Los enigmas de Greta (y nuestra hoja de ruta)
Finalmente, el pasado 15M convocó acciones en cientos de ciudades del mundo. Con la denominación general de #ViernesPorFuturo hubo protestas masivas en las calles de Berlín, Bruselas, París, Londres y Munich. Y se repetían en ciudades de Suiza, en Sudáfrica, en Japón y en China. Los organizadores reportaron más de 1.600 ciudades de 105 países: “Huelga por el Clima” o “Huelga climática”. En este artículo avanzamos en seguir discutiendo el tema a partir de las preguntas formuladas por Greta Thunberg, la secundaria sueca iniciadora del movimiento, en una de las influyentes charlas TED. Nuestras opiniones.
La acción internacional del viernes pasado, significó una constatación: por encima de las lógicas desigualdades nacionales o regionales, los sujetos de este proceso son jóvenes muy jóvenes sub-20. En América Latina la iniciativa tuvo un alcance más limitado, pero promete crecer. En nuestro país hubo casi 2000 estudiantes en el Congreso y concentraciones en decenas de ciudades del interior. Es un hecho, que en nuestra región el calentamiento global se combina con las consecuencias del modelo extractivo, y por lo tanto, todavía el alcance por el encubrimiento de partidos tradicionales, burocracias de sindicatos y empresas mediáticas, logra desviar la atención de masas. Pero, se va acumulando conciencia. Nuestro colectivo, la Red Ecosocialista y la juventud del MST, fueron animadores de las protestas en Argentina. En otro orden, la naturaleza política de esta iniciativa se reflejó en las pancartas que se repitieron de país en país registrando consignas tales como “El capitalismo nos roba el futuro”, “No habrá mañanas que recodar si no hacemos algo hoy”, “El problema no es individual, está alimentado por las multinacionales” o las que nosotros levantamos como “No es el clima, sino el sistema” y “No hay planeta B”. Es decir: de conjunto surge un movimiento de lucha internacionalista, de vitalidad creciente y objetivamente anti-sistémico. Ahora bien, pasemos a debatir las preguntas de Greta y otros enigmas.
Ese tren al precipicio llamado calentamiento global ¿por qué no para?
Greta se pregunta por qué se multiplican las emisiones de gases que aumentan el calentamiento global, “¿por qué no paramos?”, dice. Nosotros formulamos una explicación, un planteo. El capitalismo es la causa principal de la destrucción ecológica. Pero, aterrizado, ¿qué es el capitalismo? Un sistema social de producción generalizada de mercancías. Esta definición integra a la vez el salario como forma especial de explotación laboral, y la competencia para el beneficio entre propietarios privados de los medios de producción y la determinación a posteriori de las necesidades humanas mediante el criterio que define el mercado. En esta sociedad las personas asalariadas producen más allá de sus necesidades porque una parte de su tiempo de trabajo sirve para producir la plusvalía para el capitalista. Esta ganancia gratuita que se apropia el patrón no solo sirve para para satisfacer las necesidades del capitalista sino también y sobre todo, para engordar el capital. Así la disputa obliga permanentemente a cada capitalista a bajar sus costos de producción y lo fuerza a aumentar la productividad del trabajo reemplazando a trabajadoras y trabajadores por máquinas; por tanto, a producir más. Así que el capitalismo es intrínsecamente, desarrollista. Al final, la relación entre necesidades humanas y producción se invierte: la segunda crea las primeras. Marx había anticipado esta dinámica, cuando dijo que el capitalismo acaba por “producir por producir, lo que implica también, consumir por consumir”. Por esto, es la lógica de producción bajo el mando del capital lo que consolida una tendencia al hiperconsumismo /sobreproducción que tensiona y destruye el medio ambiente. Su matriz de energía, su combustible es el petróleo y derivados. Base clave del calentamiento global.
Es ahora: ¿cómo dar vuelta todo?
Llegamos al siguiente enigma que consiste en la pregunta de Greta sobre “¿cómo se cambia?”. Y entonces nosotros, ecosocialistas, decimos algunas cosas. Es clave la unidad masiva en las calles y construir puentes hacia toda la juventud e ir hacia la clase obrera, la clase que produce. Porque sin ganar a esa clase para un cambio radical de rumbo, no se cumple la condición necesaria para esa perspectiva: expropiar a los contaminadores y echar a sus representantes políticos, para reorganizar todo sobre nuevas bases. Por ejemplo, en Argentina, Macri es hijo sano de las petroleras y el extractivismo. Pero también el PJ y el kirchnerismo, que antes que este gobierno, consolidaron el control nacional de esas corporaciones del pillaje y la contaminación. No hay estrategia posible de justicia climática y socioambiental efectiva, sin romper con las petroleras, el agronegocio, la megaminería, la cementación y el fracking. Esa alianza criminal de productivistas y fuerzas políticas tradicionales, se ubica en la trinchera opuesta de los que luchamos por otra lógica que garantice supervivencia en condiciones de sostenibilidad. Por eso, en este campo tampoco hay males mayores y menores. Son todos males y hay que desalojarlos del poder.
Estas (sus) reglas no sirven. Rehacer todo, sobre nuevas bases.
Nuestras propuestas son muy simples, urgentes, necesarias y totalmente posibles. En esto, Greta, tiene razón: sobra información y recursos técnicos, no hay más obstáculo que la voluntad política de los que mandan. Proponemos abolir el petróleo como matriz de energía, y reemplazarla por renovables y limpias: eólica, solar, mareomotriz. Pero eso no significa nada si no reducimos la jornada laboral y repartimos el trabajo entre toda la fuerza laboral disponible con un salario equivalente el costo de vida. Entonces: planificamos la producción en base al cálculo de necesidades sociales colectivas, no del beneficio privado de los capitalistas. ¿No es totalmente lógico lo que planteamos? Hacerlo, se puede y reduciría el volumen material de lo producido y con energía limpia. Una primera consecuencia: para concretarlo hay que expropiar a petroleras y hacer lo mismo con los patrones que se nieguen a reducir jornada, planificar socialmente y repartir el trabajo con salario igual al costo de vivir. Complementariamente, necesitamos promover el transporte público eficiente y accesible, vale decir: estatal con control social y entonces, otra vez, la medida se vuelve incompatible con el capital. No hay caso Greta: todos los caminos conducen al anticapitalismo, y por la positiva, a una reorganización (eco) socialista y de democracia obrera, popular, de masas. Luchar por otro mundo posible, sin calentamiento, ni extractivismo, supone lucha por el poder para el 99%. Organicemos la rebeldía en fuerza militante para ese propósito. Esa es la tarea urgente.
Mariano Rosa / Red Ecosocialista