Elecciones en Inglaterra y Francia: Crisis del viejo régimen y avance de la izquierda
El jueves 8 de Junio se realizaron elecciones parlamentarias en Gran Bretaña y el domingo 11 siguiente, la primera vuelta de las legislativas francesas. El resultado de ambos comicios mostraron el avance de la crisis del viejo régimen político, una creciente polarización y el crecimiento de la izquierda.
La Primer Ministro británica, Theresa May, tenía todo calculado cuando llamó a elecciones adelantadas. Como este 19 de Junio se inicia el proceso de salida formal del Reino Unido de la Unión Europea, el Brexit, y con las encuestas en la mano a favor, pretendía consolidar su mayoría parlamentaria para negociar en mejores condiciones con el resto de la burguesía europea. Solía hablar de un “Brexit duro”.
Esta postura o impostura le sirvió para reducir a su mínima expresión al UKIP, el partido de extrema derecha, que capitalizó el plebiscito que dio el triunfo al Brexit, ante las posiciones europeístas de conservadores y del partido Laborista. En efecto, la UKIP se licuó y bajó su caudal electoral de un 13% a un pequeño 2%.
Lo que no estaba en los cálculos de May era que una importante corriente juvenil y popular iba a darle a Jeremy Corbyn, el líder de izquierda del partido Laborista, un aumento histórico de su votación.
Crisis conservadora y ascenso de Jeremy Corbyn
Se premió, así, una campaña que levantó las nacionalizaciones del agua, los trenes, la energía y el correo, el aumento del salario mínimo, el fin de los contratos de “horario cero”, fuertes impuestos a las fortunas, el aumento de todos los presupuestos sociales, la construcción inmediata de 100.000 viviendas, la anulación de la matrícula universitaria, entre otras medidas. Un programa que se conoció como un Brexit a favor de los trabajadores, enfrentando de plano ala política de austeridad y ajuste de los conservadores, que tenía como insignia un “impuesto a la demencia”, por el cual los jubilados debían pagar al Estado los cuidados que este les brindaba.
Los atentados terroristas que en estos días golpearon a Londres, lejos de ayudar a May, terminaron favoreciendo a Corbyn, que denunció las intervenciones militares británicas en Medio Oriente como principales causantes de esta reacción.
Se calcula que dos tercios de los votantes jóvenes entre los 18 y los 34 años votaron por Corbyn, que además ganó o hizo importantes elecciones en distritos obreros y populares, conquistó votos obreros que habían apoyado a la UKIP y creció fuertemente en Escocia (de 1 a 7 bancas) donde tuvo el apoyo de parte de su base electoral al partido nacional escocés.
El resultado electoral fue pésimo para los conservadores, ya que lejos de aumentar su ventaja y a pesar de haber mejorado en 5 puntos su caudal electoral, perdieron 6 bancas, obteniendo sólo 318, ocho menos de las necesarias para formar gobierno sin alianzas. En cambio, Jeremy, con su campaña contra el ajuste y la austeridad, enfrentando a la estructura partidaria laborista –que esperaba verlo caer en estas elecciones-, obtuvo como saldo un aumento del 9% en la votación y 29 bancas más, sumando un total de 261, lo que constituye el salto más grande de la votación laborista en los últimos años.
“El laborismo obtuvo más del 40% de los votos en comparación con un poco más del 30% en 2015, el mayor aumento en la cuota de voto de cualquier partido desde el gobierno de Attlee en 1945.”
“Esto fue en el contexto de un aumento fenomenal en el voto popular de 3,5 millones, de 9,3 millones en 2015, a 12,8 millones esta vez.”(The Socialist newspaper, 14/06/2017)
La editorialista Miriam González, en su columna del 14 de Junio en el diario El Mundo de España,describe así la situación: “May sigue defendiendo un Brexit duro, pero no sabe si podrá contar con el respaldo del Parlamento…”,“Jeremy Corbyn ha pasado por toda una campaña electoral sin posicionarse sobre el Brexit, pero su portavoz de economía, John McDonald, ha anunciado que el Reino Unido no formará parte ni del Mercado Único ni de la Unión Aduanera”, o sea, un “Brexit duro”. Corbyn tiene “el apoyo de los jóvenes, que el año pasado votaron por abrumadora mayoría contra el Brexit”.
