Venezuela después de la Constituyente ¿Y ahora qué?
Finalmente se votó para la Constituyente de Maduro. Lo que era previsible sucedió. En medio de jornadas previas de acciones de la derecha de la MUD -que no compartimos ni apoyamos- se llegó a la votación del domingo. El Consejo Nacional Electoral afín al gobierno, anunció que votaron más de ocho millones de personas. El anuncio no sorprende; le dieron los resultados que al gobierno le sentara mejor. Por su parte la MUD miente en sentido contrario hablando de una votación casi inexistente el domingo y exagerando la que ellos tuvieron en el plebiscito. Unos y otros inventan números para tratar de demostrar quien hizo votar más gente. En su guerra de números falaces dejan de lado la realidad.
La jornada del domingo mostró a un gobierno debilitado, que a la vez mantiene un aparato estatal y cierta base de apoyo, aunque es sorprendente el grado de desproporción e irrealidad del anuncio del CNE. Si comparamos los números oficiales, implica que a Maduro lo apoyó el domingo más gente o igual que a Chávez en 2012, o que Maduro recuperó cerca dos millones y medio de votos desde su última elección de 2015 donde fue derrotado. ¿Alguien honesta y objetivamente puede creer estos números, cuando el gobierno perdió tan evidente apoyo social?
La realidad de la votación está lejos de los números del CNE y también de las mentiras de la MUD. El gran ganador del domingo fue la abstención, una clara mayoría incluso en los barrios populares, no votó. Fue un mensaje silencioso de millones, que expresaron una vez más su descontento creciente. Como si nada, el gobierno salió a decir que fue la más alta votación en muchos años, y asentado en esa falacia se prepara para avanzar en sus planes de mayores restricciones democráticas y mayor entrega del país.
No a la injerencia extranjera
Queriendo aprovechar el desastre visible del gobierno, Trump desde EEUU y los gobiernos aliados de la región salieron a cuestionar buscando un trampolín para sus planes. Nos oponemos a toda su estrategia y su política que serían más que nocivas para el pueblo venezolano. Rechazamos las amenazas, las sanciones y todo lo que venga del norte o de sus organismos internacionales cómplices. Es el pueblo venezolano quien debe resolver su futuro y no un imperio decadente ni sus gobiernos secuaces y ajustadores como el de Macri o Temer.
También rechazamos la política y acciones de la MUD. Como bien explican nuestros compañeros venezolanos de Marea Socialista: «el elitismo manifiesto de la cúpula de la MUD y su apuesta descarada por un foquismo violento y por la injerencia gringa, dejó sin posibilidades de conquistar un triunfo democrático a los que sincera pero equivocadamente los siguieron, arriesgaron sus vidas e incluso las perdieron, creyendo que así se lograría un cambio progresivo». El enfrentamiento a sus propósitos es un punto nodal de una política de izquierda y revolucionaria en Venezuela. Denunciamos sus planes y no apoyamos sus operaciones, como equivocadamente hizo un sector de la izquierda en Venezuela, cuya corriente integra el FIT en nuestro país; fueron parte del tramposo plebiscito y del paro convocado por la MUD días atrás, colocándose en el campo de la derecha.
Hacia un régimen más antidemocrático
Este viernes está previsto que la Constituyente se instale. Desde su convocatoria todo el proceso es antidemocrático: no hubo consulta al pueblo vía referéndum como marca la constitución bolivariana, no hubo reglas claras ni libertad real de participación, no se saben los alcances de la Constituyente ni se pondrán a votación sus resultados, como sí se hiciera con Chávez.
¿Viene con la Constituyente una mejor Venezuela, más derechos sociales, más libertades democráticas? No. Esta constituyente no es para dar un salto progresivo hacia delante sino para consolidar un proceso de contrarreformas económicas de entrega y menos libertades políticas para garantizarse la continuidad como administradores del negocio petrolero. Viene el intento de consolidar un modelo antipopular y una mayor regimentación y quita de derechos políticos y sociales, más hostigamiento a la oposición de izquierda, al chavismo crítico y a genuinos referentes sociales a quienes se acusa al mejor estilo stalinista de ser «agentes de la CIA».
