a los ajustes brutales que preparan, como a los nuevas formaciones xenófobas que se postulan para reemplazarlos.
Y no está de más decir, que la crisis del imperio, ayudara y mucho, a todos los países y pueblos del mundo sojuzgados por el imperialismo, dentro de los cuales la Argentina, tiene una importante cuenta pendiente, como es la recuperación de nuestras Malvinas, que se acerca en el tiempo cuando los piratas andan con su buque insignia averiado.
Gustavo Giménez
1.El acrónimo Brexit es la abreviatura de dos palabras en inglés: Britain (Reino Unido) y exit (salida).
2.Este sería un segundo referéndum, ya que el 18 de setiembre de 2014, se realizó uno que otorgó mayoría a los que decidieron quedarse en el Reino Unido. El «No» a la independencia se impuso con el 55,3 % de los votos, frente al 44,7 % de los partidarios por la secesión. En esta oportunidad es muy probable que ganen los que decidan romper e independizarse.
3.La izquierda combativa inglesa se dividió en torno al Brexit: a favor de salir (Leave) estuvieron el SWP y el PS. El SWP es parte de la plataforma “#Lexit: la campaña por una salida por izquierda de la UE” con otras formaciones políticas de izquierda (como Counterfire, el PC y Antarsya de Grecia), que se diferenciaron de la campaña de los partidos xenófobos. Por continuar (Remain) con la UE hizo campaña Socialist Resistance de orientación mandelista, junto a partidarios de Syriza residentes en Gran Bretaña.