Perú, entre el repudio a Fujimori y la visita del Papa
El 17 de enero se realizó la quinta marcha en repudio al indulto al ex dictador Fujimori para que se vaya el presidente Kuczynski. Fue un día antes de la visita del Papa, durante la cual el gobierno prohibió las acciones de protesta. El discurso tramposo del Papa “de los pobres” está destinado a apuntalar al resquebrajado régimen político peruano.
Desde que el 24 de diciembre Pedro Pablo Kuczynski (PPK), el neo liberal presidente del Perú, anunció el indulto a Fujimori, una grave crisis política se desarrolla en el hermano país.
El pueblo ha salido a las calles a exigir que el genocida vuelva a la cárcel y que se vaya el corrupto PPK. El presidente está acusado de un acuerdo secreto con el diputado Kenji Fujimori, hijo del ex dictador. PPK canjeó apoyo para evitar su vacancia -destitución- como presidente por las probadas acusaciones de sobornos que le pagó Odebrecht, cuando él era ministro de Toledo, a cambio del indulto a Fujimori padre.
Desde el decreto del indulto las movilizaciones y el desprestigio de PPK no han dejado de crecer. Las marchas del 24, 25 y 28 de diciembre fueron creciendo en volumen y extensión. En el Día de los Inocentes, más de 50.000 se manifestaron pese a ser el período interfiestas.
Otra acción muy importante se realizó el pasado 11 de enero, convocada por organismos de derechos humanos, familiares de las víctimas de la dictadura fujimorista, organizaciones estudiantiles, sociales, de campesinos, mujeres indígenas, intelectuales, partidos políticos y sindicatos, entre ellas la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP). La marcha central fue en las calles de Lima y también las hubo en Arequipa, Cuzco, Huancayo, Trujillo, Tacna, Moquegua y otras.
Finalmente, el miércoles 17 se manifestaron por las calles de Lima, junto a otras organizaciones, Nuevo Perú, el MAS, Democracia Directa, Perú Libre y una movilización de los pueblos originarios.
A la vez, la imagen presidencial no ha dejado de caer: “Kuzcynski registra su aprobación más baja (20%) desde que asumió el gobierno. El 78% cree que el indulto es un negociado y el 57% opina que no se logrará la reconciliación política…”[1].
En realidad, lo que está cuestionado por el pueblo es todo el régimen político peruano. Las denuncias de coimas de Odebrecht llevaron al ex presidente Ollanta Humala y a su esposa a la cárcel, al ex presidente Toledo a refugiarse en los EE.UU. para no correr la misma suerte, el ex presidente Alan García del APRA también está implicado y hasta Keiko Fujimori, política que se postula para suceder a PPK, está acusada de recibirlas y baja en su intención de voto.
La crisis política es tal, que la sobrevida de Kuzcynski se explica más por la falta de una alternativa clara de recambio que por la solidez de su gobierno: sobre un total de 130 diputados cuenta con solo 15 (le renunciaron tres), acaba de armar un nuevo gabinete por la crisis y renuncias de sus viejos ministros, y para poder gobernar depende de sus acuerdos con el fujimorismo -Fuerza Popular-, cuya bancada tiene 70 diputados.
[1] Kaos en la red, 14/1/18.
“El indulto a Fujimori es un insulto”
Esta es quizás una de los lemas más mencionados por las protestas del pueblo peruano. Es que PPK había logrado ganarle en segunda vuelta a Keiko porque prometió que nunca iba a indultar al genocida y ahora negocia con él para intentar superar la destitución y sostenerse en el gobierno. Argumenta “razones humanitarias” para un responsable de “excesos” y “errores graves”, según las palabras presidenciales.
El enfermo que rápidamente “se recuperó” y ya salió de la clínica donde se atendía es uno de los dictadores genocidas vivos más odiados del Perú y Latinoamérica, responsable de asesinatos colectivos, torturas, secuestros y desapariciones, y asimismo de haber esterilizado a cerca de 300.000 mujeres y hombres de las zonas rurales pobres.
Ahora sus abogados han pedido su sobreseimiento en el juicio que se está desarrollando por la masacre de Pativilca (6 asesinados), dado que junto al indulto el genocida recibió “el derecho de gracia” del presidente para que esté protegido de todas las causas en las que aún no haya sido juzgado.
Tal es el repudio, que a las marchas masivas debemos sumarle un manifiesto firmado hasta el momento por más 3.000 artistas e intelectuales contra el indulto al dictador. Y no solo de la intelectualidad progresista se pronuncia, sino que hasta el derechista Mario Vargas Llosa ha escrito un difundido artículo titulado La traición de Kuzcynski.
Incluso la Corte Interamericana por los Derechos Humanos ha solicitado copia del expediente del indulto de cara a la sesión que el próximo 2 de febrero realizará para escuchar los testimonios de los damnificados por las masacres de La Cantuta (10 asesinados) y Barrios Altos (15 asesinados).
La visita del Papa
En este cuadro de aguda crisis política y enormes movilizaciones, el Papa Francisco arriba al Perú. Su objetivo, con su mensaje de “paz y esperanza” para los pobres y necesitados, es echar un poco de agua al fuego de la situación peruana. Para ello este Papá hablará en grandes misas y se internará en el corazón del país para reunirse con comunidades originarias y pueblos que pelean contra la minería contaminante. Algo similar a lo que hizo en Chile al reunirse con algunos referentes mapuches, para mejor camuflar su acción demovilizadora.
Su mensaje de “paz”, o sea de resignación, es funcional a un régimen y un gobierno en completa crisis y sacudido por marchas masivas. Pero al igual que en Chile, la tarea del doble discurso no le será tan fácil al Papa: así como defiende a los obispos abusadores y encubridores chilenos, protege en Italia a Luis Figari, fundador del “Sodalicio de la Vida Cristiana”, responsable de graves abusos sexuales y sobre el cual pesa un pedido de prisión preventiva.
Por más que acuda a un Papa de apariencia “progresista” e intente cumplir el rol de aguatera del capitalismo en crisis (rol que las viejas direcciones traidoras del movimiento de masas ya no cumplen bien), la Iglesia Católica ya no puede ocultar su naturaleza reaccionaria, defensora de la conciliación de clases, protectora de curas abusadores, enemiga del aborto y demás derechos de género, homofóbica y ariete de las ideas más retrógradas en esta sociedad capitalista y patriarcal.
Voltear a PPK, reencarcelar a Fujimori y construir un nuevo país
El levantamiento del pueblo peruano demanda de la mayor unidad de acción y solidaridad para terminar con el gobierno corrupto de PPK, meter en la cárcel a su principal sostén, el genocida Fujimori, y buscar una salida de fondo para la crisis política, económica y social se resuelva a favor de las necesidades de las grandes mayorías populares, de contar con trabajo y salario digno, vivienda, justicia, educación y salud públicas de calidad.
Hace falta la convocatoria una Asamblea Constituyente Libre y Soberana que reorganice todo el país sobre nuevas bases, que rompa con el viejo régimen político, el ajuste neoliberal y la entrega del Perú a las multinacionales y los oligarcas locales, liquide toda la legislación antidemocrática heredada de la dictadura fujimorista y avance a un gobierno de los trabajadores y el pueblo peruano en la perspectiva del socialismo.
Gustavo Giménez