Brasil: Caída en picada. 100 días de gobierno de Bolsonaro
En el primer trimestre del gobierno, Bolsonaro dilapidó su capital. La caída monumental de la imagen del presidente es la muestra que no es lo mismo el discurso que los hechos, el presidente que venía con la tarea de aplicar las reformas al servicio del gran capital, se hunde en su crisis interna y no ha logrado avanzar en consolidar su proyecto. Reproducimos extractos de la declaración de nuestros compañeros de Alternativa Socialista de Brasil, que siguen construyendo al interior del PSOL una alternativa política de izquierda, anticapitalista y socialista, como única garantía para luchar contra la política de este gobierno reaccionario, la falsa oposición y construir y fortalecer una organización al servicio de la clase trabajadora, las mujeres y la juventud. (N. de la R.)
Pasados los 100 primeros días de este gobierno, y aún sin lograr implementar todas las metas de su programa de ataques a los derechos de la clase trabajadora, podemos reafirmar lo que dijimos en nuestro primer artículo después de la toma de posesión de Jair Bolsonaro como presidente: “El proyecto del nuevo presidente y sus aliados, está al servicio de los bancos, de las grandes empresas, del agronegocio, del imperialismo y del fundamentalismo religioso, y el programa que ellos pretenden implementar – y ya vienen implementando – es una verdadera receta para el caos social”.
En otro momento en el mismo artículo, analizábamos que “aunque Bolsonaro fue elegido con el voto de muchos trabajadores y trabajadoras que no veían una alternativa de fondo a ese sistema fallido, y que ya no soportan más las traiciones del PT, eso no significa que “no pueden avanzar, romper con el gobierno en la medida en que perciban que el ex militar trabaja sólo para la burguesía y los poderosos”. Ahí también podemos decir que hemos acertado, pero la verdad es que no esperábamos que eso se diera tan rápidamente. Por lo que apuntan las encuestas de opinión, Bolsonaro es el presidente con la peor evaluación en los primeros meses de gobierno, al menos desde 1985. (…) Sin duda alguna eso indica que tendrá una mayor dificultad en la aplicación de su programa ultraliberal y reaccionario, pero serán las calles y no los institutos de investigación los que deberán dar la última palabra.
Una verdadera guerra contra los trabajadores, el pueblo pobre y la diversidad
(…)La verdad es que el centro del gobierno de Jair Bolsonaro es el Ministerio de Economía, comandado por el “Chicago boy” Paulo Guedes. (…) El aparente “descuido” del presidente con el resto de los ministerios revela que para él poco importa quien comanda educación, derechos humanos o ciencia y tecnología, la regla básica para todas esas áreas son clara: recortes, privatizaciones, ventas, etc.
La caza a las brujas contra lo que llama “ideología de género”, “marxismo cultural” y “adoctrinación izquierdista” sólo sirve para encubrir la falta de un programa concreto para su gobierno, y el poco interés de la gestión en resolver problemas esenciales (…). Para eso, Bolsonaro no tiene ninguna respuesta, y no porque según él, “no habría nacido para ser presidente”, sino porque no es ese su interés, y el pueblo empieza a darse cuenta de ello (…).
Un gobierno sumergido en crisis
Es necesario recordar que los hechos que día tras día siguen golpeando al gobierno Bolsonaro comenzaron antes incluso de su posesión cuando su hijo Flávio Bolsonaro, hoy senador, junto con su asesor Fabrício Queiroz comenzaron a ser investigados por el Consejo de Control de Actividades Financieras por transacciones de más de un millón durante su mandato como diputado estadual en Río de Janeiro. Esta investigación golpeó de lleno la imagen anticorrupción de la familia Bolsonaro y dio inicio al descrédito de la misma.
La primera gran crisis en el gobierno se dio en febrero, (…), cuando el diario Folha de São Paulo divulgó que el PSL, partido del presidente, había usado “candidaturas naranjas”1 para cumplir el cupo obligatorio de mujeres en las listas.(…)
Otro foco de crisis (…) fue el malestar entre Bolsonaro y el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, uno de los principales articuladores de la Reforma Previsional en la Cámara. La pelea se inició por las críticas de Carlos Bolsonaro a Maia, que a su vez reaccionó criticando al gobierno y llegó a decir en una entrevista que Bolsonaro “jugaba a presidir”. (…) Todo esto repercutió en las negociaciones sobre la “Reforma”, y aunque es un problema aparentemente superado, expresa la fragilidad de las relaciones entre el gobierno y el Congreso Nacional, y la propia volatilidad de su base de sustentación.
Por fin tenemos la última caída en el gobierno, la del ministro de educación Ricardo Vélez Rodríguez, que a pesar de la breve administración, probablemente será recordado por sus declaraciones y por la total falta de competencia con el área. (…) Luego de la apertura del año escolar, envió una carta a las escuelas recomendando que los profesores hagan lectura de una declaración saludando “el nuevo Brasil” y cantando el Himno Nacional, esa declaración contenía el lema de campaña de Bolsonaro “Brasil por encima de todo, Dios por encima de todos” un claro atentado a la cultura democrática y laicidad en las escuelas del Estado. Por último, llegó a defender la revisión de los libros didácticos, insinuando que debían traer una relectura del período de la Dictadura Civil-militar (1964-1985), probablemente justificando el golpe y trayendo una versión más amena de los veinte años de total restricción a las libertades democráticas, los derechos humanos y el terrorismo por parte del Estado.(…)
La lucha contra la “Reforma” Previsional debe ser el centro de las próximas movilizaciones
A pesar de toda la fragilidad del gobierno que expusimos en este texto, no debemos olvidar que existe una pauta que une hoy a los diferentes sectores de la burguesía y de las élites, esa pauta es la aprobación de la Reforma Previsional, que busca sanar el falso déficit al bolsillo de la jubilación de trabajadores y trabajadoras. Si bien es cierto que existe una cierta tensión entre los poderes, también es un hecho que cuando se trata de defender sus intereses de clase ellos son capaces de pasar por encima de cualquier conflicto, y por eso no podemos depositar nuestras esperanzas en el Congreso Nacional. Es el pueblo pobre y trabajador unido en las calles que deberá imponer la mayor derrota al gobierno Bolsonaro hasta este momento, enterrando de una vez la “Reforma” y defendiendo el derecho a la jubilación (…).
Sólo ocupando las calles podremos derrotar esa Reforma y todos los ataques del gobierno ultraliberal y reaccionario de Bolsonaro.
Luiz Domingues y Lucas Tiné, Alternativa Socialista
1. Candidaturas falsas para recibir dinero y desviarlo.