“Argentina está en la cornisa” Macri y el FMI se tienen que ir ya
Lo de la “cornisa” lo acaba de escribir no un periódico trotskista o de izquierda sino el Financial Times, el diario británico preferido por los inversionistas globales. Y en su nota agregó: “Las perspectivas de la reelección de Macri parecen decididamente más débiles y sus funcionarios luchan con poco éxito por contener una inflación récord y una moneda cada vez más volátil… La situación solo va a empeorar si [Macri] no encuentra una manera de avanzar en estos temas”.
Por donde se los mire, todos los datos económicos de la Argentina son de un verdadero descalabro. Si ya según el propio INDEC tenemos un nivel de pobreza que incluye a una persona de cada tres y hubo una inflación del 4,7% en marzo, la reciente escalada del dólar a 47 pesos y el riesgo país por encima de los mil puntos evidencian una situación más que aguda, prácticamente insostenible.
Resulta casi obvio: con una economía en recesión y una deuda pública cuyos pagos de capital e intereses insumirán este año nada menos que 58.720 millones de dólares, los bancos y demás grandes capitalistas, ésos que los analistas burgueses suelen llamar “los mercados”, dudan muchísimo que el gobierno de Macri pueda imponerle al pueblo trabajador un ajuste lo suficientemente duro como para poder pagar. Por eso en vez de invertir se van al dólar, empujando su precio hacia arriba. Y como la deuda es en dólares, recaudar los pesos necesarios para pagar tales compromisos se vuelve cada vez más difícil, por no decir imposible.
En este contexto, la chantada de los “precios esenciales” que anunció Macri no conformó a ninguno de sus dos principales destinatarios: ni a los inversores ni menos aún a la clase trabajadora y al pueblo, que padecemos la malaria en carne propia todos los días. Es que, más que un problema económico, la falta de confianza de unos y de otros es profundamente política. A como vamos Macri perdería las elecciones en octubre y por eso algunos sectores burgueses reactivan el llamado “Plan V”, o sea poner a Vidal a encabezar la pelea presidencial… por supuesto manteniendo el plan de ajuste y sometimiento al FMI.
¿Que se vayan ya o “castigar en octubre”?
El país entero está en un estado asambleario, que abarca desde la mismísima Casa Rosada hasta el último de los hogares en el más pequeño de los pueblos. Todos se preguntan cuál es la salida a esta crisis. Y aquí se abre un debate político clave, con dos alternativas claras: que el gobierno se vaya ahora o “castigarlo en octubre”.
Desde el MST somos categóricos: Macri y el FMI se tienen que ir ya mismo, cuanto antes, ayer. Aunque el kirchnerismo, el PJ y la burocracia sindical obviamente critican al gobierno macrista, su propuesta de salida política es muy diferente a la nuestra, de hecho opuesta: que termine su mandato constitucional y “votar bien” en octubre. Es decir, aguantar seis meses y recién ahí votar a Cristina o al candidato que termine surgiendo de la interna pejotista para que, si gana las elecciones como prevén, ocupe el sillón de Rivadavia en diciembre, dentro de ocho meses…
Esta última variante presenta dos problemas. El primero y fundamental es que cada día que siga en el poder este gobierno de Macri y el FMI significa más hambre, más despidos y suspensiones, más deuda externa y más pobreza y miseria planificada para millones y millones de personas. En concreto, significa 90 despidos en el sector privado por cada día, el cierre de 25 pymes y 82 comercios por cada día, más pibes sin escuela, así como varios muertos por día por desnutrición y ahora hasta por tuberculosis, aparte de un femicidio por día y una muerte por aborto clandestino día por medio. ¿Cuál es la dignidad de aguantar hasta octubre o diciembre una crisis que va de mal en peor? ¿Quién llega a esas fechas y cómo, en qué condiciones? A nuestro modo de ver, por el bien del pueblo trabajador y de nuestro país, este gobierno ajustador y entreguista se debe ir lo antes posible. Desde ya, para echarlo no sirven esos simulacros de paro que hace la burocracia sindical: lo que hace falta acá es un paro general activo y un plan de lucha hasta derrotarlo.
