Pablo Iglesias en Argentina: cerca del peronismo, lejos del 15M
Pablo Iglesias de Podemos, visitó la Argentina. Brindó conferencias, participó de la movilización del 24 de marzo, al cumplirse 42 años del golpe genocida del ‘76 y visitó a Cristina Fernández de Kirchner en El Calafate. Hizo varias afirmaciones en las que vale la pena detenerse para intercambiar opiniones.
Lo hacemos a partir de considerar que Podemos nació al calor del 15M y en su momento fue tomado como herramienta política por muchísimos honestos luchadores, jóvenes y mujeres cansados del PSOE y el PP.
En su visita, Iglesias declaró: “Podemos es quizás la única formación política europea que hace una reivindicación y valoración positiva del peronismo… como movimiento político nacional y popular, innovador y democrático.”
Nunca tuvimos problema en señalar aspectos positivos del peronismo, algo que jamás harían los gorilas. De hecho, reivindicamos la justicia social, la soberanía económica y la independencia política, como así también el impulso inicial a la organización de la clase obrera. Pero ese peronismo, no existe más hace décadas.
Se ha transformado en un cascarón vacío de militantes y lleno de dirigentes políticos y sindicales corruptos y vendidos. Dominado por “caciques feudales” que gobiernan las provincias, “barones del conurbano bonaerense” y “burócratas patoteros” enquistados desde hace años en los sindicatos. Más allá de su engañoso doble discurso, Cristina viene de comandar uno de los gobiernos más corruptos de la historia argentina, de los que más deuda externa ilegítima y fraudulenta pagó sin chistar y más favoreció a los ricos. El peronismo no tiene mucho que ver con los Indignados…
El PJ (Partido Justicialista), el FPV (Frente Para la Victoria) y las distintas versiones del peronismo, constituyen una de las patas fundamentales del bipartidismo argentino, de la alternancia burguesa en el poder, al servicio del imperialismo, las multinacionales y los banqueros.
Justo en el momento de la llegada de Iglesias, el justicialismo se encuentra abocado a recuperar la unidad de todos los representantes de su vieja política en un frente antimacrista. No es para romper el techo salarial, ni para unir las luchas en curso contra despidos en el Posadas, el INTI, Río Turbio y tantos lugares más, ni para conquistar el derecho al aborto. Al contrario, algunos dirigentes parecen insinuar que dejar pasar el ajuste macrista puede ser beneficioso para el objetivo de volver a “agarrar la manija” del poder. Lo que hace falta pasa por otro lado, por lograr la unidad de toda la izquierda para ser una alternativa fuerte frente a los viejos partidos patronales.
Lo que busca el peronismo es algo así como reconstruir a Frankenstein para oponerse a Drácula. Decir en España “Estoy contra el bipartidismo” y elogiar a uno de sus principales exponentes en la Argentina, es borrar con el codo lo que se escribe con la mano.
También afirmó que estaría dispuesto a gobernar con el Partido Socialista, elaborando un programa en común. Lo cierto es que antes ponía a este viejo partido, parte fundamental del bipartidismo, en la categoría de «casta» privilegiada. ¿Iglesias pensará que cambiaron? Está dispuesto a unirse con uno de los defensores de la aplicación del 155 y cuyo secretario de organización pide reprimir a los CDR, asimilándolos a terroristas.
Por último, pero no menos importante, vamos a mencionar los dichos de Iglesias sobre Cataluña: “Nuestra apuesta es clara: no queremos que Catalunya se vaya de España. Queremos contribuir a construir un país fraterno en el que haya espacio para todo el mundo.”
Para lograr la fraternidad entre los pueblos, el primer paso es respetar su derecho a la autodeterminación, es decir reconocer y defender la decisión tomada por más de dos millones de catalanes en el Referéndum del 1O y en decenas de manifestaciones masivas.
Es cierto que Iglesias no apoyó la detención de Carles Puigdemont y critíca la aplicación del 155, pero su gira por Argentina no fue para realizar una intensa campaña por la libertad de los presos políticos, el cese de las causas y las persecuciones. Algo que hubiera sido perfectamente comprensible en un país movilizado desde hace cuatro décadas contra los golpes, las violaciones a los derechos humanos, políticos y sociales. Esto se debe a que Podemos rechaza la República catalana.
Lo cierto es que se podría hacer un listado de afirmaciones polémicas para alguien que se define como parte de la nueva política y es ubicado bajo el ala del “progresismo.” Más allá de esto, nos parece más útil expresar una opinión de fondo sobre los agrupamientos reformistas de los que Podemos forma parte.
¿A dónde va Podemos?
