Debate con Michael Löwy El Papa, ¿radical y antisistémico?

Löwy es un reconocido intelectual marxista franco-brasileño. En un reportaje que publicó el diario Página 12 el 9 de julio pasado, elogia ampliamente al Papa Francisco. Por qué creemos que es una postura muy equivocada.

No es la primera vez que Löwy escribe sobre religión judeo-cristiana. Entre otros libros, publicó Redención y utopía: el judaísmo libertario en Europa central (1997), Guerra de dioses: religión y política en América Latina (1999), Sociologías y religión: aproximaciones disidentes (2009) y su flamante Cristianismo de liberación: perspectivas marxistas y ecosocialistas (2019).

Muy cercano al Movimiento Sin Tierra de Brasil y defensor de la teología latinoamericana de la liberación, Löwy se referencia políticamente en el Secretariado Unificado (SU) de la Cuarta Internacional. Por eso en general no sólo se lo considera marxista, sino además trotskista. Pero la estrategia equivocada del SU, que desde hace décadas embellece a las direcciones políticas y movimientos sociales de centroizquierda que terminan siendo funcionales al capitalismo, impregna toda la obra y las posiciones de Löwy.

El problema es que esa ubicación está en las antípodas de todas las enseñanzas de León Trotsky.

Ni radical ni antisistémico: pro-capitalista

“El Papa Francisco, si bien tiene sus raíces en la cultura cristiana de liberación latinoamericana, combinada con la teología católica progresista argentina de la Teología del Pueblo, en un cierto momento va más allá, es más radical, más antisistémico”, le comenta Löwy en su departamento de París a la entrevistadora, Emilce Cuda, teóloga y profesora de la Pontificia Universidad Católica Argentina (UCA).

¿Qué significa antisistémico? Que se opone al sistema capitalista? Porque una cosa es criticar de vez en cuando la pobreza o el dios-dinero, como hacen éste e hicieron muchos otros Papas, y otra, muy distinta, es cuestionar de fondo esa fábrica permanente de pobreza que es el sistema capitalista. No obstante, en su retroceso ideológico y político Löwy no duda: “Laudato Si es una encíclica muy crítica del sistema económico; una crítica radical que va más allá de la Teología del Pueblo; una encíclica antisistémica, incluso anticapitalista, aunque la palabra ‘capitalismo’ no aparece”.

Ahí ya Löwy le erra mal, de manera penosa. El Papa una y otra vez defiende al capitalismo.

En julio de 2014, en el Vaticano, a 500 empresarios de la Unión Internacional Cristiana de Dirigentes de Empresas (UNIAPAC) les dijo: “Las empresas no deben existir para ganar dinero, aunque el dinero sirva para medir su funcionamiento. Las empresas existen para servir… Por eso es urgente recuperar el sentido social de la actividad financiera y bancaria, con la mejor inteligencia e inventiva de los empresarios” (1). ¿Alguien conoce alguna empresa que exista no “para ganar dinero”, sino “para servir”? ¿Alguien conoce algún banquero con “sentido social”?

En mayo de 2017, a obreros de la fábrica Ilva de Génova les dijo: “El empresario conoce a sus trabajadores, trabaja a su lado, con ellos. No olvidemos que el empresario es antes que nada un trabajador. Comparte el cansancio y también las alegrías del trabajo… Cuando tiene que despedir a alguien, siempre es una decisión trágica. Si pudiera, no lo haría… Y criticando a los especuladores y mercenarios, insiste: “Cuando la economía está habitada por empresarios, las empresas son amigas de la gente y también de los pobres” (2). ¿Alguien conoce empresarios “amigos de la gente y de los pobres”?

Y hace pocos días, el diario La Nación comenta: “Francisco se reunió con medio centenar de empresarios petroleros, a los que les pidió el cuidado del medio ambiente” (3). ¿Alguien conoce algún burgués petrolero que “cuide el medio ambiente”? ¡Por favor!

No hay que dejarse engañar: aunque critique algún “exceso” neoliberal, el Papa todos los días trabaja no para derrotar al capitalismo sino por la “paz social”, o sea la conciliación de clases, para que, con alguna reforma parcial, ese sistema injusto por naturaleza siga cumpliendo con su razón de ser: explotar a la clase trabajadora y saquear a los pueblos del mundo entero. Por eso la teóloga católica que entrevista a Löwy se da el lujo, por desgracia con razón, de afirmar que él “no está de acuerdo con la idea de que la religión es el baluarte del oscurantismo, tal como lo vieron Marx y Engels”.

Por nuestra parte, y siempre respetando la libertad de cultos, seguimos sosteniendo con Marx y Engels que “la religión es el opio de los pueblos”.

Consecuentemente equivocado, acerca de la salida Löwy plantea que “si en el próximo período histórico la izquierda logra cambiar la correlación de fuerzas, será porque esos militantes, es decir, la gente de las pastorales, de las comunidades de base, los teólogos, van a jugar un papel muy importante. Sin ellos no va a pasar nada”. No negamos que algún sector de ésos juegue algún papel en la lucha social de algún país. Pero aparte de ser falso que “sin ellos no va a pasar nada”, para “cambiar la correlación de fuerzas” habrá que batallar desde la izquierda en favor de la revolución y contra todos los que promueven los pactos de clases, como el Papa y las demás cúpulas religiosas.

Además, el Papa es propatriarcal

Como hombre informado, Löwy no desconoce que su reportaje lo publica un diario de la Argentina, país donde tenemos el orgullo de ser un puntal de la ola feminista y disidente global. Por eso es llamativo que omita toda referencia a la reaccionaria campaña papal contra la “ideología de género”.

Pero desde el MST, Libre Diversidad y Juntas y a la Izquierda jamás vamos a olvidar que a la ley de matrimonio igualitario el Papa Francisco la llamó “campaña del diablo”, que a la ley de identidad de género la llamó “bomba nuclear” que “destruye a la humanidad”, que al derecho al aborto lo llamó “nazis de guante blanco”, que a los padres y madres de niñxs que parezcan ser disidentes sexuales les aconsejó “consultar al psicólogo” como si fueran enfermxs y que el último texto vaticano sobre familia se titula “Varón y hembra los creó”.

En su apología del Papa, Löwy también “olvida” que es el mismo que desprotegió a curas jesuitas ante la represión de la última dictadura militar, el mismo que llamó a la reconciliación con los genocidas y el mismo que protegió conscientemente, incluso creándoles cargos en el Vaticano, a una cantidad de obispos y curas pedófilos de varios países.

En 2020, boicot a la visita papal

El jefe de la Iglesia Católica Apostólica Romana ya lo anunció: “El año próximo me gustaría visitar la Argentina”. Seguramente desde la Curia, el gobierno, los partidos del sistema y otros sectores políticos, sindicales y sociales ya empezarán a preparar las galas de bienvenida y a planificar la invitación a eventos importantes.

Pues bien; coherentes con nuestra trayectoria socialista y anticlerical haremos exactamente lo opuesto: una intensa campaña de agitación nacional convocando a la juventud, lxs trabajadorxs, las mujeres y las disidencias a rechazar su visita y boicotear sus actos. Como parte de nuestro combate político contra este sistema capitalista y patriarcal, seguimos exigiendo la separación de la Iglesia del Estado, la anulación de todos los subsidios estatales a la educación confesional y el juicio y castigo a todos los curas abusadores.

Pablo Vasco

1. En www.gestarnegocios.com, 25/7/14.
2. En www.laprensa.com.ar, 27/5/17.
3. En www.lanacion.com.ar, 7/7/19.