El conflicto docente en la encrucijada
El conflicto, en un momento crucial. La base puso todo. El gobierno, mano dura. Y la dirigencia vuelve a ser «maestra» en bombear una lucha heroica. Sigue planteado que si ganan los docentes, ganamos todos.
La lucha nacional docente y en provincias claves como la de Buenos Aires, atraviesa una encrucijada. La base docente, el activismo y los sectores de oposición, clasistas y de izquierda, hemos hecho de todo para traer la huelga hasta acá. La burocracia sindical ha hecho también de todo… pero para rifar la enorme energía desplegada por las y los educadores. Ante un gobierno como el de Macri que tomó este conflicto como «testigo» y quiere imponernos un salario muy por debajo de la línea de pobreza con su pauta del 17% al 19% en cuotas; junto a ajuste presupuestarios.
Macri intenta torcer el rumbo de conquistas docentes para abrir camino a más privatización educativa y flexibilizar las, de por sí, precarias condiciones laborales. Muestra dureza y llega a reprimir porque quiere dar una señal a los poderosos y a su base para ir a una «normalidad» de país contra las demandas populares.
Una lucha sin semejanza en años
Para desmentir al gobierno que trata de instalar que la docencia «no quiere más paros», vamos por la sexta semana de paros nacionales con alta adhesión. Convocados por CTERA y acompañados por la Federación Nacional Docente, los SUTEBA Multicolor, Ademys y otros. Esa fuerza desplegada habla de la disposición a luchar de la base docente a lo largo y ancho del país.
Vamos por nueve días de paros nacionales. Cuatro fueron por 48hs y otros dos por 24hs. Importa destacarlo para tomar dimensión. Ya que, sin contar las medidas en 18 provincias, la docencia paró nacionalmente los días 6 y 7 de marzo, el 15 y 16, el 21 y 22; más otro paro el 30 con las CTA. A lo que se debe sumar las 48hs del 5 y 6 de abril, coincidiendo con el paro de la CGT y las CTA, al que los sectores clasistas le dimos carácter activo. Y se suma el paro del 11, ante la represión. A esa potencia desplegada, le debemos sumar las medidas de gremios, seccionales y sectores de oposición que tuvieron más extensión como el «no inicio» por 72hs.
La docencia marchó también el 24M contra el ajuste y la impunidad. Hubo movilizaciones nacionales multitudinarias y una incontable cantidad de marchas provinciales o distritales que congregaron a decenas y centenares de miles de guardapolvos blancos, cuadrillé y multicolores, junto a un fuerte apoyo social.
Más de 25.000 docentes marchamos al iniciar el conflicto. El 16 de marzo, 30.000 docentes y estatales fuimos a la gobernación bonaerense. El 22, una Marcha Federal Educativa histórica, con 100 mil trabajadores. Y el 30, con ambas CTA y sectores de la CGT, hubo otros 30 mil. Lucha inédita en años que Macri y los gobernadores no han podido doblegar.
El conflicto se prolongó y fue profundizando más de lo querían la Celeste de CTERA, la UDA y gremios como UTE, SUTEBA, ATEN de Neuquén, AGMER de Entre Ríos o AMSAFE. Conducciones acuerdistas que encontraron la cerrazón de Macri, Vidal y los gobernadores del PJ y los K. Ninguno ofreció más de un 17% a 19%; incluso Alicia Kirchner sólo un 3%.
A la burocracia la presionó la bronca de las bases y el activismo que puso su determinación para tratar de arrancar un mayor aumento, junto a una oposición de izquierda en la Multicolor que, teniendo peso, tuvo distintas agrupaciones (PO, PTS, PCR o Encuentro Colectivo), yendo por detrás de esa disposición de lucha de la base; cuando no haciendo seguidismo a la burocracia que se dice combatir.
La lucha desplegada no encuentra semejanza en décadas. Quizás debamos remontarnos al Maestrazo de 1988 con Alfonsín para encontrar una huelga mayor. Pero, por responsabilidad de la Celeste y demás burocracias, no se logra torcer al gobierno.
