Carnaval, el grito que no pudieron callar
Esa fiesta donde el escenario es la calle, el artista es el pueblo, el mensaje rebelde y el formato, la alegría. La democratización por asalto del arte, peligrosa por esencia para los poderes de turno. Diferentes políticas impulsaron los gobiernos al servicio de silenciarlo. Hoy, el carnaval porteño demuestra que no admite chalecos de fuerza a la cultura popular.
La historia del Carnaval, la historia de la censura
Difícil acordar un sólo origen, pero todas las versiones dan cuenta de una misma esencia: que el Dios Momo expulsado del Olimpo por burlón, que lxs esclavxs negrxs disfrazadxs de patronxs a cara pintada para no ser reconocidxs, que el festejo de una buena cosecha de lxs campesinxs, que la muerte, que los reyes, que la Pachamama. El carnaval y en particular, la murga porteña siempre fue la expresión libre de los intereses del pueblo, la crítica burlona a todo lo establecido. Sin pelos en la lengua la murga es la voz de aquellxs que el poder pretende que no tengan voz. Como tal, siempre incomodó a los gobiernos que intentaron silenciarlo, reprimirlo y/o cooptarlo.
El carnaval fue prohibido por primera vez por Rosas. La última vez estuvo prohibido por el decreto 21329/76 de la dictadura 34 años, pero no «volvió», porque nunca se fue. Resistió desde las sombras de la dictadura, sobre todo en el conurbano. Luego, con la explosión democrática que se llevó puesta a toda la junta y que le significo una herida aun irreversible a toda la institución militar, la murga reflorece, se expande. Comienza un proceso muy rico de elaboración crítica, que se combina con el 2001 unos años más tarde.
La murga se transforma en masiva, en relación directa y como reflejo del país que perfiló el Argentinazo. Se radicaliza el mensaje, que, como las movilizaciones populares en curso cuestionan absolutamente todo. La murga es en cada barrio escuela, comedor, guardería y también murga. Es un canal de organización y expresión militante, juvenil y popular. Es rebelde por esencia y en sus filas están lxs expulsadxs del neo liberalismo.
Feriado de carnaval y Kirchnerismo: de la prohibición a la cooptación
Durante esos años de prohibición, se desarrolló una coordinación interesante de organización y elaboración consciente. Los primeros encuentros Nacionales de Murgas en Suardi, el Movimiento Nacional de Murgas Independientes y sus regionales, el encuentro Platense y la Marcha Carnavalera por el feriado de carnaval. Combinación de corsos, asambleas2 y marchas. Rebeldia y alegría.
Luego de 34 años, se logró un triunfo importante bajo el gobierno de Cristina Fernández: que se reinstaure el feriado de carnaval, lucha emblemática y principal punto del programa de reivindicaciones de las expresiones carnavaleras. Esta iniciativa tuvo un efecto de shock, que encontró a muchas agrupaciones festejando acríticamente el feriado bajo las banderas del gobierno de turno. Fue un paso importante que, como todos, no está exento de contradicciones.
Su limitación principal es que es una política orientada a controlar el ascenso popular que desató el 2001. El feriado está bajo la órbita de “turismo” y no de cultura. En la práctica, los años siguientes sirvió de argumento para prohibir corsos independientes que se realizaran fuera del feriado, o bien, para intentar aunar todo el movimiento local independiente en el corso “oficial”. En municipios enclave del peronismo como La Matanza, o en el Merlo del Vasco Otachehé, no hubo ley que valga. No había permiso habilitante, y mandaban a su patota a levantar el corso. En Moreno, se podía participar de actividades oficiales siempre y cuando no se critique al poder. En Capital se fortaleció la política de la competencia por recursos en eventos oficiales, con reglas homogeneizadoras. Y la ley de feriado no fue acompañada del reclamo claro del movimiento carnavalero de un presupuesto significativo para el desarrollo de la cultura.
El gobierno de lxs Kirchner comprendió que la revolución política del 2001 no había dejado margen para gobernar con el clásico bipartidismo. Eso hizo girar la política de prohibición del carnaval a la cooptación, sosteniendo la opresión al carnaval independiente, que se verá acorralado.
Lxs intendentxs y las tareas actuales
Hace unos días, luego de mucho repudio, Tagliaferro (intendente macrista de Morón) dió un paso atrás en su intento de prohibir los carnavales independientes. En San Miguel, luego de históricos intentos de prohibición, las murgas hicieron un gran corso junto a organizaciones sociales y políticas. En La Matanza, siguen resistiendo con mucho esfuerzo los corsos autogestivos, aun por canales institucionales, donde presentaron un proyecto de Ley. En Merlo, la salida del Vasco generó una explosión democrática local.
Hoy y mañana cuando salgamos a la calle, en donde estemos nos vamos a cruzar con alguna expresión de carnaval. Y los mensajes tendrán que ver con el ajuste, con Santiago, con los femicidios, con Chocobar. Es que ni la prohibición ni la cooptación han podido modificar la esencia, que, combinada con la conflictividad social, con la polarización de clase, se vuelve una herramienta necesaria y poderosa.
Lxs socialistas del MST estamos por la total libertad en el arte en todas sus manifestaciones sin injerencias políticas e ideológicas de los gobiernos de turno. Consideramos el acceso al arte como un derecho social. Creemos que el estado tiene que garantizar recursos materiales y una gestión democrática de los mismos para que la cultura y el arte se puedan expresar a fondo. Reconocer a las murgas como patrimonio cultural. Multiplicación del presupuesto con control de las murgas y las organizaciones barriales y que los carnavales oficiales tienen que romper la lógica de la competencia meritocrática. Para esto, hay que apostar a la coordinación amplia de las murgas, y además, combinar las luchas con las organizaciones sociales y políticas.
Las restricciones al carnaval popular se enmarcan a los intentos de los gobiernos de acallar la lucha de clases. Por eso, estas reivindicaciones inmediatas son en camino de conquistar para el arte y la cultura un lugar significativo en la política pública, pero eso solo puede ser en un gobierno de lxs que nunca gobernamos. Un gobierno de lxs trabajadorxs que garantice el arte como derecho y la murga, con una función social. A todxs lxs que acuerden con que estas son las tareas -inmediatas y estratégicas-, lxs invitamos a construir con nosotrxs el MST además de desearles un feliz carnaval.
Ana Paredes
JS – MST – UNLAM