FUBA: contra el golpe de Cambiemos, reagrupar y reorientar
El Consejo Superior de la UBA convalidó ayer el congreso fraudulento -realizado el sábado pasado- con el que Cambiemos, la Franja Morada-Nuevo Espacio y la UES (PJ) pretenden usurpar la conducción de la Federación Universitaria de Buenos Aires.
La tarde anterior la Policía de la Ciudad, junto a una patota ligada a las autoridades universitarias, reprimió a un grupo de estudiantes que habían ingresado al rectorado para protestar contra este fraude. Y ayer la policía impidió que los consejeros estudiantiles entraran a la sesión del Superior y se llevó preso a un estudiante. Todo esto confirma que el rectorado de Barbieri y el propio gobierno de Cambiemos están detrás del fraude para arrebatar la conducción de la FUBA, que ha sido un estorbo para cada gobierno desde que la izquierda se la ganara a la Franja en 2001. La actual avanzada de Cambiemos es parte de una política más general que responde a la necesidad del gobierno de recuperar espacios y posiciones de cara al brutal ajuste que prepara junto al FMI. Sabe que el movimiento estudiantil es de los sectores de mayor potencial de movilización, y pretende tener en la FUBA una conducción que acompañe sus planes y actúe como dique de contención del movimiento estudiantil. Desde la Juventud Socialista del MST impulsamos la más amplia unidad de acción para enfrentar esta avanzada del rectorado y el gobierno. Pero opinamos que dicha unidad tiene que ir más allá de la actual necesidad defensiva, y que hace falta abrir un debate hacia un nuevo reagrupamiento y reorientación de la izquierda en el movimiento estudiantil.
¿Cómo llegamos a esto?
La Franja perdió la FUBA al calor del Argentinazo de 2001, repudiada masivamente por les estudiantes. La izquierda ganó varios Centros y la federación junto a un movimiento estudiantil activo y movilizado. Hoy la derecha monta esta maniobra sobre la base de haber recuperado varios Centros, de haber crecido en varias facultades más y de haber logrado la mitad de los delegados reales de la FUBA. Frente a esto, desde la izquierda, junto a otras fuerzas, estamos enfrentando esta ofensiva de forma improvisada y sin lograr movilizar a franjas de la base estudiantil. Y no está planteada una respuesta masiva del movimiento estudiantil porque el grueso de les estudiantes no ven a la federación como propia ni entienden necesario defenderla, ya que no se construyó una masa crítica capaz de actuar como sujeto independiente en estas circunstancias. La responsabilidad de este cuadro recae sobre la conducción actual del PO y La Mella-Patria Grande, que está al frente de la FUBA y consolidó en los últimos años una lógica basada en la autopreservación aparatista. Los Congresos han sido convocados y organizados exclusivamente en base a especulaciones del reparto de delegados para perpetuar el control del aparato, y en absoluto en base a buscar impulsar la participación, el debate político y la movilización del estudiantado. Las comisiones y paneles de debate de los congresos, las veces que han existido, han sido convocadas con extrema formalidad, para salvar apariencias; y llevamos cinco años sin renovar autoridades. La concentración de la decisión política y gestión de espacios en la presidencia ha enajenado al resto de las agrupaciones que conformamos el amplio frente que le permite a la izquierda mantener la conducción de la federación, y llevado muchas veces a la parálisis de la federación por los desacuerdos y disputas entre las presidencias de PO y Patria Grande. Al punto que la FUBA y los centros jugaron un rol entre secundario y marginal en luchas importantes como el levantamiento educativo contra el intento de ajuste presupuestario de 2016, la liquidación de becas del CONICET o el reciente recorte de las competencias profesionales de las carreras. La propia política de estas direcciones ha aportado a debilitar a la izquierda frente a las fuerzas reaccionarias. El giro conservador que fue adoptando Patria Grande estos años la llevó a aliarse a gestiones peronistas de algunas facultades, que lejos de oponerse a Barbieri se adaptan al ajuste. Mientras tanto, el PO se fue encerrando en una orientación sectaria, impuesta por el PTS, que veta y excluye caprichosamente la participación de otras agrupaciones -entre ellas la nuestra- de los frentes que conforman en las elecciones de centros, aportando a la dispersión de la izquierda y al avance de la Franja y sus aliados. Esta lógica, repetida en muchos centros de estudiantes, ha llevado al vaciamiento de la FUBA de toda participación, a tal punto que, para la mayoría de les estudiantes, la FUBA no es más que la fotocopiadora del CBC. Y es muy difícil explicar por qué habría que luchar por quién te vende los apuntes.
Reagrupamiento y reorientación
Ante este escenario, es incuestionable la necesidad de la más amplia unidad para enfrentar el atentado contra la FUBA de Cambiemos, la Franja Morada y el rectorado. Y que es igualmente necesaria esa unidad para luchar contra el ajuste del gobierno en la UBA. Pero opinamos que el problema es más profundo, de fondo. Hace falta un verdadero reagrupamiento de fuerzas y una reorientación para revertir la dinámica actual. Esto implica abrir una discusión sobre el programa necesario para enfrentar el ajuste de Cambiemos, sus cómplices y el FMI; sobre cómo desenvolver una política que organice y potencie la ola feminista y disidente en la UBA; sobre cómo sacar al estudiantado a las calles junto a les trabajadores y los sectores populares; sobre cómo recuperar los espacios y las vías de participación estudiantil y lograr una democratización integral de los centros de estudiantes y la FUBA. La Juventud Socialista del MST se plantea contribuir a ese horizonte de lucha y transformación.
Juventud Socialista del MST / UBA
28/6/18