Cumbre del G20. Internacionalismo del capital, contra los pueblos
Los días que van del 30 de noviembre al 2 de diciembre se va a desarrollar en Argentina este Encuentro de 20 de los principales países del mundo. Este evento gravita en la situación política nacional y se utiliza para alimentar la falsa polarización de la etapa entre “derechas neoliberales” y “progresismos populistas”. Con este conjunto de artículos que presentamos, abordamos desde distintos ángulos el significado político para las masas que trabajan de esta Cumbre. Más allá del anecdotario de la prensa tradicional, nuestra interpretación y propuesta de acción militante.
Esta superestructura internacional se forma a finales de la década del 90 del siglo pasado y principios del 2000. Se forma con la globalización y se presenta como un armado destinado a superar las tensiones entre los Estados y colaborar para esa etapa de vitalidad superadora del capitalismo. Así se lo presentaba inicialmente. Tenía el sentido de ampliar el G7 y democratizar la gobernanza mundial. Sin embargo, en clave socialista, se trató entonces y hoy más que nunca, de un reagrupamiento de carácter defensivo de las fracciones de la burguesía mundial al servicio de procesar roces y tensiones, y diseñar orientaciones en economía y política, para ir sobre el movimiento de masas en los términos de lo que nuestra corriente marxista define como Contrarrevolución Económica Permanente. Esto es: la respuesta de la burguesía mundial a través de sus instituciones y recursos variados para aumentar los niveles de superexplotación de la fuerza de trabajo y adicionalmente, depredar la naturaleza para bajar costos de producción y en paralelo, ampliar la rentabilidad capitalista. Es “contrarrevolución”, es una guerra declarada internacional de banqueros y capitalistas contra la clase obrera y los pueblos. El G20 es un frente político con ese contenido de clase para esos objetivos estratégicos: realizar toda la plusvalía mundial posible, cueste lo cueste. Frente a la respuesta de luchas de los pueblos del mundo, incesante, las fuerzas de la reacción burguesa se reagrupan, convergen, se defienden por solidaridad de intereses sociales de minoría propietaria y privilegiada. Una prueba que corrobora la utilidad clasista de este armado institucional es el rol que jugó el G20 en la operación de salvataje estatal a los bancos privados que fue totalmente coordinada entre EEUU, China y Europa. Primó la estrategia de salvar el sistema, por encima de roces y tensiones (que los hay).
Datos reales y fraudes ideológicos
Los países del G20 representan el 66% de la población mundial, el 85% de la producción, el 75% del comercio internacional y 80% de las inversiones globales. Por lo tanto, hay por lo menos 2 engaños planificados que se difunden para confundir:
Fraude 1: “El G 20 integra los 5 continentes y democratiza la toma de decisiones”. Muy lejos de eso, este encuentro refuerza el gobierno elitizado del capitalismo mundial donde el 10 % de los capitalistas de los países más poderosos toman decisiones por el 90 %. No hay ninguna representatividad compartida, ni campo de democracia planetaria. Hay dictadura –ahora en colaboración forzada- entre varios bloques capitalistas. No tanto por un gradual proceso de “socialización del poder”, como por el repliegue de la hegemonía imperialista de EEUU sin disputa hasta la crisis del 2008, cuando inicia un declive todavía no cualitativo pero promotor de contradicciones. Ni gobernanza democrática, ni globalización horizontal. Dictadura del capital en tiempos de crisis. Eso, representa el G 20.
Fraude 2: “Esta Cumbre fomenta el desarrollo y bienestar de los pueblos”. En fin, podríamos abundar en razones para desbaratar esa afirmación. Para empezar, se repiten en los últimos encuentros hasta el cansancio la falsa ideología del fin del trabajo conocido y se carga sobre la responsabilidad de los pueblos la tarea de “adaptarse a los nuevos tiempos” donde el trabajo deja de ser un derecho básico. En este punto entra la concepción del emprendedurismo como salida precaria e individual. En realidad, lo que discuten es qué hacer con la población que le sobra al capital que reemplaza personas con tecnología. Es decir: este evento diseña la planificación conciente de la desocupación como mecanismo de ajuste de rentabilidad burguesa. Es Marx básico, para principiantes. Ni desarrollo, ni bienestar. Más plusvalía, más ganancia.
Desenmascar, clarificar, dejar en evidencia la naturaleza de clase de las imposturas de los que mandan, es una tarea militante de toda fuerza socialista. Por eso, estos planteos.
Malvenidos: nuestro internacionalismo de acción anticapitalista
En otro artículo de esta edición de Alternativa Socialista, explicamos el significado de la Cumbre de CLACSO. Más allá de otras consideraciones, la anfitriona CFK se encargó de aclarar que no se oponen ni a la lógica del capital, ni del G 20, ni de las corporaciones. Que en todo caso, su plataforma implica suavizar los efectos del sistema y tomar medidas de reparación social. CFK incluso insistió con que CLACSO no constituía una Contra-cumbre. Toda una declaración de corrección política destinada a sembrar confianza en los dueños del mundo. De nuestra parte, tenemos una posición totalmente antagónica. A la acción planificada internacional de los capitalistas, le oponemos el internacionalismo militante de la clase obrera y los pueblos. Fundamentalmente, porque partimos de una tesis más vigente que nunca: el capitalismo hoy es incompatible con los derechos más básicos de la mayoría de las personas. Por eso, al G20 que planifica la desocupación; nosotrxs levantamos el derecho a trabajar de todxs. Eso supone medidas tales como reparto de las horas de trabajo con igual salario y por lo tanto, supone cuestionar la plusvalía, en lugar de discutir cómo garantizar su ampliación. Al G20 y la CLACSO, que hablan de educación y salud, como derechos en disputa o perimidos, nosotrxs reafirmamos: más que nunca son causas que no se negocian y para eso, pagar deuda externa es directamente un crimen social. Se haga con gobierno derechistas y con progresismos. No reivindicamos estas cumbres del 1%. Levantamos el internacionalismo de los pueblos, de la clase obrera, de la solidaridad para barrer a banqueros, contaminadores, proto-fachos, derechistas y superar los progresismos que retardan las soluciones de fondo para las mayorías. Le oponemos en definitiva, la acción antiimperialista y anticapitalista internacional a ésta y todas las cumbres de las corporaciones y sus gerentes políticos. Por eso, a pocos días del G20 multiplicamos toda nuestra movilización política para darles la malvenida que se merecen. Y arrancamos con todo con un acto multitudinario el 23N en Congreso, el más importante que va a realizar la izquierda en el país para rechazar la presencia de los enemigos de la mayoría social por la que luchamos los socialistas del MST y Anticapitalistas en Red.
Mariano Rosa