Lograron la ley previsional, pero perdieron políticamente
Finalmente, ya en la madrugada de este 19 de diciembre, el gobierno logró la votación en diputados por 127 votos a favor y 117 en contra para hacer ley su proyecto de reforma previsional. Termina así una etapa de esta importante lucha política y social, donde el gobierno perdió mucho más de lo que ganó. Planteamos unas primeras conclusiones en este artículo.
El gobierno salió de las elecciones del 22 de octubre fortalecido y encaró estas semanas como si eso le diera un cheque en blanco para avanzar en sus planes cómo sea. Sin embargo, se encontró con una crisis política de envergadura y un aumento muy fuerte del repudio social de millones a su proyecto.
No hay forma de presentar con triunfalismo la votación de esta madrugada. Porque el balance global de los últimos diez días tiene saldo negativo para Cambiemos. Ya que si bien logró la aprobación de este ley gracias a la colaboración del PJ y la burguesía, lo hizo a un costo político tan alto que lo deja mal parado hoy frente a grandes franjas de la población, y le abre una perspectiva todavía peor.
A diferencia de debates en torno a otras iniciativas del gobierno donde logró confundir y generar base social en su defensa, en este caso no pudo hacerlo. Se fue instalando mayoritariamente la percepción de que el proyecto es un robo a los jubilados mientras se beneficia con exención de impuestos a las patronales. Esto lo vio y procesó así parte importante de su propio electorado. Por eso esta vez no hubo polarización de calle en dos bandos, sino dos trincheras muy nítidas: de un lado, una potente y multitudinaria movilización social en contra del gobierno y del otro, el aparato represivo estatal en defensa de la ley jubilatoria.
Ya nada será como antes. El inicio de un cambio político
Un aspecto esencial del balance de estas semanas es que el país de la coyuntura electoral con un Cambiemos ascendente y triunfador, se acaba de terminar. En este fin de año se produjo un cambio político de magnitud. Podemos decir que se consumó un quiebre, una crisis del gobierno con parte de sus propios votantes y un salto en el enfrentamiento de millones que ya se oponían a Macri y decidieron comenzar a hacerlo notar en las calles.
Esto se empezó a reflejar en el humor social y parcialmente en la movilización del 29/11, fue creciendo hasta el jueves pasado en la primer sesión fracasada con miles afuera del Congreso, dio un nuevo salto ayer con miles que llegaron hasta el Congreso y ocupaban también Av. de Mayo hacia la 9 de julio, más acciones importantes a lo largo de todo el país. Y este ascenso se evidenció cuando el gobierno menos se lo esperaba por la noche: arrancó en CABA y se fue extendiendo al Gran Buenos Aires y a muchas ciudades del país un gran cacerolazo de carácter genuino y de muy importante participación. Fueron miles incluso los que se atrevieron a llegar hasta el Congreso desafiando a las fuerzas de seguridad después de un día de gran represión.
Y en Plaza Congreso, con mayoritaria presencia de la juventud y de sectores medios, se hizo sentir el recuerdo vivo del Argentinazo, cuando con mucha emotividad miles cantamos el himno y luego retumbó, repetidas veces a lo largo de las horas de madrugada, el “que se vayan todos”. El MST fue parte activa de esta acción impulsando que las cacerolas fueran hasta el Congreso y quedándonos allí con nuestras banderas, hasta que nuevamente la represión, ya pasadas las 3 de la mañana, dispersó la concentración.
Lo vivido estas semanas y, sobre todo el día de ayer, evidencia el cambio político y muestra en perspectiva lo que viene en 2018. Ya nada será como antes para el gobierno. Ni tampoco para lxs trabajadorxs, el pueblo y la juventud, que seguramente saldrá con más fuerza a enfrentar el plan de ajuste de acá en adelante. Y una conclusión que quedó grabada a fuego para todxs: se le puede torcer al brazo al macrismo, a pesar de los dirigentes. Crucial.
El peronismo cómplice, en crisis aguda
Si hay otro dato esencial de estas jornadas, es la nueva traición del PJ que en contra de la opinión de la amplia mayoría de la población le aportó a Macri los votos necesarios para obtener quórum primero y la votación al final. Todo a cambio de prebendas para las provincias gobernadas por el peronismo, un toma y daca de las castas políticas de este régimen antidemocrático, que hace números y negociados espurios con el presente de nuestrxs viejxs y el futuro de los trabajadorxs.
Ese rol nefasto del partido que supuestamente es el principal de la oposición, fue visto en vivo y en directo por millones en todo el país. En cualquier lugar de trabajo y barrio se hablaba del tema ¿Cómo puede ser que le den quórum? Y se lo dieron, y también le votaron la reforma. Por eso son corresponsables del robo a los jubilados y así quedaron ubicados frente al país. Repudiado por su propia base social, confirma que el PJ es una cáscara putrefacta de la cual no puede salir nada positivo. La única tarea honesta y positiva para sus bases, es irse de esa estructura decadente.
