La crisis de Cambiemos. Un barco averiado en el que nadie se siente seguro
A pocos meses de las elecciones presidenciales la coalición tiene problema en todas sus costuras. Algunos analistas sostienen que su suerte está atada a que el dólar no vuelva a dispararse y al curso de la grave situación económica. También al resultado de las luchas, le agregaríamos nosotros. Hasta se especula que los radicales pueden romper en su convención nacional de abril.
La crisis tras las PASO de la Pampa, en la cual el precandidato PRO a la gobernación Carlos Mac Allister, que era una apuesta «segura», perdió estrepitosamente frente a su adversario radical Daniel Kroneberger el 17 de febrero marcó la tónica. A renglón seguido el PRO bajó a su precandidato a gobernador para Santa Fe y llegó un acuerdo para que los radicales encabecen con José Corral, el actual intendente de la capital provincial.
En paralelo a estos tironeos, la decisión de los gobernadores radicales Cornejo de Mendoza y Morales de Jujuy de desdoblar las elecciones, para cubrirse de ser arrastrados por una posible derrota en las nacionales, avivó la crisis. A esto se sumó la preocupación de Vidal y Larreta por el mismo motivo y la imposición de Macri de que acompañen con sus distritos a la presidencial, al punto de que muchos hablan que la candidata con más votos del oficialismo, María Eugenia, puede perder la provincia.
En Mendoza las disputas han llevado a que De Marchi, intendente del PRO de Lujan de Cuyo, compita por la candidatura a la gobernación con el hombre de Cornejo, el intendente radical de Mendoza Capital, Rodolfo Suarez. Y en Neuquén las recientes elecciones constituyeron una nueva derrota para Cambiemos. Su candidato, el intendente radical de la ciudad capital, Horacio «Pechi» Quiroga quedó tercero cómodo con el 15%, con el agravante de que todos los operadores del PRO trabajaron para que ganara el candidato Omar Gutiérrez del MPN, actual gobernador de la provincia.
A la crisis neuquina siguió el estallido de la bomba cordobesa. Allí el candidato a gobernador de Macri y Carrió era el radical Mario Negri, al que las encuestas favorecerían. Schiaretti el actual gobernador del PJ, muy amigo del gobierno nacional, veía peligrar una nueva reelección. Pero el actual jefe del aparato partidario, el intendente de Córdoba Capital, RamónMestre, sin opción a reelección quería ocupar esa candidatura y había aceptado internas. Dicen las «malas lenguas» que Macri y Negri calcularon que sin el aparato del partido no ganaban y con la excusa de que los tiempos no daban le propusieron a Mestre que se resolviera por el resultado de las encuestas. Cambiemos estalló y hay dos listas en el distrito donde Macri hizo su mejor elección.
Operadores de Cambiemos fundamentales como Monzó, el presidente de la Cámara de Diputados y ahora Nicolás Massot, jefe de bloque del PRO,no se presentarán a renovar sus bancas y hasta se dice que Monzó tiene su promesa de embajada en España perdida por sus roces con Marcos Peña.
Los medios oficialistas tratan de amortiguar esta crisis con distintas historias y hablando de buenas maniobras presidenciales. Lo cierto es que la crisis se escurre por todos los poros, desde el surrealista discurso de Macri en la apertura de sesiones del Congreso hablando de una Argentina que no existe, hasta la confesión de que su difunto padre, recientemente fallecido, era otro empresario corrupto que pagaba coimas a los K para sobrevivir. Sumemos el posible pedido radical de internas en Cambiemos en las que competirían con Lousteau o de ocupar la candidatura a la vicepresidencia. Hasta hay quienes dicen que si la crisis sigue escalando los radicales estarían más cómodos si Lavagna se presenta…
La crisis abierta es muy profunda. Suritmo depende de la dinámica de las luchas contra este tremendo plan del FMI. Cambiemos que surgió como un nuevo fenómeno político, que vino a ocupar el abandono de importantes sectores de las clases medias a la UCR, trepó a la presidencia como consecuencia de la decadencia K de la mano de un acuerdo de conveniencia con los radicales. Estos encontraron algún respiro a su decadencia y debacle histórica debajo de la cobertura de Cambiemos. La profunda crisis que atraviesa el país amenaza con llevarse puesto al nuevo engendro PRO y a los viejos radicales. Y como cuando un barco se empieza a hundir todos están especulando como salvar la ropa si finalmente se va a pique.
Gustavo Giménez