78 años del asesinato de Trotsky
“Quien se arrodilla ante el hecho consumado es incapaz de afrontar el porvenir”
El 20 de agosto de 1940 un agente de la GPU (policía secreta soviética) hundió un pico en su cabeza. Al día siguiente, producto de las heridas, murió en la ciudad de México donde se encontraba exiliado. Con el asesinato de Trotsky, Stalin eliminaba al último de los dirigentes bolcheviques que encabezaron la Revolución Rusa de 1917.
Para consolidar su poder y el régimen totalitario en la URSS y el Partido Comunista, imponer su teoría del “socialismo en un solo país” y la política de acuerdos con la burguesía, el stalinismo tenía que eliminar todo vestigio de la tradición bolchevique de la cual Trotsky era el principal exponente vivo. Por otro lado, el viejo dirigente ruso estaba inmerso en un trabajo que él mismo describió como “el más importante de mi vida, más importante que 1917, más importante que el período de guerra civil o cualquier otro”: la fundación y consolidación de la IV Internacional. En medio del ascenso de la contrarrevolución fascista y su contracara stalinista buscaba fortalecer una organización que rescatara la tradición y los principios del marxismo y se preparara para encabezar un nuevo ascenso de la clase obrera.
El profeta armado
Trotsky había sido, junto a Lenin, el principal dirigente de la revolución rusa. Como presidente del Soviet de Petrogrado organizó la insurrección que por primera vez en la historia derrocó a la burguesía y llevó a lxs trabajadores y campesinxs al poder. Organizó el Ejército Rojo que derrotó a la contrarrevolución durante la guerra civil y la invasión imperialista y fue, después de Lenin, el dirigente bolchevique con mayor influencia entre las masas. Encabezó la oposición al proceso de burocratización del Partido Comunista y la III Internacional por lo que fue expulsado de su dirección, del partido, deportado y perseguido hasta su asesinato, además de ser borrado de la literatura y de la historia oficial reinventada por el stalinismo.
Un muerto que no para de nacer
Luego de la caída del Muro de Berlín y del “socialismo real” en el Este Europeo, su figura volvió a emerger de las sombras donde quisieron ocultarlo, sus obras se re editan y son miles en el mundo lxs que se interesan, simpatizan y se acercan a sus ideas.
Lxs socialistas del MST, que nos reivindicamos trotskistas, no lo hacemos desde el dogmatismo ni el culto a la personalidad. Como decía el fundador de nuestra corriente Nahuel Moreno “ser trotskista es ser crítico, incluso del propio trotskismo.” (1) Reivindicamos su trayectoria y sus aportes a la teoría y práctica para el triunfo de la revolución mundial y consideramos que sus principales enseñanzas mantienen total vigencia y actualidad.
En defensa de la democracia obrera
Habiendo estado en la cúspide del poder y a pesar de ser el dirigente más importante de la revolución luego de la muerte de Lenin, Trotsky terminó sus días en el exilio, perseguido mientras veía caer unx a unx a familiares y colaboradorxs por la acción de la GPU. Mucho se ha discutido si siendo el jefe del Ejército Rojo no podría haber dado un golpe de Estado para derrotar a Stalin. En 1935 escribía al respecto: “El reflujo del movimiento revolucionario, el cansancio, las derrotas en Europa y en Asia, la desilusión de las masas obreras fueron los factores que debilitaron inexorable y directamente las posiciones de los revolucionarios internacionalistas y (…) fortalecieron la posición de la burocracia conservadora y nacional (…) Sólo hubiera podido apoyarse en los oficiales para tomar el poder quien estuviera dispuesto a fomentar sus apetencias, es decir, a crearles privilegios (…) , quien estuviera dispuesto a hacer de un golpe lo que la burocracia soviética ha hecho gradualmente a lo largo de diez o doce años. Es indudable que hubiera sido posible dar un golpe de estado militar contra la fracción de Zinoviev, Kamenev, Stalin y compañía sin la menor dificultad (…) pero eso sólo hubiera servido para acelerar el ritmo de la burocratización y el bonapartismo contra los cuales luchaba la Oposición de Izquierda.”(2)
Antes que la defensa de su posición o del aparato eligió defender los principios revolucionarios para preservar para las futuras generación la tradición bolchevique de la democracia obrera y el internacionalismo que de otra forma se hubieran perdido.