La izquierda y Maduro
Este plan regresivo tienen Maduro y Diosdado. Cuando se los apoya, se apoya ese plan. De ahí que llame la atención que algunos sectores de izquierda sigan jugando el rol de voceros dóciles del madurismo. Leer ahora a referentes o intelectuales repitiendo «en Venezuela votaron más de ocho millones», «el pueblo relegitimó al gobierno», «revive la revolución bolivariana», genera una mezcla de vergüenza ajena e indignación. Cuanta falta de independencia intelectual, cuanta adaptación a un aparato burgués stalinizado y enriquecido desde un estado petrolero.
La realidad se evidencia en la calle, en videos, audios, imágenes y reportes independientes que muestran el desastre cotidiano del gobierno y la pérdida notoria de apoyo social, la cual volví a presenciar estas semanas estando en Caracas. Frente a la decadencia de un gobierno que rompió con lo mejor del movimiento bolivariano y frente a los planes de la MUD, el objetivo necesario es construir un tercer espacio desde las propias raíces del proceso bolivariano. Son miles y miles los que no votaron el domingo y no se sienten representados ni por la MUD ni por el gobierno. Correctamente a ellos se dirigieron nuestros compañeros de Marea Socialista el 31 de julio, cuando escriben en su carta abierta: «Hay un tercer sector que ha ido tomando fuerza en los últimos meses, ha ido creciendo, y que fue formando su personalidad y empieza a aparecer como una nueva referencia política por fuera de estos dos campos. Y que, de hecho, se convirtió en un fenómeno político, es el que en la prensa local e internacional ha llamado primero «chavismo crítico», y que ahora intentan etiquetar como «chavismo no madurista». Este sector incluye a militantes y grupos de izquierda o democráticos que quizás por no provenir del chavismo han sido invisibilizados por los medios. A una parte sustantiva de este sector, es que nos dirigimos, incluyendo a su parte de izquierda, crítica, autónoma y que mantiene los sueños emancipadores que surcaron la primera década del Siglo XXI en nuestro país y en América latina, que es capaz de enfrentar sin temores el balance crítico necesario del proceso bolivariano y de Chávez».
A los que se empezaron a organizar contra la burocratización brutal que llevo a la cúpula del PSUV y sus «aliados» del GPP a poner un signo igual entre el partido y el Estado. A los que dieron un paso para enfrentar el decreto del Arco Minero del Orinoco, y deciden luchar contra la entrega expresada en las Zonas Económicas Especiales y la ampliación de la frontera extractivista, la profundización de la primarización del país y la sumisión al capital financiero… A aquellos que repudian que se continúe pagando una deuda externa ilegitima a costa del hambre y la salud del pueblo. A los que están cansados de la impunidad de las cúpulas y del desfalco corrupto a la nación. A los que rechazan la injerencia extranjera porque mantienen los sueños bolivarianos de luchar por una nueva independencia. A los que se ubican en el terreno de una izquierda nueva, crítica de su propio legado, que señala y busca propuestas para superar la gravedad de la crisis civilizatoria a la que nos ha llevado el sistema del capital. A los que luchan contra la opresión de género, la segregación racial, la opresión cultural y material sobre los pueblos originarios, la destrucción de la naturaleza y la vida, y la explotación del trabajo.
«Somos muchos, pero hemos estado separados por largo tiempo. Han intentado, muchas veces con éxito, inocularnos desconfianza para mantenernos divididos. Cada uno a nuestro turno hemos sido retaliados, perseguidos y acusados de traidores y agentes de la CIA o de hacerle el juego a la derecha. Pero todo tiene un límite y cada uno de nosotros fue encontrando el suyo… hoy estamos llamando a poner en pie otra iniciativa. Una de alcance más integral y estratégico… Se trata de construir un movimiento de izquierda, democrático, plural, inclusivo de las corrientes del pensamiento y la acción emancipatoria. Con respeto a las identidades particulares y en la búsqueda de avanzar desde la articulación en la lucha a la construcción de una nueva síntesis de elaboración y acción política.»
Sergio García