Brasil. Huelga general: permanecer en las calles hasta derrotar al gobierno, sus ajustes y recortes
Después de las jornadas de mayo en defensa de la educación pública y en medio de noticias que apuntan al claro carácter político e ilegalidades de la Operación Lava Jato, las calles de Brasil volvieron a resonar el descontento de la clase trabajadora, estudiantes y disidencias sobre los ajustes, reformas y autoritarismo del gobierno de Bolsonaro.
El 14J las calles de 26 estados y del Distrito Federal fueron tomadas por masivas manifestaciones. Desde la madrugada piquetes estratégicos se realizaron en las puertas de los garajes de servicios de transporte público, donde en 19 capitales se suspendieron totalmente los servicios, o parcialmente a través de bloqueos de las calles.
Filtraciones del Lava Jato
Las jornadas de construcción de esta huelga general también ganaron cierta fuerza durante la última semana por las filtraciones de conversaciones privadas entre fiscales de la Operación Lava Jato y el entonces juez Moro. Fueron publicadas por el sitio The Intercept, mismo portal que junto a Snowden ayudó a divulgar el sistema de espionaje mundial estadounidense, y que pone en duda la imparcialidad y legalidad de la condena del expresidente Lula. Según el equipo del Intercept, la cantidad de materiales con diálogos e intercambio de informaciones ilegales entre el juez y el fiscal Dellganol son mayores que los publicados con Snowden, y que en word colecciona cerca de 1.700 páginas.
Paralizaciones en los sistemas públicos
El sector se adhirió con más peso a la huelga, sin duda fue la administración pública. Profesores y trabajadores de escuelas y universidades, trabajadores del subterráneo, trabajadores públicos, etc., lo que no debe ser evaluado solo desde el punto de vista de una conciencia más «avanzada», sino que se debe pesar también el hecho de que por poseer una mayor estabilidad en sus empleos, tengan mayor facilidad de adherirse a huelgas que los trabajadores del sector privado.
Movilizaciones reprimidas
Otro punto que merece destaque es la fuerte represión enfrentada por el movimiento huelguista. En Río Grande do Sul, fueron más de 70 militantes presos durante el día de la huelga general. La policía actuó con una violencia descabellada contra trabajadores y estudiantes. La represión en Porto Alegre comenzó en la madrugada, cuando manifestantes realizaban piquetes a la entrada de las principales empresas de autobuses de la ciudad, en el intento de impedir la salida de los vehículos. Otros casos de represiones policiales fueron registrados en Río de Janeiro, en Paraíba, donde un policía agredió con un golpe en la cara a un manifestante que estaba participando de piquete en la entrada de una empresa de call center. En la ciudad de Niterói un auto atropelló a estudiantes que estaban bloqueando una calle. También hubo fuerte represión en São Paulo, donde la policía arrestó a unos diez manifestantes que protestaban por la mañana en la Universidad de São Paulo. Entre los presos, están militantes del PSOL. ¡Exigimos la inmediata liberación de todos los presos políticos de la huelga general, abajo de la represión del Estado capitalista y de sus gobiernos!
La única manera de impedir las reformas es permanecer en las calles
Para impedir las tentativas de implementar retrocesos, ajustes y recortes de derechos presentados por Bolsonaro es necesario estar en las calles todos los días dialogando con la clase trabajadora, las mujeres, las juventudes y las disidencias. Nosotres desde la Alternativa Socialista y la Liga Internacional Socialista creemos en la importancia de la lucha unificada entre estudiantes, trabajadores, jubilados y desempleados, y que sólo con esta unidad conseguiremos vencer la crisis de representatividad que gran parte de las centrales sindicales sufren y llevan al pueblo a las calles en la construcción de una gran huelga general de tiempo indeterminado.
Convocamos a toda la clase trabajadora, movimientos feministas, estudantiles y disidentes a no salir de las calles, intensificando nuestras luchas y fortaleciendo acciones organizadas en resistencia a los ajustes promovidos por el gobierno protofascista de la familia Bolsonaro, militares y FMI.
Alternativa Socialista – Brasil