Debates feministas de cara al 34º Encuentro. La comisión organizadora, en un cruce de caminos
Desde hace ya varias semanas, un profundo debate cruza toda la preparación del Encuentro que se hará del 12 al 14 de octubre en La Plata. ¿Con qué nombre lo convocamos? ¿Nacional y de mujeres, igual que hace 34 años, o plurinacional y con las disidencias, como en realidad ya lo es? Si en la comisión organizadora no hay acuerdo, ¿dónde y cómo se decide? Algunos sectores, como el PCR, resisten los cambios y además se niegan a resolver los disensos en forma democrática.
La revolución feminista y disidente que venimos protagonizando cuestiona y transforma todos los ámbitos. Si hace rato sepultamos la figura de crimen pasional cuando se trata de femicidio, si generamos la marea verde que no logran frenar, si cuestionamos a todas las instituciones y al sistema capitalista, si hicimos inclusivo hasta el lenguaje, ¿cómo no poder repensar nuestros propios espacios feministas para actualizarlos, mejorarlos y hacerlos más útiles?
En verdad, el Encuentro ya es plurinacional porque hace años participan compañeras de varios otros países y de naciones y pueblos originarios. Y ya es también con las disidencias, porque participamos compañeras lesbianas, bisexuales, trans, travestis y personas no binaries. Lo que corresponde, sin dar más vueltas, es que el nombre reconozca lo que es la realidad viva del Encuentro.
Largos años pelearon las compañeras trans y travestis contra la negativa retrógrada del PCR a incluirlas en los Encuentros. La comisión organizadora (CO) recién las admitió por primera vez en Tucumán 2009. Y recién en San Juan 2013 aceptó abrir el taller Mujeres Trans. O sea, ¿el PCR tardó cinco años para incluirlas con taller propio y ahora, pasados otros seis años, todavía quiere invisibilizarlas en el nombre del Encuentro? ¡Por favor! ¡Cuánta heteronorma binaria!
El debate en la CO
En su último periódico, el PCR afirma: “La CO discutió mucho sobre el tema, y hay un gran consenso para que esa discusión se haga en el propio Encuentro, que lo hagamos entre todas, paciente y democráticamente, generando los consensos necesarios… Un núcleo reducido pretendió montarse en ese debate para cambiar el carácter, primero de la CO y luego del Encuentro. Pretendieron transformar la CO en una asamblea, que vote… que excluya mujeres y que resuelva cambiar el nombre del Encuentro… Quieren un encuentro sectario, reducido a las organizaciones políticas y que excluye a las que piensan diferente” (1).
Es falso que haya “un gran consenso para que esa discusión se haga en el propio Encuentro” versus “un núcleo reducido”: en la CO platense, la mayoría de las agrupaciones y activistas independientes queremos el cambio de nombre ahora. Además, la cuestión ya se debatió en Chaco 2017, en Trelew 2018 y el paro del 8M fue de mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries, expresando el avance del movimiento feminista y disidente, que sabe que la heteronorma binaria es parte de la opresión patriarcal.
También es falso que nosotres queramos “un Encuentro sectario” o “excluir mujeres”: a quienes sí queremos excluir del Encuentro, porque son nuestros enemigos jurados, es a la Iglesia Católica, a los evangelistas y demás sectores anti-derechos.
Esta polémica tiene una explicación política muy simple: si el PCR quiere incluir a esos dinosaurios en el Encuentro, así como el 8M quiso borrar la consigna de aborto legal, es porque se ha aliado electoralmente al PJ clerical y obedece la orden de Cristina de unir los pañuelos verdes a los celestes.
Por el derecho a decidir
Cuando de decidir se trata, para el PCR parece que algunas voces tienen más autoridad que otras. Pero ante un problema, no cabe tergiversar para confundir. Como lo aprendimos al enfrentar al patriarcado, las prácticas “naturalizadas” que parecen inmutables se vuelven obstáculos. En los espacios unitarios el consenso es un buen método… cuando se logra. Pero si tras debatir sigue el disenso, la única salida es utilizar algún mecanismo democrático para decidir. Por ejemplo, el voto.
Como el PCR no acepta eso, maniobra y dilata: “que sea en el Encuentro, con la presencia de miles y miles… que entre todas se discuta y por consenso, se avance en resolver el debate sobre el cambio o no del nombre”. Por cierto, suena bien decir “con miles y miles”… Pero al no concretar cuándo ni cómo se resolvería el debate y repetir por enésima vez lo del consenso, el PCR reitera su burocratismo autoritario: nunca votar y montar algún “aplausómetro” aparateado como suele hacer.
¿Por qué no dice que este debate se decida votando en los talleres, por ejemplo, que según el propio PCR son “el corazón del Encuentro”? ¿Acaso no son la instancia de mayor participación? Es más: ¿por qué no cambiar el nombre del Encuentro ahora en la comisión organizadora y que en octubre esa decisión se refrende o no en los talleres? ¿O tienen miedo de que si los talleres deciden sobre el nombre quizás también quieran decidir la próxima sede, un plan de lucha o lo que sea?
¡Sumate a luchar junto con nosotres por un Encuentro plurinacional, con las disidencias y con derecho a decidir!
Jeanette Cisneros
1. Periódico Hoy Nº 1.762 (10/4/19).