Además “muchos de los parlamentarios laboristas están en realidad en contra del Brexit, pero como saben que decirlo les costaría su escaño en unas próximas elecciones, callan. Los empresarios (tradicionalmente pro-conservadores) piden mayoritariamente un Brexit blando. Y la prensa conservadora -los auténticos dueños políticos del país desde hace un año- siguen empecinados en un Brexit radical…”
Semejante lío no puede explicarse sino por la enorme crisis del régimen político británico. Es que el Brexit es un terrible golpe a los planes de toda la burguesía europea y también de buena parte de la británica. Nació como un enorme rechazo el pueblo contra los planes de ajuste y austeridad. El ex ministro conservador, David Cameron, alentó el año pasado la realización del plebiscito, creyendo que la opción por el Brexit iba a perder por mucho y esto le iba a significar un triunfo que reforzaría su mandato. Como a May ahora, todo le salió al revés y tuvo que renunciar.
Para intentar retomar el control, los conservadores encabezados por la nueva Primer Ministro, Theresa May, se colocaron a la cabeza delas negociaciones por el Brexit, pero continuando un importante plan de ajuste. Y cuando creían que tenían ganada la elección, la campaña de Corbyn apoyada en el descontento juvenil y popular, le arruina la jugada dejando al gobierno en el aire.
Tal es la crisis, que los actores parecen haber perdido su identidad anterior. Los conservadores, de Margaret Thatcher en adelante, fueron un partido neo liberal y europeísta. Los laboristas, con Tony Blair a la cabeza, abandonaron el programa de la Europa del bienestar, tradicional de la socialdemocracia, para levantar un programa neo liberal clásico. Corbyn es un engendro que al interior del aparato partidario, que refleja la radicalización de amplios sectores de la juventud y los trabajadores.Un fenómeno muy parecido al de Sanders al interior del partido Demócrata norteamericano.
Un gobierno en crisis y una gran oportunidad política
Luego de semejante golpe muchos analistas califican al gobierno de Theresa May, que acaba de recurrir a los diez parlamentarios del DUP (el partido unionista de Irlanda del Norte) para formar gobierno, como un cadáver político.
El DUP es un partido pro imperialista ultra reaccionario: anti aborto, anti LGBT, negadores del cambio climático. Y encima tienen una importante base electoral entre los obreros protestantes de Irlanda del Norte, que reclaman contra las medidas de austeridad de Londres. Para concretar esta alianza, May tuvo que romper con la tradición de no involucrar en el gobierno británico a ninguna de las dos fracciones en que está dividida Irlanda del Norte: la otra es el partido pro unidad irlandesa, Sinn Féin. Este partido, que perdió por pocos votos las recientes elecciones regionales, ya ha anunciado su total rechazo al flamante pacto.
Por eso el pedido de dimisión de Theresa May, empujado por Corbyn y Mac Donald, no tiene nada de extraño. Pese a que no haya triunfado responde a la situación que se está viviendo hoy en Gran Bretaña. Y es un gran dolor de cabeza para la burguesía británica, que el recambio posible de gobierno, este encabezado por un personaje que quiere tirar abajo los planes de austeridad y que tiene un gran apoyo juvenil y popular en ascenso.
La debilidad de Jeremy Corbyn es que, para imponer un programa anti capitalista, necesita de una organización que pueda canalizar esa enorme fuerza desatada en el Reino Unido y no cuenta con ella. No lo puede hacer con la estructura del viejo partido Laborista. Muchas corrientes sectarias señalan esto, para decir que lo único importante es el proceso abierto en el movimiento de masas, despreciando tener una política frente a este nuevo fenómeno político que expresa Corbyn, porque sería un político “reformista” y con esta definición, que podemos compartir, liquida toda táctica política hacia el extraordinario fenómeno que encabeza.
Al contrario de este razonamiento sectario, hoy no se puede tener una política para construir una alternativa anti capitalista de masas como no sea teniendo una táctica hacia este fenómeno que Corbyn expresa en Inglaterra. ¡Qué gran oportunidad y que gran desafío para los revolucionarios de Gran Bretaña!
Primer turno de laslegislativas francesas: ganó la abstención
La mayoría de los portales periodísticos se esfuerzan en derramar elogios sobre el nuevo presidente, el neo liberal Emmanuel Macron, y su logro de haber obtenido una clara ventaja en la primera vuelta de las elecciones legislativas del pasado 11/06. Conservando su dinámica electoral, después del segundo turno del próximo domingo, podría obtener alrededor de 400 diputados, asegurándose el control del Parlamento francés, que tiene 577 bancas.
Se minimiza que ¡el 51% de los franceses no fue a votar! Y que, entonces, el 32% que obtuvieron las listas de Macron, en realidad, hay que dividirlo por dos.
