Patria Grande con CFK. Un camino equivocado
El 29 de marzo Patria Grande publicó una declaración en la que delinea su estrategia política para este año electoral. Se declaran a favor de integrar amplios frentes anti-neoliberales, y que en Provincia de Buenos Aires ese frente sea encabezado por Cristina Fernández de Kirchner. De esta manera, en lugar de aportar al surgimiento de una nueva alternativa desde la izquierda, la agrupación de Itai Hagman se avoca a intentar resucitar una experiencia fracasada.
La declaración de PG presenta las conclusiones del Plenario Nacional de Delegados y Delegadas que realizaron en Lanús los días 18 y 19 de marzo. Define como tarea política del momento derrotar la ofensiva neoliberal del gobierno de Macri. Más allá de la definición de “ofensiva” que muestra al gobierno más fuerte de lo que está, PG caracteriza un país marcado por las movilizaciones de marzo, en el cual ve posible derrotar a Macri.
Advierte que esto es posible si el pueblo, además de luchar en la calle, encara la disputa política. Pero al limitar esa disputa al terreno electoral, y no plantear ninguna orientación para profundizar las luchas hacia derrotar el plan de ajuste macrista, acaba siendo funcional a los esfuerzos de la burocracia sindical y los partidos tradicionales por canalizar la bronca popular hacia el proceso electoral.
Aunque limitado a lo electoral, PG acierta en plantear la necesidad de la unidad del campo popular, y que esa unidad esté atada a un programa contrario al neoliberalismo de Macri y de la “oposición responsable”.
Incluso no parecen desacertadas las propuestas que para PG debiera levantar el frente que plantean: “una asamblea constituyente para democratizar verdaderamente el Estado y sus instituciones en base al protagonismo popular; el control público del comercio exterior y de las rentas extraordinarias que produce nuestro país, la recuperación de las servicios públicos privatizados y una reforma tributaria integral, al servicio de una transformación productiva que democratice la economía nacional; la profundización de la integración latinoamericana y la denuncia de los tratados internacionales que atan nuestra suerte al deseo de las grandes corporaciones y organismos financieros”.
Pero la definición de que Cristina comande ese frente es absolutamente contradictoria con las características del mismo. Ella no hizo nada de lo que propone PG en sus largos años en el poder, ni siquiera con mayoría propia en el Congreso y el aval de un apoyo popular mayoritario tras su reelección con el 54% de los votos. Más allá de algunas medidas, menores en relación a lo que estuvo planteado, mantuvo el modelo económico dependiente basado en la exportación de bienes primarios, multiplicando varias veces la extensión del monocultivo de soja transgénica con agrotóxicos y los proyectos megamineros, e introduciendo el fracking y entregando Vaca Muerta a Chevrón. Las conquistas que se lograron durante sus mandatos en materia de derechos humanos no restan que fue Cristina quién puso al genocida Milani al frente del ejército, impulsó la Ley Antiterrorista y el programa de espionaje Proyecto X.
Tampoco se puso a la cabeza de ninguna resistencia una vez que asumió Macri. A las importantes movilizaciones que la recibieron, pidiendo pista, las primeras veces que vino a Buenos Aires a declarar ante la justicia, no les dijo “luchen y construyan una nueva herramienta para derrotar a los ajustadores”. Les dijo que deseaba que le vaya bien a Macri y que el lugar de ella, y de quienes la siguen, es en el Partido Justicialista. La noticia más reciente de CFK es el acuerdo que acaba de cerrar con el clan de los Rodriguez Saa.
Patria Grande pide algo imposible, que Cristina pegue un abrupto giro de 180 grados en su política y en su orientación hacia un frente “cuyo límite claro sea el apoyo o complicidad con las políticas antipopulares”.
Alertan que si la candidatura de Cristina “es utilizada para un mero rearmado del FPV, y para que sectores oportunistas y conservadores del PJ que han sido funcionales a las políticas neoliberales en estos 15 meses revaliden sus cuotas de poder, sería una frustración para quienes han protagonizado las principales batallas en defensa de sus derechos y contra las medidas antipopulares”.
El problema es que eso es precisamente lo que Cristina va a hacer, encabezar o integrar un armado político vertebrado por el viejo PJ o sectores del mismo, con todo tipo de personajes que cruzaron el límite que pretende PG del “apoyo o complicidad con las políticas antipopulares”. Es muy cierto lo que señalan los de Itai, de que el objetivo del poder económico, reflejado en el discurso de cerrar “la grieta”, es recomponer el régimen bipartidista que garantice la gobernabilidad capitalista. Lo que obvian es que Cristina simplemente busca ubicarse en una de las patas de ese bipartidismo.
Y no podría ser de otra manera. Cristina es capitalista; ella y el sector del PJ que ella comanda representan intereses burgueses. Las alianzas policlasistas, con sectores capitalistas, siempre sirven para los fines de estos últimos.
Los dirigentes de PG no ignoran cuál es la orientación de CFK. Entonces, la declaración en cuestión, o busca complacer a los propios que ya quisieran integrar el Frente Para la Victoria, con un llamado testimonial a que Cristina vaya hacia su política; o, peor aún, prepara el terreno para el ingreso de PG al armado real de la ex-presidenta, planteado hoy como líneas rojas lo que mañana serán limitaciones desafortunadas pero relativizables.
Compartimos la preocupación de miles de activistas por la falta de un espacio político que le dispute el poder al macrismo desde la izquierda y el campo popular. Estamos convencidos de la necesidad de la unidad más amplia posible para lograrlo, incluso entre quienes tenemos distintas apreciaciones sobre el gobierno anterior, mientras coincidamos en el camino a seguir. Pero esto último es primordial, no hay atajos. No se puede construir nada nuevo repitiendo esquemas fracasados. Ninguna alternativa superadora puede surgir de un armado encabezado por Cristina y vertebrado por el PJ.
Tenemos que encarar, con obstinencia y paciencia, la construcción de una alternativa política emancipadora, de los trabajadores y el pueblo, que no tenga nada que ver con las corporaciones ni las estructuras partidarias tradicionales, y que luche por todo lo que haga falta. Un detalle que se le escapa a PG en su declaración es que una alternativa de estas características hoy no puede más que ser anticapitalista, ya que ningún cambio de fondo se alcanza sin confrontar y derrotar los intereses de las corporaciones.
El frente que hace falta debe ser lo más amplio posible, pero en base a un acuerdo programático firmemente emancipador y anticapitalista. Con la conformación Izquierda al Frente, hemos dado un paso hacia ese objetivo, e invitamos a todxs lxs activistas de izquierda y populares a avanzar en esa dirección.
Federico Moreno