Dos proyectos de izquierda en el tablero electoral
El surgimiento de Izquierda al Frente ha colocado con claridad lo que los partidos agrupados en el FIT se empeñaban en desconocer: existen varias corrientes en la izquierda revolucionaria en nuestro país y no hay impugnaciones que valgan para ocultar el debate sobre por qué se niegan a una unidad de toda la izquierda y el flaco favor que eso le hace al gobierno macrista, a las corporaciones y al sistema.
Del ninguneo a la impugnación
El FIT logró capitalizar una vacante política generada en nuestro país por la defección de Pino Solanas hacia un proyecto conservador y centrado alrededor de lograr algún cargo para él y sus amigos de entonces. El plantón de Pino, a pesar de los debates generados al interior del Movimiento Proyecto Sur, dejó un amplio espacio de trabajadores y jóvenes que se habían desencantado del kirchnerismo y no veían a las variantes de derecha como opción. El FIT, construido para superar el piso proscriptivo de las PASO, logró empalmar con una parte de ese electorado (acompañado por el famoso «milagro» para Altamira).
A partir de ese momento, surgieron como la primera fuerza electoral de la izquierda. Pero lejos de poner esa ubicación al servicio de convocar y sumar a toda la izquierda política y social para poner en pie una alternativa potente, decidieron ponerle un candado a la potencialidad de ese espacio.
PO, PTS e IS no actúan juntos a nivel sindical, estudiantil ni en el movimiento de mujeres: más bien se hacen zancadillas uno al otro. Sólo resguardan al FIT como una cooperativa electoral que se activa poco antes de las elecciones para luego dar paso a todo tipo de peleas fracciónales. Ni siquiera arman un bloque conjunto en los espacios parlamentarios que logran.
Este oportunismo también ha alejado del FIT a otras organizaciones de izquierda y movimientos sociales que en la elección anterior se referenciaron en él.
Asi, luego de años de desdeñar la construcción de una unidad política superior, de ni siquiera sentarse a debatir cómo avanzar en un frente como tantas veces se lo propusimos, ahora los partidos del FIT recurren a la justicia del sistema para tratar de impugnarnos tanto el nombre de Izquierda al Frente como la boleta, y esto último dos veces. Por electoralismo caen en una actitud proscriptiva, bochornosa en la izquierda.
La realidad es que hay dos proyectos y dos listas en la izquierda. La cerrazón del FIT a confluir ha generado condiciones para que se desarrolle otro frente, el nuestro, que viene avanzando y actuando en conjunto en varios ámbitos de lucha.
Mentiras, pensamiento único y sectarismo 2.0
Entre los argumentos falaces del FIT para no hacer un frente con nuestro partido se encuentra la de nuestra política en el conflicto del campo, hace ya ocho años. Pero lejos de debatir políticamente el conflicto que marcó la peor crisis del kirchnerismo, repiten las calumnias del gobierno anteior, acusándonos de “sojeros” y otras barbaridades sin fundamento.
Como revolucionarios, en el MST no hacemos política por plata ni cargos y nada tenemos que ver con el negocio de la soja, propusimos retenciones segmentadas y altas para las agroexportadoras. Es más: tuvimos la misma línea que Izquierda Socialista, que integra el FIT…
También nos “imputan” nuestra participación en el Frente Nuevo cordobés o la experiencia en Proyecto Sur, como si las tácticas electorales, por fuera de los partidos tradicionales y con programas de avanzada estuvieran prohibidas para los revolucionarios. Nada más lejos de la realidad.
Desde ya no tienen por qué coincidir con nuestra línea, pero son tan sectarios que apelan a viejas diferencias anteriores para negar la posibilidad de un frente superador donde confluya toda la izquierda.
Un frente es justamente eso: entre organizaciones que tienen diferencias, impulsar un programa de puntos en común. Ninguna transformación profunda se puede lograr si se fortalece una izquierda sectaria y cuyo eje es diferenciarse de los otros espacios de izquierda más que del enemigo, que es la derecha.
Este sectarismo, autobombo y electoralismo del FIT le hace el juego a los partidos del sistema, al evitar el surgimiento de un único frente de izquierda, coin unidad en la diversidad, como tanto reclama todo el activismo.
Por esas razones nace Izquierda al Frente como una alternativa superadora, para seguir batallando por la unidad de la izquierda en las elecciones y que también vaya más alla.
En las próximas PASO, entonces, te invitamos a fortalecer con tu voto a Izquierda al Frente, la única fuerza que se compromete a seguir trabajando por la unidad que hace falta.
Martín Carcione