Venezuela y los debates en la izquierda
Extractos de un artículo de Sergio García. Dirigente del MST que vivió en Venezuela, y fue parte de la fundación de Marea Socialista.
Así como todos estamos contra los planes de la MUD y el imperialismo, hay otros debates sobre Venezuela, con un sector de izquierda que no ve que hay un cambio cualitativo, una regresión y defiende al gobierno de Maduro que ya no es nacionalista antiimperialista, porque ha mutado en forma regresiva más hacia derecha en lo económico social, y a un curso muy antidemocrático en su régimen político…
En defensa de Maduro ha salido todo el arco político proveniente y ligado a los viejos partidos comunistas y sus corrientes ideológicas afines con sus referentes. En Argentina Atilio Borón es su principal portavoz de una declaración internacional. La posición de ellos es justificatoria de un gobierno que ya es antipopular por donde se lo mire. Igualmente que estos sectores tengan esta posición no es de extrañar, están ligados por intereses directos, en muchos casos económicos y otras conveniencias al gobierno de Maduro y al de Cuba, que transita la apertura al capitalismo internacional. También sectores de la centroizquierda acompañan esta declaración. Lamentablemente algunos intelectuales marxistas, incluso provenientes del trotskismo avalaron con su firma una declaración que defiende a un gobierno capitalista en su contenido de clase, regresivo en su dinámica y neo stalinista en su régimen político…
Aunque hay mucho escrito, tomamos en este caso definiciones del compañero y economista Claudio Katz, que son las más claras e incorrectas. Entre otras cosas dice: “Actualmente Maduro dirige sus cañones contra la brutalidad derechista y no contra el pueblo”. No es así. Maduro aplica medidas económicas, sociales y políticas contra el pueblo, y las relata como una lucha contra la derecha. Un economista marxista debiera considerar al pago de la inmoral deuda externa, al desfalco y entrega de dólares a la burguesía, a la entrega de los recursos estratégicos a corporaciones como “medidas y cañones contra el pueblo”. Además de que la represión cotidiana no es a las cúpulas de la derecha, sino a parte de la población, sean opositores de derecha o de izquierda, todos están perseguidos, atacados, echados de sus trabajos. Los principales dirigentes del chavismo crítico son acusados injustamente a diario de ser “agentes de la CIA”. ¿No se considera a eso tampoco un ataque contra el pueblo?
Otra definición muy incorrecta es la siguiente: “Sería un terrible error sumarse a elecciones concebidas para preparar un cementerio de chavistas. A Maduro le exigen realizar comicios en un clima de guerra civil que ningún gobierno suele aceptar”. Aquí la subordinación a la estrategia antidemocrática de Maduro es completa. Nunca la izquierda puede avanzar dando menos democracia que el régimen democrático burgués, sino superándolo. Sin ir muy lejos en los ejemplos, Chávez frente a intentos de golpes y revocatorios siempre avaló las elecciones y fue a la disputa. Sin olvidar que en Venezuela no hay elecciones a nada desde el 2015 y no había ninguna guerra civil. Nosotros decimos que sin participación y decisión popular no hay ningún proyecto que pueda considerarse de izquierda. La suspensión de todas las elecciones es una política reaccionaria del madurismo, no tiene nada de progresivo y conduce a un callejón sin salida de carácter antipopular. Es una política que además le hace el juego a la derecha, porque le da a la MUD el principal argumento frente a la sociedad.
Katz la remata con una comparación irreal: “la revolución bolchevique no sólo enseñó a registrar el trasfondo social, los conflictos de clase y los intereses en juego. Indicó también un camino para superar la hipocresía del liberalismo burgués y confirmó que los actos de fuerza contra la reacción, forman parte de la confrontación con la barbarie derechista”. Aquí se superan los límites de la imaginación en una comparación que pierde criterios elementales de clase. Los bolcheviques encabezaban una revolución obrera y popular que avanzaba en expropiar a la burguesía; Maduro representa una burocracia enquistada en un estado rentista, convertida en clase burguesa al amparo de esos negocios. Y la violencia que ejerce no es revolucionaria sino reaccionaria, es contra el pueblo en general que pasa hambre, falta de remedios, de trabajo, de seguridad social. Y que, si sale a protestar más allá de los intereses de la derecha, es acusado y perseguido sin miramientos. Maduro expresa lo peor de la violencia estatal stalinista.