Campamentos de la JS en todo el país
Una ola impresionante de revuelta feminista recorre el mundo. Es una rebelión emancipatoria, de libertad. Contra Macri y la política tradicional. Contra la iglesia. Contra el machismo. Contra el plan de ajuste y represión. Organicemos esa rebeldía para que capitalismo y patriarcado, caigan juntos.
Un propósito central que nos planteamos consiste en derrotar el plan capitalista del patrón fundamental, el que gobierna. Quebrar su plan de ajuste y represión. Apoyar todas las luchas para radicalizar las medidas y coordinar en la acción con los sectores que pelean, siendo implacables contra la burocracia e insistiendo a la izquierda para actuar unitariamente. En el mundo, la juventud pelea fuerte, muy. En el país ni hablar. Desde la lucha contra la reforma jubilatoria, el 8M, en el INTI, el Posadas, el 24 de marzo, contra la política anti-democrática y represiva. Estudiantes y trabajadorxs jóvenes son protagonistas a full de las luchas contra todo el sistema capitalista. No es casualidad. Los patrones se ensañan con la juventud. Nos precarizan, nos quieren domesticar y si somos mujeres o disidentes, además el patriarcado hace estragos con nosotrxs. Queremos discutir cómo nos organizamos para barrer con toda esa mierda. Por todo esto somos rabiosxs anti-macristas, feministas, disidentes y anticapitalistas. Son rasgos definitorios del proyecto colectivo que estamos construyendo.
No es utopía, es defensa propia
En artículos anteriores nos referimos a debates fuertes que atraviesan las nuevas generaciones que se acercan a la militancia, que se van planteando que “con luchar en el campo de lo social, por reclamos parciales, no alcanza”. Es fundamental luchar por legalizar el aborto y el derecho a decidir, separar la iglesia del estado y presupuesto para emergencia en violencia de género. Pero las condiciones económicas de explotación y opresión que consolidan machismo y patriarcado, están indisolublemente asociadas al sistema capitalista. Por lo tanto, ser feminista hasta el final implica desmantelar patriarcado y capitalismo. Por lo tanto, la tarea es antisistémica, sí o sí.
La precarización, explotación laboral y desocupación en la juventud es enorme. Combatir esa realidad supone un planteo programático que incluya blanqueo en el Estado y la actividad privada; pleno empleo como derecho social, repartiendo todo el trabajo necesario y disponible; reducir la jornada a 6 hs para trabajar todxs y tener tiempo libre de realización personal, y progreso social. Y obviamente, un salario equivalente al costo de vida actual. Todas esas medidas cuestionan la ganancia de los patrones y la matriz económica de un Estado que prioriza pagar deuda externa o sacar impuestos a las corporaciones. Otra vez aparece el carácter antisistémico de nuestras causas básicas, elementales.
Podríamos seguir enumerando derechos primarios: democracia real, sin castas privilegiadas; justicia con control social; otro modelo para los sindicatos, sin burocracias; pulverizar el aparato de represión; democratizar los medios; compatibilizar naturaleza, medio ambiente y vida humana. En fin, todos los caminos terminan igual: en la inevitable lucha contra la sociedad de los patrones, sus partidos, medios y burocracias. Entonces lo que queremos explicar es que no somos anticapitalistas y socialistas por dogma religioso, lo somos por comprensión científica del funcionamiento de las cosas y sobre todo, en defensa propia. La utopía no es luchar por la reorganización de todo, es alimentar expectativas en progresar establemente bajo los parámetros de este sistema patronal.