El nefasto rol del PJ merece una reflexión crítica de aquellxs que vienen apoyándolo electoralmente y de quienes, como el kirchnerismo, sigue siendo parte de esa superestructura. El peronismo se ubicó, como tantas veces, en contra de los intereses populares. Y no es solo la responsabilidad de los que votaron con Macri. ¿Dónde estaba Scioli, ex candidato presidencial del FPV y el kirchnerismo? Hizo silencio en toda esta crisis. No estuvo en la sesión fracasada del jueves y ayer pasó unas horas y se retiró. Ni una palabra contra el proyecto, ni un planteo en defensa de los jubilados por parte del ex candidato presidencial del cual fueron colgados en la boleta los gobernadores pejotistas. Un silencio y ausencia cómplice con el macrismo que lo muestra de cuerpo entero. Son los momentos de mayor crisis, cuando personajes como este, revelan su verdadera naturaleza.
Desde lo sindical también el peronismo hizo su aporte a Macri. El rol de la CGT, como tantas otras veces, fue nefasto. Así como viene avaló el proyecto de reforma laboral esclavista de Cambiemos, ante la previsional dijo estar en contra, pero no movió un dedo durante semanas como auxilio al gobierno. Amagó con un paro tardío el viernes pasado, volvió a amagar con otro paro más tardío todavía ayer, para terminar definiendo un parito sin trascendencia hoy ya ante los hechos consumados. Hay que sumar también al haber de la burocracia el rol delator de la izquierda y lxs trabajadorxs movilizadxs, para de hecho justificar la brutal represión. El rol de conjunto de la burocracia fue nefasto. Incluso la UOM de Caló que se movilizó el jueves y ayer escuálidamente, solo garantizó la presencia de directivos y delegados, los “cuerpos orgánicos”, desalentando la presencia de miles de obreros de base. En definitiva, se reafirma la necesidad de barrer con esta burocracia pro-patronal y oficialista de cualquier gobierno de turno, y poner en pie una nueva central obrera en base a otro modelo sindical.
El papel de la izquierda y nuestras propuestas
La jornada de ayer volvió a tener a la izquierda jugando un rol de gran relevancia. Empujamos a fondo la movilización convocando con fuerza y estuvimos en la primera línea del enfrentamiento con la represión del gobierno. A la ausencia de la CGT hay que sumar el contraste entre los discursos incendiarios del kirchnerismo parlamentario, y su debilísimo rol en la movilización, sindical y políticamente. Incluso durante la noche, voceros mediáticos de esa corriente, abonaron un repudiable macartismo contra la izquierda por los enfrentamientos en la Plaza. Hacemos un llamado categórico a reflexionar a muchxs simpatizantes de ese proyecto político, que otra vez, vuelve a no estar a la altura.
En ese contexto, con la izquierda en primera línea, se dio la represión y la violencia brutal de las fuerzas de seguridad y sus civiles e infiltrados contra miles de manifestantes. Son ellos y el gobierno que los instruye los responsables de la violencia y de todos los desmanes, de las cacerías y de las detenciones y golpizas durante horas. Frente a esto hubo confrontación y legítima defensa. Por eso, no tiene asidero alguno las operaciones mediáticas contra “los violentos de la izquierda”. Violento es el gobierno que les roba a los jubilados. Violento es el macrismo y el régimen que reprimen a mansalva contra una multitud. Violenta es la burocracia putrefacta de la CGT que con sus patotas mantiene sus privilegios en los sindicatos y ayer dejó solo a miles de trabajadorxs en Congreso.
Así como en la calle desde el MST y la izquierda fuimos protagonistas de esta gran lucha, al interior del Parlamento volvió a quedar en evidencia los límites del FIT. De hecho, viejos personajes ligados al kirchnerismo aparecieron más visibles, aunque sobreactúen. Esto ocurre por dos razones: primero, porque la presencia de la izquierda es testimonial, marginal. Segundo, porque hay fuertes elementos de parlamentarismo en el FIT, de adaptación a esa institución y la corrección política con la que asimila a su “personal”. Lo segundo es la consecuencia de una concepción. Pero lo primero, la presencia testimonial, es otra derivación de la negativa a la unidad.
El FIT actúa como escollo para unir a la izquierda en los terrenos electoral, de lucha de clases, sindical, por eso condiciona el aprovechamiento de toda la potencialidad global de la izquierda, incluyendo el terreno electoral. De hecho, nuestro partido, desde el jueves pasado insistió públicamente en reunir a todas las fuerzas de izquierda para una intervención común en la jornada de ayer. Se negaron.
La tarea política de unir a la izquierda en base a un programa anticapitalista, antiburocrático y socialista, es de primerísimo orden en la etapa que se viene. Las contradicciones que se van a desenvolver y complicar a Cambiemos, el rol del PJ y la CGT como furgón del macrismo, ofrece un espacio vacío que una gran confluencia de izquierda podría ocupar para intervenir en todos los frentes. No hacerlo, es oxígeno para el gobierno y al viejo PJ. Nuestro partido, el MST, que se jugó entero estos días en las calles, va a seguir construyéndose en todo el país y fortaleciéndose para las peleas que vienen. Y vamos a seguir impulsando Izquierda al Frente junto al Nuevo MAS y otrxs compañerxs. Y mientras lo hacemos volvemos a plantearle a toda la militancia y a los miles de simpatizantes de izquierda que avancemos en debatir a fondo la necesidad de la unidad. Vienen tiempos de intensificación de las luchas. Hay que hacerse cargo desde la izquierda de la responsabilidad que tenemos. Es una gran tarea que invitamos y nos proponemos impulsar.
Sergio García / Mariano Rosa