Tres momentos del conflicto
Hubo una primera etapa o momento de ascenso y protagonismo de la base y activistas que irrumpían. Así hasta la Marcha Federal, cuando alertamos que las cúpulas podían usar ese pico de la movilización para desmontar, creyendo poder sacar un aumento cercano a lo que ellos consideraban. Pero no pasó. No pudieron pactar porque Macri y Vidal se negaron. Y los demás gobernadores, acompañaron.
Entonces se inicia otro momento, de más confusión, con la continuidad de los paros en la estratégica provincia de Buenos Aires, pero de forma «clandestina». Inauguran los «paros por WhatsApp» ya que los anunciaban por mensajitos de esta red social, no oficialmente ni por la prensa.
Esto genera importante confusión. Los docentes se enteran a última hora del día, si al siguiente se para o no. Y por mensajito de texto. Sin asambleas ni debate. Las últimas asambleas que la Celeste llamó en la provincia fueron hace un mes, el 9 de marzo… Además, el segundo gremio, la FEB, no llamó a paros desde entonces. Y boicoteó hasta los paros nacionales del 15 en adelante. Sólo llamaron a «jornadas» con artículo gremial. UDOCBA llamaría más adelante a luchar «con los docentes en las aulas».
Imposible que un sector no viera que los dirigentes querían entregar, quisieran tirar la toalla, pero la contraofensiva macrista parte de ver a esa burocracia frenando. Y la bronca de la base los sigue obligando a ir más allá.
Mientras dejan libradas a su suerte a la provincias y se ven obligados, al no llamar a paritaria nacional ni hacer una oferta «superadora» en la Provincia y la Ciudad de Buenos Aires, a que haga de testigo al resto, la Celeste de SUTEBA y el Frente Bonaerense largan una «consulta» para tratar de enchalecar finalmente la huelga. Es el nuevo momento que transitamos y donde frenan la continuidad del paro en Provincia. Más de 100 mil docentes que se mantuvieron firmes, prácticamente sin ir a las escuelas, deben presentarse sin lograr lo que aspiraban.
Revés judicial, represión, paro y continuidad
Incluso en pleno paro con la CGT surge la orden de la justicia para que llamen a paritaria nacional. Fallo que debía contribuir a reactivar el conflicto. Pero la Celeste hizo lo opuesto al plantear «abrir un impasse» en la lucha.
El frenazo continuó. Hasta el 9, cuando quisieron montar su «escuela itinerante», sin consultar a nadie. Macri respondió con palos, una escalada represiva y campaña mediática furiosa. La Celeste dejó pasar, pero tuvo que llamar al noveno paro nacional, ante la indignación que se extendió por las escuelas.
Vienen por los docentes y la escuela estatal. Por eso critican los paros y golpean a quien reclama. En esta encrucijada, para arrancar la solución más favorable, es necesario exigir que se dé continuidad al plan de lucha nacional, con un nuevo paro por 48hs y otra multitudinaria movilización a Plaza de Mayo.
Es posible torcer el brazo al gobierno, si la continuidad la deciden los docentes y no los dirigentes que actúan como «maestros» en bombear conflictos. Las acciones mediáticas y de pocos dirigentes no son el camino. Solo sirven para desmovilizar. El camino es retomar las movilizaciones masivas como la Marcha Federal que desbordó de trabajadores y apoyo social.
Todo debe resolverse democráticamente en Plenario Provincial de Delegados y un Congreso de CTERA con mandato. Exigir la devolución de los descuentos y que CTERA, SUTEBA o UTE organicen un Fondo de Huelga con los millones que recaudan.
Vamos por un salario básico de 15.000 pesos y el inmediato aumento del Presupuesto al 10% del PBI. ¡Plata hay! basta de subsidiar a la educación privada; impuestos a las corporaciones y renta financiera; la deuda es con la educación, no con los usureros. Es el camino para defender el salario docente, mayor presupuesto y la educación pública estatal.
Alternativa Docente