Animarse a Marx: Transformando el presente, asaltando el futuro
Iniciamos el ciclo de debates marxistas para la acción militante en las principales universidades del país. Se trata de recuperar el más revolucionario y científico método de comprensión de la realidad, para darla vuelta, reorganizarla sobre nuevas bases. Marxismo sin dogmas. Marxismo políticamente incorrecto. Marxismo para activar revolución social.
El capitalismo en crisis justifica a Marx. Más que nunca rescatarlo de la balcanización posmoderna, por ejemplo. La versión académica que después del hundimiento del estalinismo lo fragmenta y lo presenta seccionado: Marx el filósofo, Marx el economista, Marx el historiador. Así presentado no daña, no asusta, se desvanece en el aire. Nosotrxs nos proponemos desechar esas variantes. Sacar a Marx del museo del dogmatismo, de la modalidad “recetario”. En realidad nuestra visión es recuperar el marxismo cómo método de interpretación de la realidad presente. Y asimilarlo como paradigma, como la forma de ver el mundo, en especial de la juventud. Las ideas se mueren sin organización. Tampoco son revolucionarias sino logran influenciar la acción colectiva de grandes multitudes, de potentes masas que intervienen de forma independiente en la realidad. Desbordando toda contención y estableciendo un nuevo punto de referencia. Influenciar y orientar positivamente, revoluciones. De eso estamos hablando. Marx siempre fue combatido por la clase dominante. Siempre fue el hecho maldito para el capitalismo y los burgueses que mandan. Un maestro de la sospecha, un develador de las verdades que el poder oculta, encubre. Los ataques despiadados en vida, le siguieron las campañas de desprestigio pos-morten. Las causas últimas de esos ataques son categóricas: probar la transitoriedad del capitalismo, revelar los mecanismos de explotación y desigualdad, poner en superficie la esencia de los fenómenos y sobre todo, contribuir a trazar la hoja de ruta para sustituir la civilización del capital por un mundo de base igualitaria, emancipado de la violencia de clase, socialista. Por todo eso, se explica el clasista antimarxismo de la burguesía.
Todo lo sagrado se vuelve profano / El Capital: 150 años
Desde su publicación hace un siglo y medio, despertó furia entre los defensores del libre mercado y también de los propagandistas del proyecto de reformar el sistema como estrategia final, conciliando intereses antagónicos, opuestos. En El Capital Marx se propone como objetivo “sacar a la luz la ley económica que rige el movimiento de la sociedad moderna”. De hecho la vigencia de este monumento de la ciencia, radica en que su autor limitó el objeto de estudio a los marcos históricos de las sociedades capitalistas. Así la obra de Marx sigue conservando su utilidad a partir de la mundialización total y penetración de las relaciones capitalistas en todos los aspectos de la vida social: género, medioambiente, educación, cultura. Y por eso, todavía hoy es fuente inagotable de hipótesis sugerentes, de puntos de partida para pensar e interpretar, de coordenadas para analizar el cuadro actual de la economía-mundo. El ciclo de encuentros teóricos y grupos de lectura que iniciamos orientado a la juventud estudiantil, arranca por una introducción al significado bisagra de la radiografía del capitalismo que presenta Marx en este libro. El descubrimiento de la plusvalía, la ley del valor, la teoría de la caída tendencial de la ganancia y de fondo, las relaciones de fuerza en la lucha de clases como veredicto final de todos los fenómenos, son parte del debate que proponemos. En perspectiva histórica y polémica presente. Así inauguramos el primer encuentro del ciclo.
Octubre: un acontecimiento así, no muere
Kant, filósofo idealista alemán, planteaba diez años después de la Revolución Francesa, ya en período de reacción conservadora que “un fenómeno semejante en la historia humana no se olvida jamás”. Tenía razón para el asalto burgués al poder y la superación de la sociedad feudal. De nuestra parte, nos proponemos revisitar la Revolución Rusa de 1917 para debatir si esa gran promesa e ilusión de humanidad liberada, tiene nuevo sentido a la luz del siglo XXI. Se trata de sacar conclusiones, de aprender no para hacer extrapolaciones mecánicas, sino para intervenir creativa y revolucionariamente en la realidad del 2017. La historia no es recetario. Es aprendizaje, es reserva de aciertos y errores. Es el arranque para trazar desde el presente una nueva hoja de ruta para cambiar el mundo de base. Es sobre todo, asumir la realidad y pensarla de forma no-dogmática, abierta. La creatividad revolucionaria de Lenin y Trotsky, desechó la aplicación lineal de una hipótesis central de Marx: no hay revolución socialista posible en un país atrasado como Rusia, decía el autor del Manifiesto Comunista. Aquellos se atrevieron a ensayar otro camino. Y tuvieron la razón del triunfo político, hicieron revolución socialista contra la equivocada hipótesis del maestro. Hicieron marxismo del bueno. Hoy la civilización capitalista cruje. Las luchas polarizan con la reacción burguesa que improvisa en la desesperación engendros derechistas como Trump o Le Pen. La clave del proceso histórico y político actual vuelve a ser como en 1917, más que nunca: hacer consciente la revuelta, darle perspectiva de clase y orientación con programa de ruptura con el capitalismo a la acción de masas. Eso es posible con un partido revolucionario, con una organización militante de las causas de la transición del capitalismo al socialismo en los términos del siglo XXI. Eso se trata de actualizar en el debate en este ciclo. Para nuestra generación del 2017.
El mundo de Trump, la Argentina de Macri / Marxismo aquí y ahora
El capitalismo hoy es incompatible con el pleno empleo, con el trabajo estable, no precarizado para la juventud obrera. Es incompatible con derechos básicos como la educación pública de calidad, la salud, la democracia real, la sustentabilidad socioambiental. Todo eso tienden a ser obstáculos para la realización de ganancia, para la valorización en el mercado. La civilización en bancarrota del capital no tiene plan B. Trump o Macri, salvando las diferencias entre uno y otro, expresan como síntoma la decadencia del sistema y sus regímenes políticos de control social. La burguesía va agotando todos sus recursos de coerción y consenso. Por eso vivimos en la incertidumbre, en la más inestable, conflictiva y abiertamente revolucionaria época de la historia humana. La clase trabajadora y la juventud tenemos un desafío: recrear un proyecto revolucionario que active para ser masivo, para construir una nueva mayoría política en fábricas, universidades y colegios. Cuando todo se desvanece en el aire es crucial el surgimiento del futuro, de nuestro plan alternativo de sociedad. Para militar por la unidad estratégica con la clase obrera como sujeto de reorganización social. Para construir un fuerte partido con vocación de poder. Para darle forma socialista a nuestro sueño de un mundo liberado. Para eso impulsamos Animarse a Marx. Para eso construimos el MST.
Mariano Rosa