En un mismo lodo, todos manoseaos. Van a toda máquina… por la unidad del PJ
El calendario electoral no se detiene y empiezan a apretar los tiempos, se multiplican las reuniones y comienzan a mostrar las cartas en el universo del viejo PJ.
El frente anti-Macri va tomando la forma del viejo PJ, partenaire del ajuste y garante de la continuidad capitalista. A esas costas se arrima el kirchnerismo y hasta sectores de la «centroizquierda» como el PSA, Pino Solanas o el PCR. Mientras tanto, el silencio de Cristina contrasta con las promesas de continuidad de sus voceros.
No tan distintos
La llegada de la misión del FMI encargada de controlar las cuentas y «caracterizar» la coyuntura política del país dejó en claro cuáles son las opciones para el máximo organismo de la usura internacional. Además de trabajar 24/7 con el gobierno y sus técnicos, el FMI se reunió con Kicillof, Urtubey y otros personajes de la «oposición». El mensaje que se llevaron fue claro: los compromisos asumidos por el macrismo no corren riesgos si le toca gobernar al PJ.
El intendente Fernando Grey incluso fue tajante: «Siempre los gobiernos del PJ han honrado las deudas contraídas por otros gobiernos». ¿Qué significa eso? Ni más ni menos, que los miles de millones de dólares que hoy constituyen la deuda externa argentina seguirán pesando sobre las espaldas de millones de trabajadores. Esa declaración de obediencia debida al Fondo muestra también que tras las cantinelas electorales y los mensajes esperanzadores no hay programa alternativo en este punto vital.
Silencios por arriba, unidades por abajo
Mientras la situación política acumula contradicciones, la economía no repunta y el nivel de vida del pueblo trabajador se desploma. Mientras se debate sobre la deuda, la necesidad de un plan de lucha y qué hacer para frenar el ajuste, la única que no dice palabra es Cristina Kirchner, que según ella iba a encabezar la oposición a Macri…
No es una «táctica» nueva, sino la más utilizada por la «jefa», que así alienta que los muchos sectores del PJ tengan cada uno su versión de Cristina.
Sin embargo, ese silencio en las alturas va acompañado por un cierre de listas provinciales donde el kirchneris-mo empieza a alinearse con las distintas conducciones locales del PJ. En Chubut, Neuquén, Río Negro, Santa Fe, Entre Ríos y Catamarca, con mejores o peores ubicaciones, la unidad del PJ es un hecho. En las dos últimas provincias, detrás de aquellos que firmaron el pacto fiscal y estuvieron en la primera línea del ajuste macrista, como Bordet o Corpacci. En el caso de Neuquén, se reparten afectos entre el MPN y el frente que encabeza Ramón Rioseco, otrora aliado del intendente PRO Horacio «Pechi» Quiroga. ¿Qué clase de cambios puede traer un frente liderado y mayoritariamente constituido por los socios del ajuste macrista? Para esa pregunta no hay respuestas, ni programas ni, en algunos casos, intentos de justificación alguna.
La caldera bonaerense
Los intendentes no están cerrados, como Massa o Urtubey, a un frente con Cristina candidata e incluso lo alientan, pero no quieren saber nada con el «chico lindo» de la economía K como candidato a gobernador. Para ese cargo, avisan, quieren uno de los suyos, un intendente. Hay varios nombres para ese lugar clave, casi todos impresentables. Como se sabe, en este distrito se juega el destino de la elección nacional. Por eso nadie resigna y todos quieren anotarse. Si a nivel nacional el proyecto político está ausente por completo, en la Provincia ni se gastan en simular.
En ese marco, esta semana desembarcó Urtubey, que visitó varios municipios y a fuerza de mucha plata busca ocultar la abulia que genera su candidatura. Massa, ya alejado de los acentos provincianos, ahora se dedica a viajar en auto y pagar encuestas y, aunque parece el mejor ubicado del ala «no acuerdista» del PJ, sólo entusiasma a los actores de sus videos en las redes.
Marxistas de Groucho
El último vagón de este tren fantasma es el que lleva a los marxistas, pero no de Carlos sino de Groucho, esos que proclaman a los cuatro vientos que tienen sus principios, pero de ser necesario tienen otros que se adaptan más a las necesidades electorales.
Ese grupo lo encabeza Juan Grabois, que invitó a Vidal y Larreta al frente anti Macri días antes de que este último reprimiera con violencia el feriazo de productores en Constitución. También se arrimó el ex ambientalista y anti- minero Pino Solanas, que se mostró con Gioja, el «hombre» de la megaminería y máximo referente del lobby contaminante, en una foto que termina de cerrar el círculo de la debacle de la centroiz-quierda y el «progresismo» en nuestro país. Otros que se suben a ese carro son el PCR, los dirigentes de la CTA (en todas sus variantes) y ni hablar de Patria Grande,s otrora representante de la «izquierda independiente».
Cada quien con su «programa», su propia estampita y sus «ideas» de lo que significa el frente anti-Macri van cayendo en las redes del pejotismo, sin tener, a pocos meses de agosto, siquiera la certeza de si Cristina será la candidata presidencial.
Abundan las promesas de campaña, los abrazos y las caminatas populares, la apelación a la esperanza despolitizada, las campañas ordenaditas y prolijas en las redes sociales. Lo que nadie de este espacio dice es cuáles van a ser los intereses que se afectarán para cumplir esas promesas. Muchos no sólo no lo dicen, sino que en su experiencia de gobierno demostraron que la única transformación a la que apuestan es a la del nombre de sus listas.
El discurso del mal menor y sus consecuencias
Está claro que en esencia estamos debatiendo sobre una fuerza política, el PJ, que sostiene desde siempre al capitalismo como su modelo. Esto no es nuevo. Pero la utilización del discurso del «mal menor» como justificación de cualquier rejunte aleja la posibilidad de un real cambio profundo y limita la acción política al terreno electoral: sólo se puede hacer, si se hace para «ganar» en las urnas. Por eso en los momentos más duros de enfrentamiento al plan del macrismo, cuando hay que pararle la mano en las calles, brillaron y brillan por su ausencia. Por eso, siendo peronista el 99% de los dirigentes sindicales, no tenemos un plan de lucha contra el gobierno. Por eso en todos sus discursos realzan la fortaleza del gobierno para justificar sus posturas claudicantes, cuando son esos mismos dirigentes los responsables de atar de manos a la clase obrera y mandarla a esperar octubre.
Esos que lanzan campañas contra la izquierda, que no transamos con su posibilismo, pero donde gobiernan, como en Santa Cruz, pagan los sueldos de los trabajadores en tres cuotas y son los «empleados del mes» de Dujovne.
Si vos querés derrotar realmente al macrismo, si querés terminar con este gobierno y a la vez querés que con él se termine un modelo y un plan económico, político, social, de género y ambiental destructivo y antipopular, te invitamos a dejar de confiar en el PJ en todas sus variantes y a que salgamos juntos a enfrentarlos en las calles. Te invitamos también a que nos acompañes a construir una alternativa política unitaria y anticapitalista de los trabajadores, las mujeres y la juventud.
Cele Fierro