Terremoto y crisis humanitaria en México
Los muertos son más de 230, pero la cifra crece hora tras hora. Morelos, Puebla, Tlaxcala, Estado de México y Ciudad de México son los estados más afectados. La solidaridad de los trabajadores y sectores populares.
El sismo de 7,1 grados de magnitud, se registró el día martes alrededor del mediodía. Su epicentro tuvo lugar en la región central del país, en los estados de Puebla y Morelos a unos 120 kilómetros de la Ciudad de México. Posteriormente se registraron otras 11 réplicas.
La crisis humanitaria que sufre el pueblo mexicano es de extrema gravedad. Además de los muertos y heridos, aun hay muchas personas desaparecidas y las brigadas de rescatistas voluntarios trabajan sin descanso en el rescate de personas atrapadas entre los escombros. Alrededor del 40% de la ciudad de México está sin luz. Y aunque no hay cifras oficiales, también hay cortes masivos de agua y de gas, por fugas. Muchos de los edificios que colapsaron ya se encontraban dañados por temblores anteriores, pero la insistencia de altos funcionarios de gobierno y de empresarios por no desalojarlos tuvo consecuencias fatales que le han costado la vida a numerosas personas.
Como suele pasar en las catástrofes de toda índole, el terremoto en México muestra lo mejor de la solidaridad humana, y lo peor del capitalismo. Miles de trabajadores vienen ayudando con los trabajos de rescates, mientras el Estado se preocupa por defender la propiedad privada de las empresas.
Una de las primeras medidas del presidente Peña Nieto fue desplegar por las zonas y barrios afectados al ejército, la marina y la policía. No es lo que necesita el pueblo mexicano. Lo que hace falta con urgencia son maquinarias para remover escombros, más rescatistas, agua potable, comida e insumos para la atención de los heridos. La solidaridad y la organización de forma espontanea de trabajadores y de estudiantes en distintos lugares del país, contrasta con el accionar del gobierno de Peña Nieto.
Javier Dietrich