Como señalan nuestros compañeros de La Commune en su editorial del 12 de junio, estamos frente a “la caída libre de la Quinta República, en primer lugar. Pasamos por debajo de la línea fatídica del 50% de participación… Después de semanas de ‘macromanía’ en los medios de comunicación, que en la tapa de revistas llegaron a comparar a Macron con Júpiter, (su alianza) LREM no alcanza el 30% de los votos (28,2%), ¡o sea, menos del 14% del electorado! Y con ese resultado, LREM podría obtener más del 70% de los diputados.”
Surge un gobierno débil, ya que Macron tiene muy poco apoyo popular. Surge como intento de salvar al régimen, sobre la base del hundimiento de los partidos que los sostenían: el partido Socialista y los Republicanos.
El PS que, hasta hace pocas semanas, gobernaba con el presidente Hollande, sacó sólo el 9,5% en estas legislativas. Quedó al borde de no poder formar un grupo parlamentario propio yno va a poder tener financiamiento del Estado, lo que significa entre otras cosas, que va a tener que rematar sus bienes para pagar sus deudas. Son un partido en liquidación. Los republicanos, por su parte, perderían 100 o más de sus 200 bancas actuales.
El otro que la pasó mal fue el ultra derechista Frente Nacional. Confirmando los análisis de los que sosteníamos que eran centralmente un fenómeno electoral y que no había “giro a la derecha” en la situación francesa, el partido de Marine Le Pen sacó tan solo el 13% de los votos. Muy lejos de los 11 millones que obtuvo en la segunda vuelta presidencial y saldrá del segundo turno electoral con la pobre cosecha de entre 8 y 18 bancas. Y estamos hablando del cuco que podía llevar a Francia al fascismo.
Todos coinciden en que, pese a haber bajado su votación al 11% -algo que es común en Francia, ya que la realización de legislativas en forma inmediata a las presidenciales favorece al ganador de la candidatura ejecutiva-, la izquierda de Jean Luc Mélenchon de Francia Insumisa es el otro fenómeno en ascenso en la política francesa. Estaría disputando entre 15 y 25 diputados en la segunda vuelta, según los análisis del diario El Mundo de España.
La Francia que viene
Emmanuel Macron, con el apoyo de gran parte de los líderes republicanos, se apresta a continuar y profundizar un importante plan de ajuste que él mismo había fomentado como ministro de Hollande. Querrá terminar de imponer la reforma laboral más reaccionaria de las últimas décadas de Francia y sobre la que ya ha habido una importante resistencia. Intentará imponer miles de despidos y otros recortes sociales para bajar el déficit fiscal. Lo que seguramente agudizará la confrontación entre las clases en Francia.
El enorme rechazo del pueblo francés a los políticos del viejo régimen se expresó en que más dela mitad no ha ido a votar. Este fenómeno que refleja la enorme apatía y desgaste de los viejos partidos del régimen, tiene una expresión por la positiva en el fenómeno Mélenchon y en menor medida en las votaciones a Poutou y Arthaud. Francia Insumisa, más allá de las limitaciones de su programa, a las contradicciones de su principal figura pública y a una débil organización, expresa la búsqueda de una salida contra el ajuste capitalista de millones de franceses. El mismo fenómeno que expresa Podemos en España, que expresó y malogró Syriza en Grecia, que Corbyn en Inglaterra o Sanders en EEUU representan y que expresan una creciente radicalización de amplias capas del movimiento de masas en los países del “primer mundo”.
La crisis de la Unión Europea como proyecto económico y político, el ascenso y las luchas de los trabajadores y la juventud del viejo continente, no le dejan muchos márgenes a Macron para imponer sus planes. Ahora aparece como una nueva estrella en un panorama muy complicado. Lo más probable es que su brillo se apague rápidamente de la mano de la lucha de los trabajadores y el pueblo francés.
Gustavo Giménez
- El sistema electoral francés es muy anti democrático ya que los 101 departamentos en que está divida Francia se dividen a su vez en circunscripciones de 125.000 habitantes cada una, que elegirán un parlamentario a la Asamblea Nacional. Se hace con un sistema de dos vueltas. En el primer turno participan todos los partidos. Pero en el segundo turno lo hacen sólo los dos primeros. Lo que permite que agrupaciones que son minoritarias en la votación general, puedan tener una representación muy importante (en el caso de Macron dominar la Asamblea) más allá de su porcentaje original.