El otro problema, no menor, es que el plan económico que aplicaría un futuro gobierno pejotista no sería muy distinto al actual, en especial respecto de cumplir con las órdenes del FMI. Con tal de no asustar a “los mercados”, así lo viene repitiendo el ex ministro Kicillof en su flamante libro, en sus reuniones con empresarios y en sus declaraciones a la prensa: “No somos anti-empresa ni queremos defaultear la deuda”. Y lo mismo dice Alberto Fernández, ex jefe de gabinete K y hoy vocero de Cristina: “El gobierno que sacó a la Argentina del default fuimos nosotros. Hace unos días hablé con Axel y en la cabeza de nadie se cruza la idea del default. Cristina pagó absolutamente toda la deuda, hasta la del Club de París, que era controvertida”([1]) Entonces, ¿“castigar a este gobierno” para que suba otro que aplique un plan de ajuste similar? No, gracias.
Adelantar las elecciones y que sean a una Constituyente
Frente a la gravedad de la crisis, que recuerda a los meses previos al 2001, la única salida coherente es adelantar las elecciones y que éstas sean a una Asamblea Constituyente libre y soberana para reorganizar el país sobre nuevas bases. Es decir, que el pueblo decida democráticamente y vote diputados y diputadas a una Constituyente para resolver qué plan económico, social y político llevar adelante. Desde el MST, por ejemplo, creemos que un plan alternativo debe incluir medidas básicas de autodefensa nacional como no pagar la deuda externa para volcar esos millones a las prioridades sociales, nacionalizar la banca y el comercio exterior para evitar la fuga de capitales, restatizar las empresas privatizadas de servicios bajo control social, prohibir por ley los despidos y aumentar los sueldos, jubilaciones y planes sociales a un mínimo igual a la canasta familiar e indexados según la inflación. Estas medidas de emergencia las entendemos como un paso hacia un gobierno de las y los trabajadores
Pero aquí no sólo estamos frente a una crisis de magnitud en el terreno económico, sino también ante una crisis de todo el régimen político e institucional. ¿Cómo es esta supuesta democracia, que literalmente significa gobierno del pueblo? ¿Cómo puede ser que un presidente prometa “pobreza cero”, luego haga todo lo contrario, nos hunda y siga allí como si nada? ¿Por qué no hay revocabilidad de los mandatos cuando los políticos incumplen? ¿Quién votó que nos monitoree y nos gobierne el FMI, salvo Macri y sus cómplices? ¿Qué clase de justicia “independiente” es ésta, con jueces que impulsan o frenan las causas según la conveniencia del poder político de turno? ¿Cómo es que los diputados y senadores ganan 15 ó 20 veces el valor de un sueldo promedio? ¿Cómo puede ser que la Oficina Anticorrupción no investigue al gobierno actual? ¿Cómo puede ser que todavía haya un Senado dinosaurio anti-derechos? ¿Cómo puede ser que haya gobernadores feudales que buscan su séptima reelección consecutiva? ¿Cómo puede ser que haya dirigentes sindicales millonarios, traidores y que hace décadas siguen atornillados a sus sillones? ¿Cómo puede ser que la Iglesia Católica siga siendo parte del Estado y éste le siga pagando $ 34.000 millones por año que salen del bolsillo de toda la población? Todo eso también lo podría debatir y resolver una Asamblea Constituyente.
Esto así no va más. No se trata de “golpes” ni de “desestabilizar”. Acá la inestabilidad la provocan estos gobernantes corruptos que se enriquecen ellos y sus empresarios amigos a costillas del esfuerzo obrero y popular e hipotecan el país a corto, mediano y largo plazo. Por eso lo único realmente democrático es la decisión soberana del pueblo. ¡Fuera Macri y el FMI! ¡Adelantar las elecciones y que sean a una Constituyente! ¡Por una salida obrera y popular a la crisis!
Pablo Vasco
[1] Perfil, 26/4/19.