Revolución Catalana: Rumbo a la batalla por la independencia
Este sábado 21/10 la decisión del gobierno de Rajoy de intervenir el gobierno autonómico de Cataluña ha acelerado el proceso político independista catalán. La primera respuesta fue una movilización de 450.000 catalanes en Barcelona ese mismo día bajo la bandera de la Independencia y por la libertad de los Jordis. Las fuerzas desatadas parecen ya no poder contenerse hasta que el resultado de un frontal enfrentamiento decida el curso de los acontecimientos.
Finalmente Rajoy decidió utilizar el art. 155 para dar un nuevo “golpe de estado” contra los derechos del pueblo catalán en un desesperado intento por frenar su independencia. Su decisión es el resultado lógico de un régimen monárquico parlamentario heredado del franquismo que se resiste a ser derrotado por la revolución democrática que cruza Cataluña y amenaza contagiar a toda España. Es que lo que está en juego no es solo el control de un territorio que aporta el 20% del PBI de España y el 25% de sus exportaciones, sino la existencia misma del actual régimen político español.
A medida que se aproximan las horas decisivas cada actor va mostrando su verdadero juego. En primer lugar la Unión Europea, que en su cumbre de la semana pasada ha manifestado su apoyo a Rajoy y su negativa a mediar en el conflicto, como se lo había pedido el gobierno de la Generalitat. Luego, el PSOE, que acompaña junto con Ciudadanos a Rajoy en la aplicación del 155 para liquidar la autonomía catalana, aun a costa de que se le fracture su sucursal catalana, el PSC, que alguna vez fue parte del gobierno autonómico, ostenta varias alcaidías y parlamentarios autonómicos y es parte del frente que sostiene a Ada Colau en la intendencia de Barcelona.
Mientras las aguas se encrespan las grandes empresas muestran cuáles son sus verdaderos intereses y después de haber fracasado en sus presiones sobre Puigdemont para que no declare la independencia (ni aun en esta versión incompleta “suspendida”) ya suman más de 1.300 las que han cambiado su sede social, arrancando por la tradicional multinacional banca catalana La Caixa. Ya se han hecho públicas las presiones del mismísimo rey Felipe para que la Seat abandone la región insurrecta. Y todos los medios señalan como las alas más conservadoras del partido burgués nacionalista que sostiene a Puigdemont, el PdeCAT, ejercen presión cotidiana para tratar de evitar el enfrentamiento final y la DUI (Declaración Unilateral de Independencia).
La contrarrevolución ya ha arrojado varias de sus cartas fuertes sobre el tablero de juego: como fue el golpe del 20S, la ocupación militar de Policía y Guardia Civil, la represión del 1-O, la movilización de “la mayoría silenciosa” junto a los fascistas en marchas nada despreciables en número, pero que no superan de ninguna manera a un pueblo movilizado y dispuesto a combatir por su libertad, la detención de “los Jordis”. Ninguna de estas acciones ha servido para parar el proceso catalán y al contrario, han templado a sus combatientes.
La propuesta de “dialogo” de la Generalitat ha sido ya devorada por el curso de los acontecimientos. Si bien desde un principio nadie quería “dialogar” realmente sobre la independencia catalana y la mayoría de sus defensores solo quería ganar tiempo para dilatar la pelea, ahora esta propuesta, en la que se justificó la tan criticada “suspensión”, no es sino un eco vacio que solo debilita al campo independentista. Porque solo derrotando a los que se oponen a la independencia es que se podrá quizás obtener alguna negociación con sus enemigos, españoles o europeos, aunque esa negociación sea tan solo un armisticio de alto el fuego.
Ahora lo que define la partida es la energía capaz de desplegarse de cada bando en el campo de batalla de estos días y por supuesto en la habilidad y decisión de su dirección. Como en todos los momentos previos a una batalla, las fechas pueden cambiar y de hecho cambian. Se habla de que se convocará al Parlament catalán para el jueves y se declararía la Independencia un día previo a que el pleno del Senado Español dictamine la intervención al Ejecutivo y el Parlamento autonómicos, a los Mossos D’Esquadra y al canal TV3 del independentismo, entre otras dependencias. Las noticias recientes desmienten el supuesto llamado de la Generalitat a elecciones, para tirarle una soga al régimen cuando declare la independencia.
Es que las maniobras menores, van cayendo frente al inminente choque de los colosos en pugna. Las medias tintas como las de Iglesias de Podemos, que protesta contra la aplicación del 155, pero se niega a ponerse del lado de la independencia. Las medias tintas de su representante mayor en tierras catalanas como la alcaldesa Colau, que todavía habla de la necesidad de que se imponga el “dialogo” entre Puigdemont y Rajoy, son tragadas por el curso de los acontecimientos, como son devorados los que intentan trazar una línea intermedia cuando se prepara el choque entre la revolución y la contrarrevolución. Y son tragados no solo por su utópico planteo, sino porque le son funcionales a esta última.
La batalla que se aproxima y sus direcciones
Por eso ante la inminencia de la batalla es una preocupación legítima sobre la firmeza de las direcciones. Del lado de Rajoy, el rey, sus apoyos incondicionales como el de Ciudadanos, sus apoyos vergonzantes como el del PSOE, las instituciones monárquicas durante años disfrazadas de ropajes democráticos, los fachos que afilan sus lanzas para la pelea, entre ellos los más de 10.000 efectivos de la Guardia Civil y Policía Nacional del régimen que están esperando para intervenir y reprimir con todo a tanto catalán que los desprecia. Los mandamases de la UE y los grandes empresarios. De este lado esta todo claro y ya han cerrado filas tras Rajoy, que promete ir hasta el final.
