Aborto legal: la victoria de una marea que sigue
“Que sea ley” es uno de los tantos gritos que resonó en Congreso y en todo el país. Y ya lo es, con la media sanción en Diputados. La clave de esa conquista histórica es la marea verde, que ahora va directo al Senado. Quiénes ganamos y quiénes perdieron. Ahora, la necesidad de fortalecer la organización para ir por más.
¿Cómo es posible que teniendo un Papa argentino y un gobierno nacional claramente de derecha como lo es el de Mauricio Macri, en la Argentina hayamos logrado semejante victoria? La respuesta no tiene demasiados secretos: si el pañuelo verde de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto se hizo tan masivo tan rápidamente es porque acá la oleada feminista tiene fuerza y llegó para quedarse, sobre todo en manos de las jóvenes.
Ese hecho social y político muy profundo abre la posibilidad concreta de un triunfo definitivo de la ley de aborto en el Senado y, al mismo tiempo, de que esta poderosa lucha feminista y democrática continúe por otras demandas todavía pendientes, como la necesaria separación de la Iglesia del Estado.
Tal como lo viene señalando nuestra corriente política desde hace tiempo, aquí somos uno de los puntos fuertes de una nueva ola feminista internacional, que se radicaliza y avanza contra las viejas estructuras patriarcales y cuya dinámica cuestiona las instituciones y el sistema capitalista de conjunto. Y este resonante avance que obtuvimos en la Argentina fortalece, además, a nuestras hermanas de toda Latinoamérica y el mundo.
La marea verde
Es ineludible. De ella hablan los periodistas, los analistas y tuvieron que reconocerla también las diputadas y diputados en el Congreso. Así lo hicieron desde el bloque de Cambiemos, cuya mayoría votó en contra de la ley. Así lo hicieron desde el bloque del Frente para la Victoria, que durante sus doce años de gobierno cajoneó el proyecto de la Campaña por orden de Cristina Fernández de Kirchner. Así lo hicieron desde el bloque de la UCR, algunos de cuyos diputados dan vergüenza ajena de tan gorilas que son. Y así lo hicieron desde el bloque del PJ, viejo y fiel aliado de la Iglesia Católica que ahora en el Senado afronta una responsabilidad política ineludible.
Si miles y miles de mujeres, con las jóvenes empoderadas siempre a la cabeza, acompañadas por muchos varones, pasamos largas horas de frío en la vigilia alrededor del Congreso de la Nación esperando la votación es porque nos une una convicción inquebrantable: conquistar todos nuestros derechos. En los colegios y facultades, incluso privadas y religiosas, la ola verde es masiva: hay feminismo para rato.
Y ocupando el espacio público, movilizadas, poniendo nuestros cuerpos, juntas, el jueves 14 de junio por la mañana demostramos que es posible ganar. Gritamos, lloramos, nos abrazamos, saltamos y bailamos de emoción y alegría. Nuestro triunfo no solamente tonifica al movimiento feminista y disidente, sino que también es un ejemplo para todo el movimiento obrero y popular que acumula fuerzas para resistir el ajuste de Macri y el FMI. Cuando una mujer avanza, ningún hombre retrocede.
Asimismo, pese a los esfuerzos de los grandes medios de comunicación, con el poder de nuestra movilización desmontamos por completo la malintencionada falacia de “las dos Plazas” o “la sociedad dividida”. En las calles de la Ciudad de Buenos Aires y de todo el país, por encima de alguna marcha provincial del aparato “pro vida”, reafirmamos la
voluntad popular que se fue haciendo mayoritaria: evitar las muertes por aborto clandestino y lograr el derecho soberano a decidir sobre nuestros propios cuerpos.
Nosotrxs festejamos, otros lloran
Una exhortación apostólica, varios comunicados de prensa y unas cuantas reuniones con dirigentes del PRO y del PJ le dedicó el Papa Bergoglio a tratar de impedir la aprobación del aborto legal. En ese mismo sentido reaccionario fueron el tedeum en la Catedral Metropolitana y las homilías de muchos obispos el 25 de Mayo y los telefonazos directos a los diputados para presionar. Y lamentable fue el rol del padre Pepe, que ante las comisiones del Congreso dijo que el aborto es una política del FMI…
La Iglesia, como institución de la cabeza a los pies, resultó una de las grandes perdedoras de esta batalla. El lema “salvar las dos vidas” fue parte de esa hipocresía que quería mantener la penalización y la clandestinidad del aborto para defender el modelo familiar hetero-patriarcal, la opresión de la mujer y la maternidad forzada. Por eso les dedicamos varios cánticos: “Es para el Papa que lo mira por TV”, “Saquen sus rosarios de nuestros ovarios” y “A la Iglesia Católica Apostólica Romana / que se quiere meter en nuestras camas / le decimos que se nos da la gana / de ser zurdas (o putas), travestis y lesbianas”.
