INCAA Los trabajadores del cine salen a escena contra el ataque del gobierno
El martes se hicieron públicas denuncias por corrupción contra Alejandro Cacetta y otros funcionarios del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA), como el rector de la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC). Esta maniobra mediática por parte del gobierno y sectores desde adentro del INCAA, tuvo por objetivo pedirle la renuncia al presidente y no se descarta que caiga algún que otro funcionario más. El telegrama del Ministerio de Cultura demoró menos de 24 horas y fue claro, vienen a “acelerar y profundizar todos los procesos de mejora administrativa en el INCAA». Sería ingenuo pensar que la mejora administrativa en la que piensa Avelluto tiene que ver con dar respuestas y soluciones a los reclamos de los trabajadores y sectores del campo audiovisual más independientes.
La respuesta a esta maniobra no se hizo esperar mucho. Primero, estudiantes y egresados, instructores y personal de la ENERC se autoconvocó en asamblea para denunciar la operación mediática, defender la Escuela pública y formadora de profesionales del cine desde 1965, señalando la elección democrática y por concurso del rector como una conquista del movimiento estudiantil y de egresados, y se llamó a la unidad de todos los sectores y asociaciones representativas del ámbito audiovisual, a una asamblea frente al Cine Gaumont. En este emblemático cine y a sala llena, el jueves se reunieron cerca de mil personas entre técnicos, guionistas, creativos, actores, productores, directores, estudiantes y trabajadores de la ENERC y del INCAA, para ratificar la defensa a la Ley de Cine, que contempla la autarquía del INCAA, la conformación del Fondo de Fomento Cinematográfico con recursos genuinos y exigir la inmediata renuncia del ministro Pablo Avelluto. Los trabajadores del cine tomaron la decisión de salir a escena, y empezar a trabajar en un plan de lucha que contemple una serie de medidas que denuncien y visualicen el intento del gobierno por avanzar contra nuestro cine y la cultura nacional y que frene su posible vaciamiento. Por eso, es importante entender que la renuncia de Cacetta fue la primer toma y ahora hay que prepararse para la película: que debe ser con la más amplia unidad de todos los sectores que hacen posible el cine en cada rincón del país.
¿Cómo se financia el cine?
La ley de cine 17.741, data de 1968 y desde 2001 establece el funcionamiento del INCAA como ente público no estatal bajo el ámbito del Ministerio de Cultura de la Nación, que además tiene a su cargo el “fomento y regulación de la actividad cinematográfica” en argentina y del cine nacional en el exterior. El INCAA cuenta para 2017 con un presupuesto de $2.855.106.533, de dicha suma no puede destinar más del 50% para el Fondo de Fomento. De todos modos, es un monto más que atractivo para un gobierno de empresarios y CEOS que ven en la cultura una única posibilidad: hacer crecer sus negocios y ganancia. Esta no sería la primera vez que un gobierno intenta echar mano en la lata, como quien dice. Desde el Diario La Nación, usina de la derecha, se ha usado en reiteradas oportunidades el argumento de que las películas argentinas son vistas por el 10% de la audiencia, con el objetivo de cuestionar y sembrar un manto de dudas sobre las políticas de fomento al cine y poder así redireccionar esos fondos, más que genuinos por cierto. Con esto se quiere decir, que los distintos gobiernos intentaron tocar la caja e hicieron negocios para los suyos también.
La fugaz misión de Cacetta en el INCAA.
Juan José Campanella se lo propuso al macrismo. Pero Cacetta fue un CEO de Patagonik Films empresa líder en la región e integrada por Buena Vista Internacional, Artear Argentina y Cinecolor Argentina. Su gestión estuvo marcada por la implementación del Nuevo Régimen General de Fomento, que generó fuertes rechazos por parte de los documentalistas, que producen el 50% del cine nacional con sólo el 5% del presupuesto. Este plan de fomento favorece a las grandes productoras comerciales y le quita posibilidades al cine independiente, de ficción y documental. Cacetta hizo su trabajo y fue felicitado por ello. Ahora vienen por más, el alerta tiene que ver con la Ley de Convergencia de Medios que prepara el macrismo para llevar al Congreso en los próximos meses y es donde se juga el grueso del dinero que sustenta la industria del cine.
La actual crisis en el INCAA, marcada por denuncias y renuncias, está íntimamente ligada con la situación nacional y la necesidad de hacer caja de donde sea, sin que les importe atacar la cultura nacional o reprimir docentes. El mensaje de Macri a más de 3.000 empresarios en el Hilton, el mismo día que los trabajadores protagonizaban un paro general en todo el país contra el ajuste, iba en ese sentido dar señales a los de arriba. Pero el gobierno tiene un problema o varios, mejor dicho, no logra hacer pasar el ajuste como quisiera gracias a la resistencia de los trabajadores, las mujeres y sectores populares que salen a la calle pese al rol traidor de las burocracias; y por otro lado, que las únicas inversiones que llegan son especulativas y de corto plazo dejándolos sin margen para el doble discurso.
¿Cómo se sigue esto?
La primer respuesta de los estudiantes, egresados y trabajadores de la ENERC fue más que importante y positiva. Marco el camino de la lucha en defensa de nuestro cine y el INCAA, su autarquía y el Fondo de Fomento Cinematográfico. De la Asamblea del Gaumont surgió la creación de comisiones para debatir y diseñar un plan de acción para los próximos días. Es importante esta forma de trabajo colectiva, democrática y plural de la mayor cantidad de sectores del campo audiovisual del país. Visibilizar y nacionalizar el conflicto debería ser una tarea para los próximos días sumando a decenas de personalidades de la cultura a favor de esta lucha contra un gobierno que busca vender una de las grandes joyas de la abuela: nuestro cine.
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Alternativa Estatal