Guerra al “no se puede”, un debate estratégico
Está claro que la perspectiva de cambiar el sistema no es fácil. Nunca lo fue, porque los que mandan tienen el poder agarradísimo. Sin embargo, el capitalismo vive acosado por una inestabilidad estructural, de crisis, que tiene que ver con su condición ya históricamente incompatible con los derechos más elementales de la humanidad y la naturaleza (como explicamos más arriba). Pero, que sea históricamente incompatible no significa que políticamente vaya a ceder fácilmente. Esto último, la orientación política de la sociedad, se dirime en el campo de la lucha entre las clases sociales, en la lucha de proyectos políticos opuestos. Y ahí entran a jugar relaciones de fuerza y voluntades, compromiso militante y capacidades humanas imponderables, de final abierto, de horizonte incierto. Las dificultades de esta tarea tan grande, pero decisiva, alimenta tres posiciones a nuestro entender equivocadas, escollos para la lucha por cambios sociales de fondo:
El posibilismo de las reformas limitadas: consiste en adaptarse al capitalismo y considerar lo máximo posible algunas medidas sociales paliativas de las injusticias del sistema. Discutimos sobre esto con las organizaciones del kirchnerismo, incluyendo Patria Grande y otras que hoy, por ejemplo, levantan como propuesta frente político antimacrista incluyendo al PJ. Imputan a la conciencia del pueblo “que no da para cambios de fondo”. Así, encubren su estrategia timorata.
La autopreservación sectaria: esta tendencia razona desde un escepticismo “sui géneris”, que implica que en la medida en que no hay revoluciones idénticas a la bolchevique de 1917, se trata de esperar en un lento proceso de autoconstrucción independiente, sin unidades políticas con nadie, en una acumulación lineal que en algún momento se transformaría en masiva. Es el modelo FIT que exacerba las diferencias para justificar no ampliar marcos de unidad, y a la vez, desarrolla rasgos de adaptación a instituciones de la burguesía como el parlamento o a cargos sindicales transitorios como un fin en sí mismo.
El anarco-autonomismo o la posición “contra todos los partidos”: en este caso las experiencias nefastas de los partidos comunistas del siglo pasado, o las formas de construcción monolíticas de organizaciones de izquierda de distinta tradición, alimentan una ideología que pone en la misma bolsa a todos los partidos porque “son estructuras burocráticas, porque limitan el pensamiento individual, porque cuando llegan al poder se burocratizan”. Es cierto que el estalinismo fue un desastre, que hay organizaciones burocráticas en la izquierda y que existe el riesgo de la burocratización en el poder. Sin embargo, nada de eso justifica renegar de la lucha por construir un proyecto de rebeldes, democrático en la deliberación para decidir sobre todo y que concentre de forma centralizada las acciones colectivamente resueltas para eficientizar la lucha contra los gobiernos capitalistas, sus partidos y burocracias. Los que levantan posiciones anti-partido renuncian a luchar por el poder para el 99 %. Y en general, reniegan de las decisiones colectivas y la masividad. Multiplican un individualismo funcional al sistema. Cambiar el mundo de base no es fácil, pero es la más apasionante de las tareas que tenemos como generación.
Organizar la rebeldía, ocupar la política
Estos y otros debates de fondo, van a cruzar nuestros campamentos en todo el país con la movilización de cientos de estudiantes y trabajadorxs para organizar todas nuestras rebeldías y prepararnos para ocupar nosotrxs la política, no las castas. En Buenos Aires del 29 al 31 de marzo igual que en Salta; en Córdoba del 6 al 8 de abril como en La Rioja; en Santa Cruz 30 y 31, en el Litoral con Santa Fe y Entre Ríos, del 21 al 23 de abril. En definitiva, vamos por 1000 jóvenes organizadxs con la JS del MST. Más que nunca entonces: antimacristas y contra la política tradicional, feministas, disidentes y anticapitalistas.
Programa / Ejes Temáticos
Conferencias
El cielo por asalto / Socialismo (sin estalinismo) como estrategia
Género en Revolución / Feminismos / Disidencias / Revuelta Sexual
Dar vuelta todo / Tomar el poder, sin que él nos tome / Organización política
Talleres
Unidad obrero-estudiantil / Burocracias y alternativas desde abajo
Represión y DDHH / Las balas que vos tiraste
Macrismo ambiental / Capitalismo Verde / Ecosocialismo
Cine / Teatro / Murgas / Festival MMLYQTP
Jesi Gentile
Mariano Rosa