Que no pase el Presupuesto 2019 de Macri y el FMI
El gobierno a través de Dujovne presentó el proyecto de presupuesto 2019 en el Congreso. Como ya es sabido, lo que se presenta es el plan del FMI que el gobierno se dispone a intentar hacer votar y luego llevar adelante. No estamos hablando de un presupuesto más, sino del plan de gobierno para todo un período, diseñado, digitado y luego supervisado por el FMI.
Estamos ante un ajuste brutal con el objetivo central de achicar gastos de todo tipo para poder hacer lo que el proyecto dice: que el 49% del total se utilice en cumplir con los pagos de la deuda externa y sus altísimos intereses. Sobre la base de ese eje dependiente y entreguista, se vertebra todo el resto, haciendo caer, una por una, las partidas que debieran utilizarse para necesidades sociales de la población. Solo para ejemplificar hacemos notar que el presupuesto cae en materia de obras públicas, en salud y educación pública, en ciencia y tecnología, mientras adelanta que habrá más tarifazos de servicios públicos. No prevé mejoras en nada concerniente a la vida real de millones de trabajadores, jubilados, las mujeres y la juventud.
Los números de Dujovne pretendiendo mostrar avance en algunas de estas partidas son falsos de punta a punta, en las áreas donde se destina algo más de dinero en comparación al 2018, ese aumento es ficticio porque está muy por debajo de la inflación real de 2018 y la que habrá en 2019, por lo tanto lejos de un aumento de partidas es una recorte de hecho. A todo este ajuste hay que agregarle que el presupuesto no prevé ni otorgar nuevos puestos de trabajo ni cubrir vacantes. Y que por falta de dinero, en los primeros meses de 2019 comenzará a usar para cubrir parte de las jubilaciones plata del Fondo de Garantía de Sustentabilidad, con lo cual esa reserva se irá achicando y perdiendo.
El debate sobre todo este presupuesto no es un problema técnico, ni coyuntural, ni factible de ser mejorado parcialmente como algunos opositores dicen para simular su connivencia con el ajuste. El dilema ante este proyecto es muy claro y no admite maniobras políticas; se apoya este presupuesto para ayudar a Macri, su ajuste y al acuerdo con el FMI, o se lo enfrenta con toda la fuerza dentro y fuera del Parlamento. No hay caminos intermedios ni posiciones supuestamente dialoguistas. Hay lucha frontal contra el FMI y su presupuesto o hay complicidad ante el desastre que provocará su aprobación e implementación posterior.
Una crisis integral que no cesa
El marco de la presentación de este presupuesto es la crisis general, económica, política y social que atraviesa el país. Mientras el dólar ya se afianza arriba de los $40 con perspectivas de seguir creciendo y depreciando al peso, mientras la inflación superará el 40% este año y la caída económica es sostenida con más despidos y suspensiones en industrias, tenemos que escuchar al impresentable de Dujovne haciendo previsiones económicas insustentables para el 2019. Toda una fantochada irreal para justificar el presupuesto 2019 del FMI.
A la crisis económica grave por donde se la mire, se le agrega la crisis política y de “confianza” y el ascenso social. El gobierno, en su peor momento, no logra que le crea ni la mayoría de la población ni tampoco los sectores del poder financiero y político internacional, que no terminan de ver si Macri podrá o no hacer semejante ajuste y controlar la situación. Por eso sigue la fuga de dólares, la falta de inversiones, el retraso del FMI en firmar un nuevo acuerdo. Quieren garantías de que no habrá default y de que el ajuste se implementará. Las marchas docentes, la toma de lxs trabajadorxs de astilleros, los conflictos estatales, los estudiantes en clases públicas y tomas de facultades, los movimientos sociales en las calles y otros procesos de lucha, le generan temores reales al FMI.
Por eso es importante ver la globalidad de la coyuntura actual y no reducirla tan solo a su aspecto de crisis económica, aunque este aspecto tenga, lógicamente, mucha importancia. La crisis actual es más integral, arranca del salto del dólar y la devaluación, derrama sobre la inflación creciente y la caída del salario, se continúa en la pérdida de apoyo social del gobierno, en el descreimiento sobre el futuro y en un mayor protagonismo popular y descontento social que bien puede dar un salto mayor las próximas semanas y meses.
De cómplices y farsantes
Frente a todo esto podríamos decir que sobran razones para rechazar todo el proyecto y organizar la pelea para que no pase. Sin embargo, como ha sucedido otras veces, también sobran los cómplices políticos y sindicales. En el plano político se expresan en las reuniones y fotos de gobernadores peronistas con Macri, sectores del PJ anticipando que le darán quórum al presupuesto del FMI, dando la idea de acompañamiento “responsable” y “racionalidad”, que son las definiciones periodísticas que algunos grandes medios usan para referirse a los referentes del viejo PJ, a señores feudales provinciales y sus sequitos dentro del parlamento, que se aprestan a votar o dejar correr silbando bajito, el presupuesto a cambios de algunas mínimas mejoras para sus provincias, mientras dejan pasar el acuerdo con el FMI y aplican directamente en sus territorios un ajuste brutal.
