Deuda eterna ¿Qué pasa si no pagamos?
Fuga de capitales, endeudamiento récord, crisis económica y política. Los números rojos de la deuda pública argentina no paran de crecer, mientras que el gobierno profundiza la línea de ajuste y entrega al FMI. Si seguimos este rumbo, estaremos cada vez peor. ¿Qué pasa si intentamos otro camino?
En los últimos 27 meses, entre deuda, fuga de capitales, bonos y otras yerbas, el monto del saqueo supera los 450.000 millones de dólares. Los números son tan brutales que parecen irreales y si los traducimos a pesos directamente se complicaría hasta leerlos. Pero los efectos en la economía y en todos los indicadores sociales del país son demoledores.
Con el FMI nos vamos al fondo
Los dos años y medio del gobierno de Macri y Cambiemos han significado para estas tierras un desmoronamiento del empleo, la salud, la educación y un salto descomunal en la pobreza, la fuga de capitales, los aumentos de los servicios y la inflación, entre otros dramas.
Como “antídoto” para la “tormenta”, Cambiemos nos ofrece la vieja receta fracasada del Fondo Monetario Internacional: el endeudamiento creciente y la economía tutelada.
Este camino, además de demostrar su ineficiencia para salir de la crisis por comprobación histórica a nivel global, ya ha fracasado en los pocos días que lleva implementándose por estas latitudes.
Sólo para mencionar algunos ejemplos podemos decir que la fuga de capitales pegó un salto desde la firma del acuerdo con el FMI y el dólar salto de 35 pesos a 41 en apenas una semana, para volver a colocarse cerca de los 38 pesos en los últimos días.
Nos endeudaron, fugaron el dinero al exterior y además especularon con la devaluación para llenarse los bolsillos, empezando por los propios funcionarios, como el recientemente renunciado Caputo, titular del Banco Central.
El nivel actual de endeudamiento indica que tenemos que pagar anualmente 25.000 millones de dólares. ¡Un verdadero saqueo!
Romper la rueda del saqueo, recuperar lo nuestro y decidir democráticamente nuestro destino
En la historia, muchos países han desconocido total o parcialmente sus deudas y demostraron que son ilegítimas. Hacer eso es posible.
Como queda más que claro, lo que necesitamos no es que nos «presten» más o un “mejor acuerdo” con el Fondo o los organismos internacionales de la usura, sino cortar el chorro del saqueo.
Con los miles de millones de dólares que se van en fuga de capitales y pagos de la deuda externa y eterna se pueden construir cientos de miles de viviendas, miles de escuelas, cientos de hospitales y todo eso con un plan de obras controlado por el Estado y al servicio del pueblo trabajador, generando trabajo y reactivación económica por el efecto multiplicador de la construcción.
Si a esto le sumamos la recuperación de los principales resortes de control económico por la vía de la nacionalización de la banca y el comercio exterior, las empresas de servicios y el control de los bienes comunes, es posible poner en pie un plan económico para no solamente responder a las necesidades del pueblo que vive de su trabajo sino también dirigido desde abajo. Es exactamente lo contrario a lo que hoy sucede, con el FMI en el timón de la economía nacional.
No hablamos únicamente de repetir el esquema productivo actual, atado al impulso privado y sin más motivación que la generación de ganancias para una pequeña minoría; un modelo sustentado en el agronegocio, la megaminería y el fracking depredador, sino de imponer un nuevo modelo productivo, construido en base a las necesidades sociales.
Es decir, priorizar la producción sustentable de alimentos y productos de la canasta básica, energía, medicamentos y un fortalecimiento sustantivo de los presupuestos de salud y educación públicas, ciencia y tecnología, en el camino de una transformación profunda de esta matriz económica capitalista.
Para transitar ese camino, Macri y el FMI se tienen que ir
El rumbo elegido por el gobierno macrista y sus socios no sorprende y es evidente que no tiene un “Plan B”. Tampoco lo tienen sus “opositores” de los partidos políticos tradicionales, como el PJ en todas sus variantes, que patalean en los medios pero acompañan sus medidas para que sea Cambiemos quien haga el trabajo sucio mientras se juegan a ganarle la elección en octubre de 2019.
Por ese motivo, apostar al 2019 lejos de ser democrático es un crimen político, porque implica que se le permita a un gobierno aplicar medidas profundamente antipopulares, inconsultas y contrarias por el vértice a lo que prometió en su campaña electoral.
Lo más democrático es evitar que el plan del FMI, Macri y lxs gobernadorxs nos siga hundiendo en la miseria y por eso llamamos a la más amplia movilización para enfrentarlo y derrotarlo y le exigimos a las centrales sindicales la convocatoria a un paro de 48 horas y un plan de lucha hasta voltear el presupuesto del ajuste. Esta es la propuesta que impulsamos unitariamente desde el Plenario del Sindicalismo Combativo.
Al mismo tiempo, creemos que junto con su plan económico, Macri se tiene que ir y se debe convocar a elegir una asamblea constituyente libre y soberana donde se discutan estas y otras medidas urgentes y de fondo para reorganizar el país. Desde ese espacio se podría impulsar también un frente de países deudores con los cuales enfrentar las agresiones imperialistas y con los cuales también comerciar de manera directa e igualitaria, en base a las necesidades mutuas.
Los defensores de la usura y el saqueo, los responsables del ajuste y sus socios, sostienen que nuestro planteo es inviable. Nosotrxs sostenemos que es imprescindible. Sumate a pelear juntxs por esta perspectiva.
Martín Carcione