Acuerdo con el FMI. Letra chica, ajuste grande
El viernes 20 llega la misión del FMI al país, encabezada por su directora Christine Lagarde. Desde que se conoció la noticia, produjo diversas reacciones por arriba y un gran repudio por abajo. Desde el Gobierno quieren presentar su llegada como un hecho positivo, como una señal de apoyo a su gestión y al propio acuerdo. Sin embargo, esto tiene muy poco que ver con la realidad.
Lagarde viene porque el acuerdo que se dispone a firmar Macri, es de un ajuste tan excepcional (como veremos más adelante) que desde el FMI, el imperialismo y todas sus empresas, bancos y corporaciones, tienen una absoluta desconfianza en que el Gobierno tenga la fuerza política suficiente para aplicarlo. Vienen entonces para sondear personalmente qué posibilidades tienen de cumplir con los condicionamientos que impone el FMI, que no desea prestar a un país que no garantice mínimamente devolverle con creces lo prestado.
La desconfianza del Fondo está justificada, Macri pasa por el peor momento político desde que asumió. Con la bronca creciente de las masas, con grietas en la burguesía que otrora lo apoyaba monolíticamente y con la oposición política (PJ) y sindical que, producto de la bronca de sus bases, tiene que empezar a diferenciarse, la gestión del Gobierno es rechazada por el 75% de la población y la imagen de Macri se derrumbó. Por otra parte, los reclamos de masas en las calles que desde diciembre del año pasado van en aumento, y el parazo de junio, muestran a las claras que no están dispuestas a dejarse ajustar fácilmente.
El rol de PJ y la CGT
Otra tarea importante que tiene Lagarde es acordar con los dirigentes del PJ y de la burocracia sindical para que acompañen las medidas que tiene que aplicar el Gobierno y que exige el FMI. Para ellos es imprescindible, dada la debilidad del oficialismo, que tanto la oposición política como sindical lo respalden y sobre todo que aprueben el presupuesto 2019 en pocos meses: ése que precisamente condensará gran parte de las aspiraciones del Fondo.
Por eso se va a reunir con la CGT seguramente hará lo mismo con dirigentes del PJ. Es que más allá de las declaraciones públicas Lagarde sabe que estos personajes están dispuestos a bancar a Macri hasta las elecciones del año que viene. Lo harán, discursivamente, a “su pesar” o “en nombre de la gobernabilidad”, pero lo cierto es que todos los sectores del PJ, incluyendo a Massa y Cristina (si se quiere) más allá de matices, apoya de fondo el acuerdo. Claro que el Fondo pretende más, quiere que se comprometan no sólo a aplicar el ajuste actual sino también a futuro ya que en su perspectiva, esto duraría por lo menos hasta 2021.
El acuerdo de la entrega
Si recién ahora se empieza a conocer la letra chica del acuerdo con el FMI, no es porque éste no haya tenido clara las exigencias que debía imponer. Se debió a que estuvieron midiendo hasta último momento la fuerza que tendría Macri para aplicarlo. Aunque, como ya expresamos, las dudas son grandes, no tienen más remedio que hacerlo público, dado que se acerca el momento de firmarlo y la discusión posterior del Presupuesto.
De lo que se trata es de un ajuste excepcional en los últimos años del Fondo que llevará al país a una recesión tremenda y a un empobrecimiento masivo de los sectores populares. Ya prevén un crecimiento de tan sólo el 0,4% para este año y a lo sumo 1,5% para el 2019 es decir 2 años prácticamente en recesión. Además, exige:
- La postergación de la “reforma impositiva” y dejar de reducir las retenciones a la soja. El ajuste es tan brutal y direccionado hacia garantizar cobrarse lo prestado y al servicio de las multinacionales, que no le importa avanzar incluso sobre algunos beneficios potenciales de la burguesía y oligarquía autóctona. Por eso los grandes del campo ya se reunieron con Macri, para presionarlo y zafar de cualquier recorte.
- Una mayor reducción en los subsidios a la energía y transporte: lo que impactará directamente en el bolsillo de todos nosotros, con mayores tarifazos.
- Limita el “crecimiento nominal de los salarios estatales”. Traducido, quiere decir que se ajustarán los sueldos muy por debajo de la inflación real. Plantean entre un 8-9% para este año y el siguiente.
- Reducción de empleados y congelamiento de contrataciones: más despidos y nada de ingresos.
- Racionalización de gastos en bienes y servicios y reducir los aportes a las provincias. Dicho en términos sencillos, significará menor inversión en obra pública, insumos hospitalarios, etc.
- Reforma de la carta Orgánica del BCRA: para garantizarle las reservas en dólares al FMI y que el BCRA no financie al Tesoro, aumentando de esta manera la dependencia financiera externa.
- Venta de tierras fiscales: Esta es una parte significativa del ajuste, se aprontan para apropiarse de tierras fiscales de nuestro país que seguramente comprarán las grandes empresas y corporaciones, fundamentalmente trasnacionales. Lo mismo vienen haciendo con la venta de islas griegas, etc., el Fondo aprieta a todo el mundo de igual manera, aprovechándose como buitres de las crisis económicas de los países periféricos.
Para tener una idea, el ajuste ya era mayúsculo cuando habían declarado que sería de $ 200.000 millones, la semana pasada se conoció que sería de $ 300.000 y a las horas ya era de $ 320.000. Es que es así, no tiene fin. En primer lugar porque cada día se van conociendo más las condiciones y en segundo porque al ir subiendo el dólar, se necesitan cada vez más pesos para pagar la deuda en dólares que firmaremos. Es decir para ellos no basta en absoluto el ajuste ya realizado, los tarifazos, la inflación y el dólar que nos comió la mitad del sueldo, sino que debemos prepararnos para años de malaria.
Otra salida es posible
Desde el MST-Nueva Izquierda sostenemos que hay otra salida. Opuesta a la que nos plantea Macri y convalida la oposición del PJ y sus variantes. Esta empieza por dejar de pagar la fraudulenta deuda externa que consume más de U$S 17.000 millones anuales y se multiplicará después de este acuerdo, y ajustar a los ricos y poderosos que son los responsables directos, primero con el kirchnerismo y ahora con Macri, de la crisis que padecemos, con una profunda reforma impositiva que cobre impuestos progresivos a las grandes ganancias y fortunas, a la renta financiera, etc. Con esto sobraría plata para encarar un plan masivo de obra pública y viviendas populares que aumentara el trabajo, también se podrían aumentar los sueldos, planes y jubilaciones hasta cubrir la canasta familiar y ajustarlos según la inflación real. Para combatir la inflación y el desabastecimiento proponemos eliminar el IVA de los productos de consumo popular y penalizar a los acaparadores y especuladores. Hay que nacionalizar con control público las empresas de servicios para acabar con los tarifazos y tener tarifas justas. Además debemos nacionalizar también la banca y el comercio exterior para evitar la fuga de divisas y la bicicleta financiera. Esta es la única forma de lograr que la crisis la paguen los que la generaron y no los trabajadores y el pueblo.
Gerardo Uceda