El Podemos del 15M se fue oxidando como herramienta política en la medida que sus dirigentes se metieron en los despachos y se alejaron de las calles. Incluso, aplican métodos cada vez más burocráticos con quienes opinan distinto en su organización.
El “espíritu” del 15M fue abandonando el cuerpo de los dirigentes, no así el de muchos de sus militantes y seguidores que todavía simpatizan o que, aún con críticas, siguen construyendo Podemos. Con muchos de ellos nos encontramos defendiendo causas justas, por esta razón queremos seguir intercambiando opiniones políticas.
A nivel mundial, hay debates sobre la relación política entre los que reivindicamos la revolución como salida a los desastres del capitalismo y aquellos que formulan críticas parciales, manteniéndose en los marcos del sistema.
La debacle del estalinismo, la crisis de la socialdemocracia, el fracaso de los gobiernos nacionalistas y la contrarrevolución económica que desde hace años vienen descargando los gobiernos sobre los trabajadores, a lo que debemos sumar la debilidad del trotskismo, han generado nuevos fenómenos políticos a partir de reagrupamientos amplios difusamente antiimperialistas y anticapitalistas. No estamos en desacuerdo con impulsar alternativas amplias, manteniendo nuestra independencia política y organizativa. Pero algo muy distinto es dejar de señalar sus limitaciones.
No todas las alternativas amplias que han surgido son iguales, aunque todas tienen a corrientes reformistas al frente. Son alternativas esencialmente electorales y con programas limitados que no superan los márgenes del capitalismo. Hasta ahora, la dinámica de casi todas estas experiencias ha sido a una mayor adaptación al régimen en la medida que más crecen sus chances de disputar intendencias, gobernaciones o la presidencia, transformándose en “administradores de izquierda” del Estado burgués municipal, estadual o nacional cuando llegan a cargos ejecutivos.
Iglesias se encargó de resaltarlo en un reportaje realizado por Página/12: “Nosotros ya somos gobierno. Administramos ciudades importantísimas como Madrid y Barcelona, cuyos presupuestos son mucho mayores que algunos ministerios y que algunas comunidades autónomas. Donde nosotros gobernamos, los resultados pueden verse. Nosotros generamos superávit, nosotros pagamos las deudas, nosotros administramos nuestras ciudades, dejándolas mucho más atractivas para la inversión nacional y extranjera…”
Además, Podemos viene de claudicarle al régimen monárquico surgido de la Constitución franquista del ’78, dándole la espalda a la autodeterminación y a la movilización independentista de masas que sacudió a Cataluña. De llegar al gobierno, muy probablemente, actuaría desastrozamente como lo hizo Syriza en Grecia. Ninguna de las alternativas amplias que han surgido en Europa, Latinoamérica y otras regiones están exentas de dinámicas parecidas por el carácter de clase pequeñoburgués de las direcciones mayoritarias, sus limitaciones programáticas y la estrategia electoralista que explica su existencia.
Esto no tiene nada que ver con sectarismo: es la realidad pura y dura. No ser ser conciente de la transitoriedad de este tipo de herramientas preanuncia la desmoralización de los sectores revolucionarios ante giros bruscos como el que dio Tsipras o la adaptación al nuevo curso reaccionario.
Utilizando el ejemplo del tren que se detiene en varias estaciones hasta llegar a la última, que para nosotros es la revolución socialista internacional, podemos decir que es un hecho que este tipo de alternativas jugarán un papel progresivo hasta un determinado punto del camino y luego lo más probable es que cambien de carácter hasta volverse reaccionarias.
Es importante tener claridad que más temprano que tarde nuestro programa entrará en contradicción con la dinámica que tomarán los componentes más reformistas y que este tipo de construcciones o bien estallarán o tendremos que romper con ellas. De lo que se trata es de aprovechar las oportunidades que se nos presentarán antes, durante y después para fortalecer a nuestra organización revolucionaria.
Por estos motivos, no está planteado para nosotros ser parte de eventuales futuros gobiernos de este tipo de organizaciones. Nuestra estrategia sigue estando ligada al impulso de la movilización y la construcción del partido revolucionario con influencia de masas para disputar el poder en las fábricas y en las calles, aprovechando todas las oportunidades para avanzar en este sentido.
Con el PP, PSOE o Ciudadanos sólo habrá ajustes y recortes a las libertades democráticas. Lamentablemente, Podemos se mantiene cada vez más dentro del régimen que dice enfrentar y va limando sus aristas más rebeldes.
Estamos convencidos que es necesario construir una nueva herramienta para todo el Estado español, revolucionaria y socialista. Que luche contra el capitalismo, junto a los trabajadores y todos los pueblos oprimidos, contra el 155, por la libertad de los presos políticos y la autodeterminación del pueblo catalán.