Segunda vuelta de las legislativas en Francia: de nuevo ganó la abstención
En el ballotage del 18 de junio la abstención trepó al récord del 57%. Pese al esfuerzo de los grandes medios por resaltar el triunfo del nuevo presidente, el neoliberal Emmanuel Macron, la que ganó es la crisis del régimen de la V República.
La República en Marcha (LREM) de Macron sacó en la primera vuelta un 32%. La cifra real es la mitad, ya que ese 11 de junio hubo un 51% de abstención. Con esa exigua votación, gracias al antidemocrático sistema electoral francés de circunscripciones uninominales, junto a su aliado, el partido MoDem, obtuvo en este segundo turno 350 diputados. Con ellos controlará la Asamblea Nacional, de 577 bancas en total.
Todos los analistas señalan al «fenómeno Macron» como producto del hundimiento de los viejos partidos en que se basaba el bipartidismo tradicional: el PS y los republicanos. Los socialistas, que hasta hace poco presidían el país y tenían 295 bancas, bajaron a solo 44. Es más de lo previsto, ya en la primera ronda quedaron quintos con un módico 9,5%.
Los republicanos sacaron 137 diputados -antes tenían 200- y muchos dirigentes se fueron con Macron. El supuesto «cuco» del Frente Nacional de Marine Le Pen, que llegó al ballotage y aparecía como líder de la nueva ola neofascista europea, apenas logró 8 bancas y según la ley ni siquiera podrá formar un bloque parlamentario.
Un buen desempeño tuvo la corriente socialista Francia Insumisa, de Jean-Luc Mélenchon: sacó 27 diputados, cuando antes tenía 10. Si bien bajó en relación a las presidenciales, fue uno de los fenómenos dinámicos de esta elección y expresó el fuerte repudio obrero y juvenil al viejo establishment político.
A Macron ya le renunciaron dos ministros
A sólo 48 horas de haber logrado el control de la Asamblea Nacional, Macron sufrió dos golpes sobre su «gabinete de irreprochables» y el proyecto de ley de «transparencia gubernamental» del líder de MoDem, François Bayrou.
El 19 renunció por acusaciones de nepotismo Richard Ferrand, mano derecha de Macron en la campaña. Y luego renunció la ministra de Seguridad Sylvie Goulard, del MoDem, por irregularidades en el pago de sueldos cuando era eurodiputada. El escándalo amenaza llevarse puesto al propio Bayrou y a la ministra de Asuntos Europeos, Marielle de Sarnez.
No arranca bien un gobierno que, tras el verso de querer renovar a la desprestigiada clase política, pretende imponer la reforma antilaboral (ley El Khomri), que Macron ya empujaba como ministro de Economía del anterior presidente socialista François Hollande. Su plan de ajuste también incluye echar a miles de empleados públicos y recortar los fondos de la Seguridad Social.
El gobierno nace débil, con muy poco apoyo popular, en una situación política que, como señalan nuestros compañeros de La Commune, se caracteriza por «la caída libre de la Quinta República… Pasamos por debajo de la línea fatídica del 50% de participación… Después de semanas de ‘macromanía’ en los medios de comunicación, que en la tapa de revistas llegaron a comparar a Macron con Júpiter, LREM no alcanza el 30% de los votos (28,2%), ¡o sea, menos del 14% del electorado!» O como dijo Mélenchon tras el resultado electoral, «la abstención es una forma de huelga general cívica».
En Francia se viene un fuerte choque entre las clases. Las importantes acciones contra la reforma laboral realizadas a finales del gobierno de Hollande, las marchas que el 1° de Mayo realizaron decenas de miles de trabajadores, la crisis de los viejos partidos del régimen, la imponente abstención electoral y el surgimiento de nuevos fenómenos a la izquierda de los viejos aparatos, como el que con sus debilidades e inconsecuencias expresa Mélenchon, indican un cambio muy favorable para los que luchan por construir una herramienta anticapitalista, tan necesaria para enfrentar a fondo y derrotar los planes de la burguesía imperialista francesa.
Gustavo Giménez