Movimiento Estudiantil: Unir, reorientar, fortalecer estrategia
La semana pasada se completó el cronograma electoral en la UBA y profesorados como el Joaquín V. González. Hubo cambios políticos positivos, tendencias progresivas. Controversias en el campo de la izquierda y el activo independiente. El panorama que se viene. Tácticas y estrategia a favor de un polo anticapitalista, por la democracia estudiantil y la unidad con la clase obrera, la ola feminista / disidente y el pueblo pobre.
La polarización social y política que define la etapa continental y nacional de la lucha de clases, se expresa en el movimiento estudiantil también. Después de un período en que el kirchnerismo ralentizó el proceso político de radicalización a izquierda y logró influenciar con su concepción de izquierda «posible» a franjas masivas de la juventud, desde el 2015 hasta acá, hubo un cambio. El macrismo revitalizó tendencias antagónicas por las propias marcas de su identidad y programa político. El carácter pro-capitalista sin disimulo; la insistencia pro-represiva; el clericalismo anti-derechos y el emprendedurismo individualista, fueron el combustible de la rivalidad en los sectores más jóvenes del movimiento de masas. Así, el estudiantado retomó un protagonismo de calle en 2016 contra un primer ajuste de escala en la universidad; la reacción democrática contra el 2×1, o ante los casos de Maldonado y Rafael Nahuel; en la ola feminista / disidente y en la respuesta de este año contra la política anti-educativa. Fueron todos hitos de una acumulación de conciencia que en las elecciones de la UBA tuvieron un correlato desigual, pero tendencialmente a favor de un programa anti-derecha, anti-camarilla y en defensa de lo público, como rasgo global. Tanto las variables más relevantes como las contradicciones del proceso, se explican por el rol consciente y el balance político de la actuación de las distintas corrientes en la izquierda. Desarrollamos nuestro punto de vista para un debate de cara a toda la vanguardia.
Cambios políticos y lecciones prácticas
Tomada de conjunto la UBA, se verificaron tres cambios políticos de relevo de dirección en Centros de Estudiantes:
En el CECiM, Medicina, donde un frente animado por el PO y nuestro partido, junto a independientes y otras agrupaciones de izquierda, desalojamos a la juventud de Cambiemos en una de las facultades más grandes de América Latina. El PTS, casi sin inserción, se auto-excluyó de la lista unitaria y se abstuvo en la elección de forma vergonzante.
En el CeCSo, Sociales, donde la UES-PJ, anti-toma y derechista, perdió a manos de una confluencia que integró a Patria Grande, el kirchnerismo y grupos de izquierda. El FIT, en este caso, quedó relegado a un tercer y lejano lugar, orientado otra vez por la política del PTS de excluir a fuerzas como la nuestra y sin línea más que la denuncia general, para competir por el Centro. El PO, convalidó esa orientación.
En Agronomía, después de 35 años, un frente encabezado por la agrupación FANA (vinculada a CTEP-Evita) y Patria Grande, integrando a PO en un rol más secundario, desplazaron al LAI, agrupamiento de los pooles y Monsanto en esa facultad.
En síntesis: donde primaron políticas de frente único, en base a programas progresivos, con la izquierda anticapitalista jugando un rol de cohesión progresiva, se derrotó a las fuerzas reaccionarias, de las camarillas y el macrismo. Donde primó el PTS, no solo no se avanzó, sino que incluso se retrocedió. Veamos.
El PTS como factor de dispersión en la izquierda y oxígeno para la derecha
No se trata de formular chicanas, sino de sacar conclusiones y actuar en consecuencia. En esa tónica, es categórico el veredicto:
En Psicología, en el proceso de lucha contra el ajuste, se perfiló un bloque de fuerzas en la izquierda con PO y el MST, más expresiones de colectivos autoconvocades en carreras que presentaron una seria pelea a las autoridades y el Centro papal de Libres de Sur y aliados. Nuestro planteo de arranque, orientado a plasmar en unidad política ese frente común, fue demorado, condicionado y combatido antes de la presentación de las listas y directamente saboteado durante toda la elección por el PTS. En concreto: su política para evitar un frente que integrara a todas las fuerzas en su real ubicación y salir con fuerza rápido a intervenir en la lucha electoral de la facultad, logró demorar tanto ese armado, que prácticamente el frente no pudo hacer campaña. Cuando arrancó ya había una ventaja de instalación de Sur y aliados, contra la Franja-EDI considerable, casi indescontable. El boicot se completó con una actuación de abstención en la lucha política durante la semana de elecciones. El resultado: se consolidó la polarización entre el Centro vaticano y la Franja, relegando al tercer lugar al frente que construimos.
En el JVG, profesorado muy movilizado contra la UNiCABA y con un activo crítico de la conducción de Patria Grande del Centro, se logró tardíamente un frente casi en los mismos términos que en Psicología. El PTS, otra vez, fue un factor que operó como demora antes, como peso muerto durante. Resultado: se perdieron días clave de disputa para ganar el Centro y retuvo el oficialismo reformista.
Podríamos sumar la exclusión en FADU del MST de un frente con PO (donde la izquierda fue testimonial); la política de autopreservación aparatista en el CEFyL (Filo), que sigue ganando sin mucha ventaja al polo progresista que sigue estando ubicado en un segundo y amenazante lugar, y donde se insiste en proscribir a nuestro partido y dividir el activismo, la base electoral de la izquierda. Un dato más: en todos los casos donde el PTS logró por una vía u otra perjudicar con su línea, tiene colaboración por acción u omisión del PO. En esto, hay responsabilidades distintas, pero compartidas. Se trata de una moraleja política de relieve.
La revancha para una FUBA que reoriente su intervención y método
Somos una corriente política que protagonizó en unidad con otras fuerzas, la recuperación de FUBA en 2001. Años después, el PO desde la izquierda en acuerdo con Patria Grande, condujeron más de 10 años solos la Federación. En ese lapso, al margen del marco objetivo (que influyó), la FUBA no actuó como una fuerza de reagrupamiento de la izquierda, del activismo, la vanguardia y la preparó para este escenario de polarización y lucha de clases. Fuimos críticos de su evolución y rol. Sin embargo, la defendimos principistamente ante el ataque del gobierno, las autoridades y la Franja de este año. En el nuevo cuadro de la UBA, hay relación de fuerzas para relanzar la FUBA. Nuestro planteo es que hace falta convocar un frente único en base a un programa anti-ajuste, anti-FMI, por la acción de lucha en las calles con la clase obrera y el movimiento de mujeres y la disidencia, para quebrar la agresión capitalista de Cambiemos, el PJ, las burocracias y camarillas, ahora, sin especulaciones electoralistas del 2019. Para eso, formulamos tres propuestas:
- Que el PO convoque un plenario abierto de organizaciones y el activo independiente para definir un programa y plan de lucha.
- Que todas las fuerzas convergentes en un programa y acciones de lucha comunes, convoquemos un congreso que movilice al estudiantado, que fomente un proceso de deliberación estudiantil en todas las facultades.
- Que se conforme una lista que integre de forma plural a todas las corrientes de izquierda que coincidan con esta orientación, sin hegemonismos ni exclusiones sectarias.
La JS del MST, más allá de matices y diferencias, se compromete desde su independencia política con esta perspectiva unitaria. Y en ese camino, convoca a todes les estudiantes que compartan esta visión a luchar políticamente por esta línea en cada curso, en cada pasillo, en cada instancia de debate de ideas. Consecuentes hasta el final, siempre.
Mariano Rosa