También perdieron los sectores evangelistas. Y también perdió toda esa dirigencia política y sindical cavernícola que sostuvo el no al aborto legal. En la sesión algunos de ellos (y de ellas) dieron argumentos de un cinismo medieval y brutal, como por ejemplo comparar a las mujeres con perras y marsupiales, referirse a las embarazadas de la ESMA o al supuesto “tráfico de órganos de fetos”…
Para el gobierno, el balance político en este tema es contradictorio. Macri zafa un poco por haber habilitado en el Congreso este debate que ya estaba en las calles, aunque se desgasta por otras razones: el ajuste y la economía. Pero no así su vicepresidenta Gabriela Michetti ni María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta, gobernadores de los dos principales distritos y ella incluso posible recambio presidencial, salen mellados por haberse opuesto a la ley. Otra alegría adicional para nosotrxs es haber visto por cadena nacional la cara de crisis y derrota de Elisa Carrió tras la votación.
Sin ser todo lo que queríamos, porque nunca esa cueva de bandidos que es el Congreso acepta íntegramente la voluntad popular sin meterle algún condicionante, la ley aprobada constituye una victoria de carácter histórico. Ganadores salimos la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto -aun con sus contradicciones internas- y todos los sectores sociales y políticos que desde hace años, o mejor dicho desde hace décadas, venimos dando esta pelea por la despenalización total y la legalización del aborto para que sea seguro y gratuito.
No obstante, el más que merecido festejo no debe hacernos bajar los brazos ni por un minuto. El Senado ya es una cámara retrógrada por naturaleza, sobre la cual además volverá a operar la Iglesia buscando atrasar una vez más las ruedas de la Historia. Volverán desde las amenazas de inconstitucionalidad hasta las propuestas “superadoras” con tal de obstaculizar la ley. Para superar esas maniobras tendremos que redoblar la movilización y acrecentar la marea verde en las calles.
¡Organizate con nosotrxs!
Desde Juntas y a la Izquierda, Libre Diversidad y el MST estamos orgullosas, orgullosos y orgulloses, sí, porque no miramos esta batalla por TV ni tuvimos una presencia formal o testimonial, sino que fuimos parte activa y consecuente de ella, “aguantando los trapos”, con toda nuestra garra, todo el tiempo y en todo el país. Si compartiste alguna de todas nuestras actividades, sabés de cerca que es así.
A diferencia del espacio kirchnerista, que por sus contradicciones no jugó toda su fuerza en esta lucha, y de sectores de izquierda como el PO-Plenario de Trabajadoras o el PTS-Pan y Rosas, nosotrxs estuvimos a la altura del desafío planteado. Por caso, el PO impulsó en colegios y facultades un equivocado plebiscito, como proponía Macri a nivel nacional. Y mientras Myriam Bregman mentía que “el FIT es el único que tiene el aborto en su plataforma”, faltándole así el respeto a las más de 300 organizaciones que integramos la Campaña, Pan y Rosas-PTS estuvo ausente de unos cuantos martes verdes y pañuelazos, y en la vigilia del 13 dejó sus banderas colgadas y apenas un par de militantes… ¡pero el grueso se fue a dormir!
En abierto contraste, nosotrxs estuvimos presentes, sin faltar ni una sola vez, en cada martes verde en Congreso y con la principal columna. Participamos con nuestras banderas en cada pañuelazo de Capital, del Gran Buenos Aires y del interior, porque a diferencia del PO y el PTS, que no integran la Campaña, nosotrxs sí valoramos la unidad de acción. También movilizamos las mayores columnas en las marchas unitarias del 8M, el 31M, el 3 y 4J. Y el 13 desde temprano hasta el 14 cuando se aprobó la ley, estuvimos con la vigilia más numerosa y combativa en Congreso, con nuestras pibas y pibes agitando sin pausa toda la noche. Una actitud que demuestra solidez política y coherencia militante.
Ahora, para ir por el triunfo del aborto legal en el Senado, y para seguir construyendo este feminismo antipatriarcal, disidente, anticlerical, anticapitalista e internacionalista, te hacemos una invitación sorora y fraternal. Al calor de esta oleada verde y feminista, decenas y decenas de jóvenes se están sumando a nuestra organización en todo el país y vamos por más. El patriarcado “va a caer”, pero no lo hará solo: lo cierto es que tenemos que tirarlo abajo, junto con el capital. ¡Sumate vos también a militar con nosotrxs para lograrlo!
Juntas y a la Izquierda – Libre Diversidad – MST