En momentos en que la izquierda y el trotskismo comienzan a ganar posiciones en el movimiento obrero y de masas, llegando a la conducción de sindicatos y centros de estudiantes, es importante asimilar esta enseñanza fundamental de apoyarse en el movimiento de masas (y retroceder con él si éste retrocede) en lugar de apelar a maniobras para consolidar el aparato conquistado.
Todo proceso que no avanza se estanca y retrocede
De los innumerables libros, artículos y aportes, la Teoría de la Revolución Permanente es uno de los más importantes. Allí plantea la combinación de las tareas democráticas con las socialistas en los países de desarrollo capitalista retrasado. Señala la incapacidad de la burguesía para llevar adelante las tareas democráticas estructurales (como la independencia nacional o la reforma agraria) que sólo pueden resolverse a partir del gobierno de lxs trabajadorxs encabezadxs por un partido revolucionario que al mismo tiempo transforme todas las relaciones de propiedad avanzando en medidas socialistas, desarrollando la revolución en el plano internacional, tomando cada triunfo nacional como parte de un único proceso de revolución mundial. Es un aporte clave para entender, entre otras cosas, el fracaso de los gobiernos “progresistas” de la última década en Latinoamérica, cuya negativa a avanzar hacia el socialismo terminó con importantes retrocesos y la pérdida de las conquistas logradas.
Bajo la bandera de la IV Internacional
Para el marxismo, el socialismo sólo puede desarrollarse a nivel internacional. Lenin y Trostky siempre lo entendieron así y actuaron en consecuencia. La propia revolución rusa la entendían como un episodio de la revolución mundial. “El que la dictadura del proletariado implantada en Rusia lleve o no al socialismo –¿con qué ritmo y a través de qué etapas?, depende de la marcha ulterior del capitalismo en Europa y en el mundo.” (3)
Por eso en plena guerra civil impulsaron la fundación de la III Internacional para formar el “Estado Mayor” de la revolución mundial. Al tiempo que dirigía las operaciones del Ejército Rojo, Trotsky escribió los manifiestos y la mayoría de las declaraciones políticas más importantes de sus primeros cuatro congresos. También para derrotar a la burocracia veía clave la revolución mundial: “La Revolución de Octubre puede ser liberada del vicio del burocratismo sólo por el desarrollo de la revolución internacional, cuya victoria asegurará realmente la construcción de una sociedad socialista.” (4)
La burocratización de la Internacional Comunista y su posterior disolución tras los acuerdos con el imperialismo yankee e inglés en Yalta y Postdam, borrando el internacionalismo de la conciencia del movimiento de masas fue una de las mayores traiciones del stalinismo.
La fundación de la Cuarta Internacional, aún en momentos de retroceso fue fundamental para mantener esta tradición al menos en una parte de la vanguardia revolucionaria.
Ser trotskista implica ser internacionalista. Las campañas que impulsamos desde el MST, como la de solidaridad con el pueblo nicaragüense o con la revolución Catalana entre otras, así como la colaboración en la construcción de partidos revolucionarios en distintos países y la formación de Anticapitalisatas en Red son prácticas de internacionalismo militante y un aporte a la estrategia de construir el “Estado Mayor” de la revolución, un partido revolucionario mundial.
Emilio Poliak
1. Nahuel Moreno. ¿Qué es ser trotskista hoy?, 1985.
2. León Trotsky. ¿Cómo venció Stalin a la Oposición?, 1935
3. León Trotsky. La revolución permanente, 1929
4. León Trotsky. La revolución traicionada, 1936