¿Y del lado independentista en la conducción de la revolución? ¿Podrá la dirección burguesa y pequeño burguesa de Puigdemont y Junqueras ir en esta etapa hasta el final y declarar en forma unilateral la independencia de la República Catalana? Es una pregunta difícil de contestar. Todo indica que no tienen opción, aunque luego quieran detener el proceso en un punto que no puedan atravesar.
Las vacilaciones disfrazadas de “tácticas necesarias”, cuando el terreno de las maniobras tácticas se agotó, tales como que Puigdemont vaya a hacer el descargo de sus razones para objetar el 155 al Senado en Madrid, arriesgándose a que lo metan preso, como ya hicieron con los dirigentes de la ANC y de Ómnium, en momentos en que la fiscalía de la Justicia española le quiere abrir un proceso por sedición, hacen dudar sobre la consecuencia de sus acciones finales.
En todo caso el terreno más firme está en la fuerza de la movilización y sus caudillos. En la acción de la CUP, en los cada vez más extendidos CDR (Comités en Defensa de la República), en los sindicatos independientes y combativos, que hicieron su gran acto de entrada en escena en el paro general del 3 de Octubre. En la respuesta de las direcciones y cuadros medios de la ANC y Ómnium, que pese a que su dirección trabaja con la dirección de la Generalitat se han pronunciado por la DUI y sus máximos dirigentes están presos.
Y de estas fuerzas dependerán también la posibilidad de que la policía, los Mossos D Esquadra y su jefe el independentista, ya procesado y al borde de caer preso, mayor Trapero estén a la altura de la circunstancias, peleen y no se derritan al primer embate. De la estas fuerzas dependerá la paralización de Cataluña en huelga general revolucionaria si la acción represiva así lo exige.
Son esas las formas que está tomando la alineación de los astros en el campo de batalla catalán. Cualquier ayuda al campo independentista revolucionario será bienvenida, ya que allí se está jugando algo más que una causa nacional, se está jugando el futuro inmediato de España y de la revolución europea.
El programa de la revolución
Los revolucionarios debemos esforzarnos por delinear un programa de medidas transitorias para el proceso abierto. Y en esto es muy importante como se combinan las distintas tareas en cada fase de la lucha. La pelea estratégica por una “República Catalana socialista” con la que coincidimos con fuerzas como el PO o el PTS, no puede contraponerse como hacen equivocadamente estos partidos con un criterio sectario, a la consigna que une a todos los matices del campo revolucionario catalán por estas horas, que es la pelea por una “República Catalana Independiente.”
Justamente y en la medida que es esta consigna la que moviliza y pone en marcha en forma unitaria a cientos de miles en su pelea contra el Estado Español, es esta consigna la llave que abre a la pelea por el resto del programa.
Y de la combinación de la lucha consecuente por esta tarea democrática de la independencia, con las tareas anti capitalistas depende el resultado más estratégico de una revolución que está atravesando sus primeros capítulos, ya que las fuerzas burguesas que hasta hoy dirigen el proceso no puede ser llevarla hasta el final.
Su desarrollo choca contra los límites posibles del capitalismo europeo en esta etapa que tiembla ante cada amenaza de fragmentación de sus actuales estados nacionales, Brexit mediante… y más cuando el ejemplo catalán puede ser contagioso y expresarse en plebiscitos victoriosos como los realizados este domingo en las regiones de Véneto y Lombardía del norte de Italia, o en la reapertura de luchas de nacionalidades como la Vasca, que ya han hecho movilizaciones de apoyo y cuyo partido de izquierda independentista, Bildú, plantea realizar acciones activas de solidaridad.
Entonces se tornan naturales y necesarias las tareas anti capitalistas, como las necesarias sanciones a las empresas que mudan sus sedes o el boicot a sus intereses para empezar, o la exigencia de su estatización bajo control de los trabajadores más adelante. O la exigencia del no pago de la deuda externa para volcar esos fondos a salarios, trabajo, salud y educación.
La ruptura del orden institucional burgués monárquico parlamentario no va a dar instituciones firmes de la clásica burguesía catalana. En todo caso sus formas institucionales futuras van a estar cruzadas por las que se de la revolución democrática y anti capitalista en curso. Sean los CDRs o tengan otras formas. Y la tarea planteada de la Asamblea Constituyente será un gran cambio de batalla política, una gran tribuna para defender y ganar al pueblo para la idea de que solo las tareas y formas de organización anti capitalistas aseguraran el triunfo de la lucha independentista.
No se trata de elaborar consignas con el criterio del dogmático que elige seguramente la tarea final y estratégica como bandera de la pelea actual. Se trata de ayudar a las masas catalanas a dar mejor la pelea en curso y ganarla, para acceder a un nivel superior de la misma, de su gran revolución democrática, permanente y anti capitalista en su contenido de fondo y mecánica real.
No hay tarea más importante para los revolucionarios y luchadores democráticos por la libertad de los pueblos de España, no hay campaña de solidaridad internacional más importante para los trabajadores y la izquierda de Europa y del mundo que apoyar la heroica lucha por la Independencia Catalana.
Gustavo Giménez