Ante esto algunos diputados ligados al kirchnerismo dicen que no lo votarán. A ellos le decimos que entonces convoquen a sus seguidores a marchar al Congreso cuando se trate, que denuncien con claridad a quienes dejarán pasar este presupuesto y también a que dejen de proponer la unidad política con el resto del PJ que le vota las leyes a Macri y garantiza el ajuste. Hay que ser coherentes; no habrá un país mejor conducido por los cómplices de Macri y el FMI.
A la par están los dirigentes sindicales tradicionales, esa vieja burocracia enfeudada en sus sindicatos que va desde los que no hacen nada a los que convocan acciones aisladas sin continuidad ni debates masivos en las bases. Unos y otros son también corresponsables de que aún el ajuste esté en pie, porque hay fuerza social de sobra para derrotarlo. Pero estos dirigentes privilegiados le vienen dando tiempo de sobra a Macri. Lo critican y a la vez permiten seguir con su plan. En el caso de la CGT llamó al paro del 25/9 y allí quieren frenar todo. El desafío, como siempre, es superar a estas conducciones vetustas y con el protagonismo de millones ganar las calles las semanas siguientes.
A rodear el Congreso
Nos dirigimos a varios días de marchas, paros y mayor conflictividad social. Mientras participamos y apoyamos cada lucha sectorial, el 24/8 hay que parar desde el mediodía y tenemos que ser miles y miles en Plaza de Mayo y en todas las plazas del país. Y al otro día, el 25, hacer que el paro se sienta activamente y con toda la fuerza.
Después de esas jornadas la continuidad será un tema central. Proponemos que cada gremio en conflicto realice nuevas acciones la semana siguiente y que se comience a preparar y convocar un nuevo paro nacional y marcha al Congreso para las primeras semanas de octubre en el día que se trate el Presupuesto 2019. Tenemos que ser miles rodeando el Parlamento y llevando a la calle toda la presión social, para que la sientan los diputados y sepan que estamos viéndo, uno por uno, quienes apoyan a Macri y el FMI. Está comenzando una nueva batalla. Y tenemos que darla masiva y activamente para ganar.
Hay otra salida
Frente al debate del presupuesto no solo hay que oponerse al proyecto del FMI y Macri, sino a la vez realzar las ideas sobre otra salida posible y necesaria. Podemos construir un proyecto de país opuesto al de ellos. La base para eso es en primer lugar derrotar el plan actual. En una situación así, de entrega, ajuste y estafa a las mayorías populares, no hay nada más democrático que Macri y el FMI se vayan. Si ellos siguen millones vivirán cada vez peor y la entrega de nuestras riquezas y recursos continuará, el aumento de la pobreza también. Si los frenamos y se tienen que ir, se abrirán las puertas a otro proyecto de país.
En esa situación habrá lugar para la convocatoria a elecciones a una asamblea constituyente que rediscuta el país por completo. Para que representantes elegidos en todo el país debatan y decidan sobre como terminar con el robo de la deuda externa, como controlar la banca y el comercio exterior, terminar el curro de las privatizadas y con los tarifazos. Una constituyente que le ponga freno a la suba de precios y a los especuladores, que fije aumento urgente y real de salarios y jubilaciones y de los presupuestos de salud y educación pública. Que se anime de una vez a cortar los negocios millonarios que hace la Iglesia con el Estado y garantice el aborto legal y la educación sexual integral en las escuelas. ¡Todo eso y mucho más podemos y tenemos que resolver si salimos de Macri y el FMI!
Para dar estas luchas políticas desde el MST estamos construyendo una gran alternativa política feminista, laica y eco-socialista, que invitamos a fortalecer e integrar. Convencidxs que podemos dar vuelta toda esta situación de crisis levantando esta salida política e impulsando la movilización y el protagonismo de las mujeres, la juventud y los trabajadores.
En medio de estos debates y esta profunda crisis, convocamos a las fuerzas populares, sociales, feministas y de izquierda que quieran intercambiar ideas, convocar eventos de intercambio político y programático y de organización de las luchas, a que lo hagamos rápidamente y en común para ir fortaleciendo una salida nueva, grande, independiente de los viejos partidos y abierta a transformar de verdad todo el país.
Sergio García / Dirigente del MST. Director de la Revista «Nueva Izquierda».